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“En 2016 casi dejo todo, cambié cuando me aceptaron de un encuentro en Amsterdam”

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“En 2016 casi dejo todo, cambié cuando me aceptaron de un encuentro en Amsterdam”

Entre una rutina laboral más formal, con tareas en la editorial universitaria de Villa María, lleva adelante sus proyectos audiovisuales bajo el seudónimo de Metaplasma, en lo que él define provisoriamente como “un hobbie, porque al no haber trascendencia de la disciplina, es dificultoso el autosustento”. Es muy requerido por bandas locales como la Funky Dealers, pero sus performances en vivo parecen tener alcance y mejor recepción en circuitos alejados de nuestra ciudad. Ha tocado en Amsterdam el año pasado, y fue partícipe de eventos como el Trimarchi, un encuentro internacional de Diseño que se realiza en Argentina

Escribe: José Glanzmann

Las imágenes que se proyectan mientras suenan bandas reconocidas de rock y pop de la ciudad tienen colores y el pulso registrado de Metaplasma, o Sebastián Perotti para los menos cercanos. Se lo puede encuadrar como un amante del diseño gráfico, de los visuales, del sonido trabajado en torno a pequeños detalles y hasta del error, como un conceptualista que busca irrumpir por fuera de los muros de un poblado en confusión adolescente.

Admite que el año pasado estuvo a punto de dejar su actividad como VJ por la falta de respuesta en el público local, pero continuó a partir de una estimulante invitación a un festival en Holanda. Reconoce que en un evento realizado hace quince días atrás en la ciudad había diez personas escuchándolo. Pero no detiene su espíritu emprendedor, sino que contacta, se expande y articula con colegas del país y el mundo.

En su estudio, una habitación de su departamento en el centro de la ciudad, me muestra libros de grupos de diseñadores que luego conoció. Me señala una subtituladora que le obsequió un profesor amigo de la Universidad, y me comenta de sus deseos para el próximo año con su pareja y su pequeño Simón, su primer hijo. 

Se nota en ese reducto, que conjuga la técnica y teoría más dura, con la experimentación y el recuerdo de aquellas primeras pruebas con la compu Commodore  64 que le regaló su padre. Esa infancia y adolescencia entre consolas, vinilos, parecen fueron el caldo de cultivo para formarse como uno de los primeros artistas enfocados en la experiencia electrónica-visual de la ciudad.

Su Currículum laboral marca que trabajó en la Secretaría de Comunicación de la Universidad Nacional de Villa María desde 2007 hasta finales de 2015. Actualmente se desempeña en la Eduvim, en diseño gráfico y animaciones. 

-¿Desde cuándo llevás adelante el proyecto de Metaplasma y cómo definirías  tu actividad?

-Más o menos desde 2007 vengo trabajando con la idea de imagen en tiempo real, que sería como tener TV en tu computadora… se lo denomina «veejing», es como el disc jockey pero en este caso sería como el “video jockey”.

En 2007 toqué por primera vez en un evento en la ciudad, el “Destilarte” con otro seudónimo que no recuerdo bien, pero fue el inicio de Metaplasma. 

El nombre artístico se debe a que entre tantas lecturas, en un libro del semiólogo Roland Barthes hablaba de la definición de metaplasma, y me gustaba mucho ese término.

-¿Con qué instrumentos y tecnologías trabajas?

-Esencialmente hoy en el toque en vivo uso dos softwares, uno para el audio y otro para la imagen. Cada sonido o sample utilizado está enlazado a un elemento «visual». Si suena un tambor, se puede ver «algo». La construcción visual es mía desde cero ya que uso Quartz Composer que es un soft para gráficos en movimiento bajo programación modular. También soporta código o script como Java. Fuera de la compu tengo un procesador de efectos que se llama Kaoss Pad de la marca Korg, después uso un controlador MIDI que envía lo que pulso en el aparato, información a la computadora para después tener un sonido y un elemento en la imagen. Todo eso por supuesto al sonido y pantalla del evento.

Para otros trabajos como animación y mapping utilizo herramientas «softwares» como After Effects, Madmapper, Modul8, etcétera.

-Hacés visuales para varias bandas de rock, ¿cómo es ese vínculo?

-Cuando arranqué con las visuales había un montón de bandas que querían acompañamiento con estas imágenes, creo que una de las primeras fue Sopló el Fantasma allá por 2009. Y después tengo mucha relación con el Fede Lattanzi y la Funky a quienes les hice el logo, y los acompaño en las giras con los audiovisuales.

También van surgiendo trabajos en el diseño de las portadas de los CD como el de Madre Chicha, Un Día Cualquiera, de los solistas Pablo Toranzo o Ariel Rodríguez, entre otros más.

¿Y la repercusión en nuestra ciudad cómo fue en estos años? 

-Casi que en mayo de 2016 dejo todo, porque nadie me daba bola con algunas ideas que tenía con el proyecto. Pero había mandado una propuesta para una convocatoria en un evento importante en Amsterdam. Me acuerdo que era un domingo, a la mañana estaba re amargado y había decidido que iba a dejar Metaplasma, y a la tarde andando en el longboard en el Subnivel, miro el celular y me había llegado un e-mail confirmándome para ir a tocar allá. Se trataba de un encuentro de performances audiovisuales, había charlas, gente haciendo mapping y eventos de DJ.

A partir de ese suceso cambié un poco la idea, pero sabiendo que acá la cosa era para algunos grupitos, o como productor de diseño para portadas de CD y similares.

-Entonces en Villa María ¿no está del todo instalado el consumo de estas performances audiovisuales?

-No, ni siquiera para los que me ayudan a organizar un evento. O sea, sí hago mucha intervención de VJ para bandas, como la Funky Dealers, ahora para una banda como Un Día Cualquiera, el problema es que no toco mi música ni mi set en vivo acá en la ciudad porque casi no hay público.

-¿Se podría pensar en una “formación” o talleres para chicos y chicas como VJ?

-Pienso que sí, creo que sacaría de varios problemas a los pibes. Un amigo diseñador que se fue a vivir a Australia me comentaba… vos, Meta, tenés que darte cuenta que mucha gente se comunica con memes, que es algo supersimple con imagen y dos palabras. La gente realmente expresaba grandes ideas con esos memes. Entonces si el promedio de la gente que no tiene especialización en la imagen trabaja o se expresa así, debe ser porque hay una evolución grande de la especie.

-Una cronología del artista visual “anfibio”.

-De chico mi viejo me compró una Commodore 64, una computadora muy precaria, y con nueve años arranqué a jugar y a “programar” algunas cositas, buscaba unos códigos de programación en el manual y hacía unas líneas de colores para que se vieran en la tele. Después más de adolescente jugaba a hacer programas de radio e intentaba hacer de disc jockey en el salón de mi viejo, también jugábamos con mi amigo de esa época, Cristian Kamiensky, con quien nos pasábamos vinilos de AC/DC y probábamos con música y videos -comenta sobre sus primeras pulsaciones en torno a lo audiovisual-.

Luego, Sebastián se fue a estudiar Diseño Industrial en Córdoba, y después de unos años trabajando en diseño gráfico y marketing en la capital provincial, con la crisis de 2001 implosionando por todos los sectores, tuvo que regresar a nuestra ciudad en busca de algún aire económico.

Reacomodó su vida, con trabajos varios hasta que en el año 2005 decide comenzar una nueva carrera universitaria, la de Diseño y Producción Audiovisual en la UNVM.

“Ya en 2007 empecé a trabajar con visuales, por un amigo que quería hacer algo de eso con una música para Carolina Heredia, entonces mi amigo había preparado unos  videos pero no tenía un software para mezclar en vivo. Entonces un compañero de mi trabajo en la UNVM me compartió un link para descargar un programa, y me puse a investigar sobre el asunto”.

“También conocí por medio de un amigo mucha música experimental y electrónica, que si bien no era comercial, era como muy intelectual digamos. Comencé a escuchar mucho ese tipo de música y varios artistas de Alemania, por ejemplo, que trabajaban las dos cosas, la música y la imagen. Me interesó bastante esa onda y por suerte los pude ver en Córdoba, a dos de ellos allá por 2010”.

“En 2009 cuando comencé a salir de Villa María toqué en Neuquén en un Festival que se llamaba ‘Tratado de integración’ sobre nuevas tendencias en el arte, en donde pude conocer mucha gente grosa de Buenos Aires y otros lados”.

“En 2011 me convocaron para tocar mi set audiovisual en el Trimarchi, un encuentro internacional de Diseño” (N. de la R.: es la convención de diseñadores más grande del mundo, que se ha realizado originalmente en Mar del Plata, e incluyó sedes como Lima o Santiago de Chile).

Proyecciones para 2017

Mandé para las convocatorias de algunos festivales como el de Amsterdam nuevo, Londres y para otro en Atenas, a los que espero respuesta. Igualmente son como una especie de legitimación, porque no te cubren los gastos de traslado ni alojamiento en estas ciudades.

También fui convocado por la Municipalidad de Villa María para lo que sería la próxima edición del Festival “Vive y siente”, en donde compartiría evento con Rayos Láser y Tonolec, si se confirma la fecha.

 

El Colectivo Imaginario

Se trata de otro proyecto de Sebastián junto a Marcos Mossello, que cuenta con algunos invitados para los “toques” en vivo.

“Es como una idea clara, tiene un concepto: que existe toda una manipulación constante en el mundo por personas que son muy poderosas y todos somos muy frágiles a esas maniobras. Y lo buscamos exponer mediante la música que tiende a ser oscura, o Sci Fi, y el agregado de imágenes contundentes de guerras, industrias farmacéuticas, gobernantes, etcétera”, describe.

 

La feria Anfibia, lo artesanal como signo de marca

“Nació con la idea de mi novia que es diseñadora de modas, y con su marca ‘Nómade Nómade’ impulsa y se enfoca en la ropa para diseñadores. Se busca que todo lo que dibujo se transforma en estampa para las prendas, con la premisa de buscar una tendencia u onda con nuestra marca. A partir de esto, surgió la consigna de hacer algo más trascendente, primero fue una pequeña feria en Polaroid, luego se organizó en la plaza Centenario para la época de las fiestas de fin de año, con diseñadores locales que tienen una producción creativa, donde cada uno de los que expone, pongan su toque en la indumentaria o los accesorios que ofrecen al público”.  

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