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Embarazo y emociones: el instinto maternal “más bien es un mito”

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Embarazo y emociones: el instinto maternal “más bien es un mito”
“En el momento en que la mujer decide tener un hijo, se sugiere que evalúe el sentimiento que le lleva a tomar esa decisión”, señaló Nadia Quevedo (foto ilustrativa, Big Bang News)

La profesional señaló que la presión social hacia las mujeres para ejercer la maternidad sigue siendo un hecho. Confirmó que las emociones de la madre durante el embarazo pueden afectar la salud del bebé

“En el momento en que la mujer decide tener un hijo, se sugiere que evalúe el sentimiento que le lleva a tomar esa decisión”, señaló Nadia Quevedo (foto ilustrativa, Big Bang News)

-¿Qué pueden experimentar las primerizas en términos emocionales?  
-A lo largo del embarazo toda mujer experimenta una gran cantidad de cambios: fisiológicos, biológicos, culturales, sociales, emocionales y psicológicos. Se viven y experimentan un gran número de fantasías, miedos e ideas, como la de si el parto será doloroso, si se será buena madre. Dada la trascendencia que tiene la maternidad para la mujer, su respuesta afectiva es más contundente y, por tanto, requiere de un proceso de adaptación frente a la misma, ya que se modifican en ella su estructura y su proyecto de vida a partir del evento.

El embarazo puede traer muchos cambios emocionales, físicos y sociales para la madre, su pareja y el resto de la familia. Mientras que muchas madres disfrutan en gran medida estos cambios, algunas no comparten estos sentimientos y con frecuencia padecen algún trastorno psicológico que resulta en una grave angustia reactiva a problemas psicológicos, físicos o sociales.

-¿Cómo puede ayudar la psicología a aquellas mujeres que padecen algún tipo de trastorno durante su embarazo?
-Ante todo, es importante mencionar que las posibles dificultades emocionales que la futura mamá pueda atravesar dependerán siempre de múltiples factores, como, por ejemplo, de las características propias de su personalidad. Partiendo de esta idea, consideramos que nuestra disciplina podrá brindar un espacio de escucha, acompañamiento y contención de la mujer, pero el tipo de abordaje que demarcará el futuro tratamiento psicológico dependerá exclusivamente de la singularidad de cada caso y la demanda puntual de la futura mamá.

-¿Las emociones que siente la mamá durante el embarazo pueden afectar la salud del bebé?

-Seguro. El vínculo bebé-madre se inicia ya en el útero y es ahí, en esa etapa tan temprana, cuando se empieza a forjar la personalidad del niño. Tanto si la futura mamá está tranquila como si está preocupada, alegre o triste, el futuro del bebé responde acorde a dicho ánimo y estructura. El estrés o la excitación prolongada en la madre afecta la salud física y mental del bebé en desarrollo, generando con mayor fuerza movimientos en él. La frecuencia de estos movimientos disminuirá cuando la madre se encuentra tranquila, en paz y armonía. Sin embargo, no todas las preocupaciones o angustias vividas por la madre afectaran al bebé y es importante conocerlo. Las emociones que realmente son perjudiciales e influyen negativamente están relacionadas con las que generan perturbación latente, como la muerte de un familiar, una separación, una mala relación de pareja y violencia intrafamiliar, entre otras.

-¿Y puede condicionar su personalidad o su vida en las diferentes etapas de crecimiento, ya sea niñez, adolescencia, etcétera?  
-Claro, es totalmente influyente en el futuro niño que se desarrollará. En este sentido, se entiende que el bebé necesita del adulto de referencia, que desde su propia complejidad psíquica le ofrezca cuidados y sea agente productor de su constitución psíquica, es decir, que ese niño necesita ser pensado e imaginado por su padres, necesita de un primer tiempo de apego donde quien ejerza la función materna implante en su psiquismo significaciones, dando sentido a sus vivencias y emociones.

-En casi todas las sociedades la mujer es “educada” para ser mamá. Esa especie de presión, por así decirlo, ¿también juega un rol durante el embarazo?
-La presión social hacia las mujeres para ejercer la maternidad sigue siendo un hecho. Las mujeres que han tomado la decisión de no serlo (o que no es una de sus prioridades en la vida), suelen ser consideradas “raras”. La maternidad está todavía lejos de ser una elección completamente libre a los ojos sociales. Cuando una mujer no quiere ser madre, esto puede resultar una fuente de sufrimiento: sufrimiento por el ataque social que cuestiona y juzga las decisiones.

-¿Qué podemos hacer entonces, como sociedad, para revertir esa situación?
-De algún modo, esta pregunta nos remite a la cuestión de si es cierta o no la existencia o la veracidad del instinto maternal, lo que más bien se constituye en un mito, ya que mas allá de ello, está la cuestión del deseo. Hay muchas y miles de razones para desear o no ser madre, pero en ningún caso viene prefijado.

La presión social se inicia en muchos casos desde la infancia, cuando muchos elementos, como los juguetes o los juegos, bombardean a las niñas con la idea de ser madres. Posteriormente, cuando se alcanza determinada edad, la presión del entorno se acrecienta con las preguntas y comentarios.

Por eso, en el momento en que la mujer decide tener un hijo, se sugiere que evalúe el sentimiento que la lleva a tomar esa decisión y valore si tiene más que ver con la presión social que ejercen sobre ella que con su elección personal.

 

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