Desde París escribe Marina Paviolo (*)
Especial para EL DIARIO

Hace un año y medio que estoy en Francia junto a mi marido, Rodrigo Figueroa, y desde hace un año vivimos en París. El viernes estábamos en casa cuando comenzó a correr la noticia. Al comienzo no sabíamos la magnitud y luego vivimos todo a través de la televisión, con mucha angustia.

Por la noche hubo movilización de todas las fuerzas para mantener el orden. Pero hubo mucho caos. Este sábado la ciudad amaneció en silencio. Durante el día, en nuestro barrio (dentro de la Ciudad Universitaria), la vida parece normal. Nosotros fuimos al súper. Todo estaba tranquilo, a pesar de los rumores que hablaban de posibles atentados (este fin de semana, por el “Estado de emergencia”, se suspendieron todos los eventos, los museos, las atracciones turísticas y se cancelaron todos los viajes programados).

El metro y las líneas de colectivos que pasan por el lugar de los atentados no funcionan. El resto empieza a funcionar normalmente, en medio de muchos controles.

Además de la sorpresa y lo terrible de los hechos, lo primero que inquieta es saber si los conocidos estaban a salvo. Toda la gente buscó saber cómo estaban sus contactos. Tenemos amigos argentinos que viven aquí y otros franceses. Por suerte están todos bien. Algunos de ellos suelen concurrir a Petit Cambodge y a Bataclan, que son lugares muy concurridos.

El viernes estaba agradable y había muchísima gente en la calle. Nosotros habíamos decidido no salir, pero habitualmente concurrimos a tomar algún trago a esa zona, y eso provoca mucho miedo.

París sorprende por su diversidad cultural. Personas de diferentes razas y religiones conviven con mucho respeto por sus tradiciones. En cuanto a la seguridad, es enorme la diferencia con las ciudades grandes de Argentina. Salvo algún arrebato, uno puede andar tranquilo, con algunas precauciones en los lugares más turísticos. Esa seguridad se vuelve relativa con esto. Nadie está seguro en ningún lado. A cualquiera le puede pasar.

Este domingo nos íbamos a juntar a almorzar con unos amigos. Le consulté si nos juntabamos igual y me dijeron: “Claro, ellos no nos detendrán”.

(*) Médica especialista en neurología infantil nacida en La Playosa. Realiza en Francia una especialización en enfermedades metabólicas.