La aprobación de la ley, que había logrado media sanción de la Cámara de Diputados el año pasado y que estaba en peligro de perder estado parlamentario, se dio a poco de que finalice el miércoles 30 de noviembre, por 39 votos a favor y 17 en contra. Queda la duda del veto, pero difícilmente se atreva
En la mañana del jueves último, pocas horas después de esa votación, los trabajadores y trabajadoras del Bauen realizaron una conferencia de prensa donde estuvieron presentes referentes sociales, políticos, cooperativistas, de empresas recuperadas y del sector de la economía social y solidaria.
«Este logro significa demasiado, ojalá que tengamos la victoria completa porque está la duda del veto, pero bueno, el paso más grande se dio y lo hicimos posible entre toda la sociedad. Estamos muy contentos porque este año podemos brindar, no tenemos un desalojo: empezar el año con trabajo y dignidad. No se puede pedir más. Nunca hay que bajar los brazos, lo dice una simple compañera que está luchando hace 14 años”, expresó María Eva Lossada, presidenta de la cooperativa.
Ante la posibilidad de un veto presidencial de la ley, Federico Tonarelli, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA), dijo que están atentos y que se hace un llamado a todas las organizaciones de cooperativismo, mutualismo, de la economía solidaria, política y del mundo gremial a rodear a la cooperativa hoy lunes 5 de diciembre para impedir la posibilidad de veto.
“Luego de casi 14 años, hemos conseguido la tan ansiada expropiación del hotel, lo que es un verdadero triunfo, no sólo de los compañeros que trabajamos en la cooperativa y que sostenemos el hotel durante todos los días del año, sino que esto es un verdadero triunfo del conjunto del movimiento obrero y de todos los trabajadores”, apuntó.
También destaco la ayuda de los compañeros militantes de todos los partidos que se comprometieron con esta causa, ya que sin ese apoyo, jamás podrían haber conseguido este logro.
“No pedíamos la expropiación de manera caprichosa, sino que era el cierre político de un gran conflicto jurídico que tenía, por un lado, el riesgo de los puestos de trabajo, la rifa del patrimonio nacional. Nosotros hemos puesto sobre el tapete la deuda millonaria que el viejo grupo Bauen tenía con el Estado nacional, entonces, defendimos no sólo la cooperativa y nuestros puestos de trabajo, sino también el patrimonio público de todos”, finalizó.
Aludía al grupo empresario que a través de un oscuro entramado se hizo con grandes créditos de la última dictadura para la construcción del moderno hotel en plena avenida Callao, a metros de Corrientes, dinero que nunca devolvió en las cuotas estipuladas.
Los trabajadores, como en tantísimas historias de dignidad recuperada, tomaron las instalaciones y pusieron “al gigante” en movimiento. Era el lugar de alojamiento de la mayoría de los cooperativistas del país en viaje a Buenos Aires, era la sede elegida para todos los encuentros de economía solidaria, era punto de encuentro de las experiencias, era (el noveno piso) sede de debate para quienes querían formar cooperativas porque su patrón los había dejado en la calle. Era… y es. Por siempre, el Bauen, de los trabajadores; y al que no le gusta, “se jode, se jode”, como reza el canto, casi himno, de las recuperadas.
