Inicio Culturales “El rock es más esclavo del mercado que la poesía”

“El rock es más esclavo del mercado que la poesía”

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“El rock es más esclavo del mercado que la poesía”
“La poesía tiene que ver con la libertad total, con esos momentos que te ayudan a seguir viviendo”, señaló

El jueves pasado el autor socializó la obra junto al escritor Normand Argarate y el editor Darío Falconi. En la charla previa habló del maridaje entre música y escritura

“La poesía tiene que ver con la libertad total, con esos momentos que te ayudan a seguir viviendo”, señaló
“La poesía tiene que ver con la libertad total, con esos momentos que te ayudan a seguir viviendo”, señaló

Falta poco para que Gustavo Rovira suba al escenario del Parlamento de los Niños en el Centro Cultural Favio a presentar su primer libro. Y, aunque lo acompañe su familia junto a un buen puñado de amigos, hay algo en su envoltura existencial que pareciera gritar “¡Estoy solo!”.

No se trata en este caso de “la soledad real”, esa máscara de uno mismo mirando el espejo de la nada, sino de lo que siempre pasa con un músico o un poeta antes de entregarse a su público.

Entonces, mientras prendo el grabador y le robo 10 minutos a su previa, me viene a la cabeza una vieja canción de Charly García: “Algo raro me estaba pasando en el hotel/ estaba solo/ tan solo como un hombre a veces debe de estar/ Sabía que casa, mi casa/ estaba lejos, lejos, lejos de todo/ y faltaba poco para subir otra vez a tocar/ Y tal vez no tuve ganas de verlos/ de estar con ustedes/ Y quedé solo en mi cuarto/ leyendo de un ave/ que vuela y no muere”. Además del profundo examen de conciencia y su fabulosa calidad poética, aquellos versos son el ejemplo de una época que hoy parece remota, esa en donde un rock-star leía libros. A tal punto que era difícil decir dónde empezaba una canción y terminaba la literatura. Con esta idea empiezo mi entrevista.

 

Soplando en el viento

-Algunos músicos de rock han publicado libros de poemas, como Bob Dylan (“Tarántula”), Jim Morrison (“American prayer”) o Luis Alberto Spinetta (“Guitarra negra”). ¿Te sentís parte de esa pléyade?

-No sé si parte, pero sí te puedo decir que Spinetta es una de mis principales influencias. Todas sus canciones son poesía pura. Alcanzar ese punto es algo maravilloso y que consiguen muy pocos. Si bien es cierto que algunos poemas míos podrían haber sido transformados en letras, los quise liberar de ese formato. Este libro es eminentemente literario y me llevó mucho tiempo de armado.

-¿Cuánto?

– El poema más antiguo y que de algún modo abre el libro fue un segundo premio de la SADE en 2002; y el último es de 2012. O sea que fueron 10 años en los que estuve corrigiendo y pasando en limpio. En esa tarea me ayudó muchísimo Normand Argarate, quien además me escribió el prólogo. Y también mi editor Darío Falconi, de El Mensú. Fue un trabajo muy exhaustivo.

-Pertenecés a una generación que se formó con literatura y rock, ¿cómo ves hoy ese maridaje?

-Se ha perdido completamente. Y se debe a que la música que hoy consumen los adolescentes está vacía de contenido. Ojo, no es que antes fuera muy distinto. Yo me acuerdo de que a los 15 años llevaba los discos de Spinetta a los “asaltos” y tenía que luchar para que me dejaran poner un tema. Pero los chicos de antes escuchaban GIT o Miguel Mateos, mientras que ahora es reguetón o cuarteto. No lo juzgo, es algo que entiendo muy bien porque la moda pesa. Pero quiero creer que en un futuro los chicos van a poder disfrutar de un mensaje más elaborado.

-¿Creés que los músicos de los 80 gozaban de mayor libertad creativa?

-Totalmente. Ellos estaban desprendidos de lo comercial y hacían lo que les venía en gana. Pero en los últimos años eso cambió. Yo mismo, incluso, estuve siendo presa del mercado. Pero ahora estoy volviendo a la vieja concepción de la música, más idealista.

-¿Y a qué se debió ese cambio?

-Creo que tiene que ver con una etapa cumplida, con la edad y la madurez. El disco que estoy armando ahora, por ejemplo, es lo mejor que hice en mi vida. Y no responde a los parámetros de la moda. Estaba buscando un sonido diferente y me abrí, busqué un productor y le liberé mis canciones. Y eso me jugó a favor.

-A tus poemas también los liberaste, ¿no?

-Bueno, no tanto… A pesar de que Normand y Darío me ayudaron mucho, estuve muy encima del libro todo el tiempo. Pero con la literatura es más fácil. Hoy en día, el rock es mucho más esclavo del mercado que la poesía. Acaso porque la poesía tiene que ver con la libertad total, con esos momentos que te ayudan a seguir viviendo. Hoy en rock no podés hacer un tema de 20 minutos como en épocas de Pink Floyd porque no funciona. En ese aspecto, la poesía se le escapa a todo condicionamiento.

Se escucha el ruido del micrófono y Gustavo me dice que tiene que subir al ruedo. Lo saludo con un apretón de manos y le deseo suerte. Cuando tras la ceremonia empieza el recital, además de aquella vieja canción de Charly lo que me pasa por la cabeza es un verso del propio Gustavo: “La rama dirige el concierto del viento”. Y eso pasa en todos los árboles, en todos los espíritus, en todos los escenarios de la tierra.

Iván Wielikosielek
Especial UNVM

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