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“Este enfrentamiento descarnado no nos hace bien”

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“Este enfrentamiento descarnado no nos hace bien”

Nació en Villa María el 10 de abril de 1963. Es abogada y docente. Está en pareja, tiene dos hijos. Desde niña conoció la política a través de su padre, un reconocido referente del Partido Comunista. Comenzó la militancia en los claustros universitarios y en la década del 90 tuvo activa participación en las filas del radicalismo al ingresar al equipo del exintendente Miguel Angel Veglia. Fue asesora letrada del municipio y luego subsecretaria Legal y Técnica hasta diciembre de 1999. Presidió el comité de circuito con el consenso de los diversos sectores y asesoró al bloque de concejales de la UCR. Hoy, alejada de los cargos, sigue siendo una militante

 

Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

emperamental, aguerrida, perseverante. Muy sociable y con una alta carga de energía que contrasta con su pequeña estatura. Apasionada en los debates, audaz, dinámica y de personalidad arrolladora. Silvia Balderramos expresa sus emociones en forma espontánea, lleva en su interior los valores inculcados por su padre al que define como un hombre íntegro. Al hablar de su progenitor su voz se quiebra y deja que las lágrimas se mezclen con el orgullo que siente por su historia familiar y los ideales que aprendió en su hogar.

Ama la política, su profesión de abogada y sueña con un país que le brinde soluciones a los sectores más vulnerables de la sociedad.

-¿Qué análisis hace de la política en general en estos tiempos tan agitados?

-Está un tanto desacreditada, lamentablemente. En virtud de ello es que la gente no quiere incursionar en política, gente muy valiosa que podría aportar muchísimo no quiere saber nada. Muchos jóvenes no participan por esta desacreditación y es una lástima. Porque se pierde el aporte de personas que tienen mucho para dar.

Y no es de ahora, hace tiempo que viene desacreditada.

 

-Usted siempre fue muy idealista, muy apasionada, ¿qué situaciones hoy la enervan?

-Las cosas que me enervan tienen que ver con la injusticia, me duele sobre todo cuando la injusticia afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad. Eso sí me enerva, cuando ocurren esas cosas me enoja y a la vez me duele si están involucrados sectores de mi país que no pueden tener una vida digna, por diferentes razones.

Sí, la injustica me enerva y creo que es una lucha diaria a los fines de revertir esta situación.

 

-¿Actualmente, en el ámbito del comité hay debate, se ponen en discusión diversos temas?

-Sí, hay temas y temas, como todo. Hay temas más picantes que otros (sonríe) y se realizan debates hermosos. Porque de la pluralidad de opiniones, que es muy buena, uno aprende y a veces hasta puede modificar la postura. De eso se trata la riqueza del debate, aprender unos de otros y complementar ideas para resolver temas en que hay que tomar una postura.

Sí, hay debates ricos en el comité.

 

-¿Y en esos debates salta, por momentos, el enfrentamiento que hoy tenemos en la sociedad?

-Son diferentes opiniones que surgen porque no todos tenemos el mismo criterio respecto a un tema. Pero no, enfrentamiento no. Hemos tenido intercambio de opiniones, cada uno expresa su punto de vista y las autoridades dan lugar a eso para que el debate se abra y puedan nutrirse del pensamiento de cada uno de los que concurrimos al comité.

Pero, siempre con respeto.

 

-En el ámbito del comité hay diversas posturas con respecto a Cambiemos, al rol del radicalismo en ese espacio ¿cuál es su punto de vista sobre este aspecto?

-Cambiemos se debatió bastante, la decisión fue tomada a través del congreso partidario como vos sabés. Y bueno, uno siendo orgánico tiene que acatar que esa es la opinión que primó. Eso no quiere decir que todos estuvieran de acuerdo con esa postura, pero la decisión fue tomada y vos la acatás, si sos orgánico.

Se debatió mucho ese tema en el comité, cuando venía el congreso y la toma de decisiones, el argumento fue que se necesitaba ganarle al kirchnerismo y salvar la República.

Hubo gente que estuvo de acuerdo, se votó, ganó esa postura y otra gente que no estuvo de acuerdo. Y actualmente pasa igual, hay gente que está conforme y otra que no.

Porque esperaban que el motor o la máquina de este acuerdo fuera el radicalismo, porque es un partido con más de cien años de historia, con una estructura en cada punto del país, cosa que el PRO no tenía ni lo tiene.

Pero bueno, primó esa decisión.

 

-¿Y qué mirada tiene sobre este tira y afloja que hay en el armado de la lista de legisladores?

-A través de informaciones que nos dan las autoridades, creo que va a ser muy difícil. Porque en definitiva, convengamos, no estamos viendo quiénes van sino cuántos. Obviamente que es complicada la puja y en desmedro del partido. Otrora era distinto, veíamos quienes nos representaban de los cinco o seis lugares, ahora es uno o dos. No es lo mismo.

 

-La llevo por el túnel del tiempo, ¿de qué manera empezó su participación activa en la política?

-En la universidad, cuando cursaba la carrera de Abogacía, en los albores del 83, con el advenimiento de la democracia y en momentos en los que todavía había resabios de esa época oscura y siniestra que fue la dictadura militar.

Esos fueron mis primeros pasos, reuniones con los compañeros de curso, gente de otras universidades, nos iban empapando de las cuestiones que hacían a los estudiantes.

 

-¿En ese momento le gustó la figura de Alfonsín o tenía otras ideas?

-Sí, Alfonsín me gustaba, no obstante yo vengo de una formación en mi casa, con mi padre, distinta. Pero Alfonsín me gustó como nos gustó a la mayoría, él tuvo esa cuestión de llegar a la generalidad de los votantes.

Mis primeras armas fueron en la universidad y después más firmemente en el año 91 ó 92 me convocan de la Municipalidad para colaborar dentro del equipo de Asesoría Letrada. Gustavo Maristany me llamó, que era el asesor letrado.

Estuve unos meses y al poquito tiempo fue designada asesora de letrada. Miguel Veglia me ofreció el cargo y me acuerdo como si fuera hoy.

Me llamó y me dijo: “Mirá yo te voy a pedir una sola cosa, que seas la mitad de honesta de lo que es tu viejo” (se emociona). Eso me marcó y es lo que trato de ser.

 

-¿Fue complicado trabajar con Veglia?, yo la recuerdo muy activa, yendo y viniendo por el municipio, resolviendo problemas

-Miguel fue un hombre honesto, con errores como todos. Era un trabajador incansable, era el primero que llegaba al municipio, permanentemente preocupado por las cuestiones de su ciudad, tenía su temperamento, pero la verdad yo tuve una relación muy linda en todo lo que era el trabajo. El tenía su personalidad fuerte, pero para mí no fue difícil para nada.

Me gustaba el trabajo y eso que seguirle el ritmo a Miguel no era fácil, era todo el día y te llamaba a cualquier hora.

Me gustó trabajar al lado de él y aprendí mucho. Uno sabía que estaba trabajando al lado de una persona honesta.

 

-Silvia, ahora la voy a llevar a un tiempo que seguramente la emociona y es su infancia ¿ qué recuerdos tiene de esa época y de la figura de su padre?

-Tuve una hermosa infancia. Tengo recuerdos de jugar con los chicos del barrio, vivíamos en La Rioja al 731, jugar con todos, de compartir los juguetes. Tengo la idea de las veredas desparejas y mi padre nos había comprado a mí y a mi hermano un triciclo rojo grande (se ríe). Y me acuerdo de estar andando en triciclo con cuatro o cinco arriba. Fueron épocas muy lindas, me acuerdo las Navidades y los Año Nuevos en la casa de mis abuelos paternos, todos los primos juntos, fue muy lindo, muy linda infancia.

 

-¿Era revoltosa?

-Era inquieta (se ríe) y siempre fui sociable. Recuerdo una anécdota que mi padre me contaba. Dice que cuando me llevó el primer día al jardín de tres del Rivadavia, mi maestra fue Marta Poncio y mi padre estaba preocupado por si su primogénita se iba a acostumbrar a ese cambio, si me iba a adaptar y se lo planteaba a Marta.

Marta con esa tranquilidad le dice “mirá”. Yo ya había agarrado un cochecito, le había metido una muñeca adentro y andaba arando por todo el perímetro del jardín (risas).

Amigos, compañeros de escuela, docentes, son recuerdos muy hermosos.

 

-¿Era estudiosa, buena alumna?

-Nunca tuve problemas, sí me acuerdo que en quinto año me llevé Matemática y Física, Dios mío, no era lo mío (se ríe), pero en general no tuve problemas.

 

-Su padre la marcó muchísimo en su formación ¿cuál es la faceta de él que usted destaca?

-(Pausa, se emociona, se le llenan los ojos de lágrimas). Mi padre, busco una palabra para definirlo, mi padre fue un hombre íntegro. El hasta sus últimos momentos fue coherente con sus ideales, con su pensamiento, un padre preocupado siempre por el bienestar de sus hijos, de su familia, de su esposa. (Pausa).

Yo lo solía ver siempre como un hombre comprometido con el otro, sobre todo si el otro se trataba de la parte más vulnerable de la sociedad. Y no solamente se preocupaba por su país sino por el mundo en general.

Siempre fue muy comprometido, absolutamente. Desde que tengo memoria, tengo flashes de cuando era chica, y hasta los últimos momentos de su vida siempre preocupado por el otro.

Y destaco su coherencia y su integridad.

 

-¿Les hablaba de política?

-Permanentemente se hablaba de política en mi casa. Vos prendías la televisión y pasaba tal o cual situación se comentaba. Vos bien sabés que por su militancia fue uno de los tantos detenidos de la dictadura militar.

 

-¿Qué imágenes quedaron en su memoria de ese momento cuando lo detuvieron?

-Antes que naciera yo él había estado detenido dos días. Durante el golpe de 1976, la primera detención de mi padre yo estaba en casa. Recuerdo que había mucho movimiento en casa, me fui hasta el escritorio de él y en el perchero estaba el primer sobretodo que tuvo, ya lo habíamos convencido de que se comprara uno nuevo.

De pronto cuando veo el sobretodo viejo en el perchero ahí supe, ahí me di cuenta que él estaba esperándolos. Podría haberse ido, no quiso.

Rodearon la casa, entraron, arriba el techo, fue otro de los tantos procedimientos que se hicieron en la ciudad y en el país.

No nos permitían sacar a mi hermana chica, que tenía 3 años en ese momento, para que no viera tantas armas por la casa y se lo llevaron.

Y en la segunda detención yo no estaba en casa, estaba en el colegio.

Estaba mi hermano varón más chico, Arnoldo, de 7 años.

 

-¿La segunda detención en qué año fue?

-En 1978, en plena onda del Mundial de Fútbol, te acordás. Mi hermano estaba con un compañerito, y bueno entraron a casa y mi hermano, una criatura, se subió por los techos, se fue hasta la esquina por los techos, previo a llamar a uno de mis tíos para que fuera a la esquina de la Placita.

“Decile a mi papá que no venga porque están los militares en casa”, le dijo a mi tío. Mis padres se habían ido a llevar a mi hermana al jardín del Rivadavia.

Y mi padre volvió a casa y se lo volvieron a llevar. No sabíamos dónde estaba y mi madre con cuatro hijos donde su marido era el único sostén económico, con una entereza, jamás la vi llorar.

Se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana, se vestía y se iba a la Fábrica Militar a preguntar por su marido.

La acompañaban algunos colegas de mi papá que más allá de las diferencias ideológicas la acompañaban por el respeto que le tenían a mi padre, como Ricardo Olcese, nobleza obliga que lo nombre y había otros colegas.

 

-¿Y qué explicación le daban?

-Ninguna, ninguna. Acá no está, nosotros no lo tenemos. Imaginate, levantarse a las cuatro de la mañana para estar a las cinco o seis allá esperando que te atiendan para ver si te decían algo. Uno tenía que pelearla y eso mi madre lo tenía claro.

La cosa que un día nos comunican que estaba en la cárcel y que podíamos ir a verlo. No me acuerdo si fue en la primera o en la segunda de las detenciones.

Me acuerdo que podíamos verlo desde las 8 hasta las 6 de la tarde. Fue la madre de él, mi madre, yo, una prima. Yo era una niña y nunca había entrado a la cárcel.

Recuerdo perfectamente ese día, cómo estaba vestida y recuerdo perfectamente cuando llegamos hasta la puerta donde estaba alojado mi padre con otros tantos.

El ruido de esa puerta ciega cuando corre el pestillo no me lo voy a olvidar nunca.

Y hoy en retrospectiva, lo veo venir (llora), flaco, sin cordones, como si las canas le hubieran aflorado así de una, pero íntegro, con esa integridad que lo caracterizó siempre.

(Pausa). Y estuvimos ahí todo el día y te miento si digo que alguna vez él nos trasladó odio. No, para nada. Todo lo contrario.

Y me acuerdo ir a buscar los alfajores que habíamos llevado y llegaron todos destruidos. No sé que pensaban que tenían los alfajores (se ríe). Yo me preguntaba por qué. Lo que es el ser humano, es capaz de lo mejor y es capaz de lo peor, depende quien.

 

-Al tiempo lo liberaron

-Sí, le avisan a mi madre que quedaba en libertad. Mi madre lo fue a buscar en el auto, tenía que parar a tantas cuadras y todas esas cosas.

Recuerdo que esa noche o la noche siguiente fui al dormitorio de él, hacía frío, entré directamente al dormitorio, se ve que no me escuchó, y él estaba sentado en su cama, mi madre lo estaba fajando y lo vi… El nunca nos había contado lo que había pasado, lo que había sufrido.

Pero te repito nunca nos trasladó un sentimiento de odio. Y eso es lo que mamamos de mi viejo, comandante del barco, honesto, íntegro, con errores, con aciertos, y hoy a la distancia siempre digo que de alguna forma él está. Es tan fuerte, es un hilo conductor que te sostiene, que te sostiene.

Y como corolario te diría que yo y mis hermanos fuimos unos privilegiados, porque la vida nos dio la posibilidad de tener un padre como el que tuvimos (emocionada) y una madre también porque hay que estar sola con cuatro chicos.

Sí, me siento una privilegiada porque después de cinco años que falleció me sigo encontrando con gente que me habla de mi viejo y aun pensando distinto me habla de su honestidad, de su integridad, de lo buena gente y eso supera cualquier riqueza.

 

-¿Ser abogada fue su vocación desde niña?

-Nunca pensé en ser otra cosa. No recuerdo haber querido ser otra cosa. Me gustan otras cosas, a veces veo National Geographic y veo los que estudian para salvar los simios, las jirafas, me encanta, la Antropología me encanta.

Pero como cuestión primera fue la Abogacía, algo natural para mí y mirá que fui a danza, a guitarra (se ríe).

Y no porque mi padre o mi madre me indujeran, no y hoy después de más de treinta años de profesión debo decirte que volvería a elegirla.

 

-¿Qué es lo que le resulta más atractivo de su profesión?

-Esta posibilidad de colaborar para poner las cosas que corresponden en el lugar que corresponden. O que a alguien se le haga justicia. Yo hago mucho proceso de familia y poder aportar en algunas cuestiones que van para conflicto, que no lleguen y si el conflicto está instalado tratar de resolverlo de la mejor manera.

Siempre intentando recomponer una situación y tengo claro que en algunos cuestiones no intervendría, por ejemplo, en casos de violación. No estoy criticando a nadie, es una cuestión de elección.

 

-Silvia, teniendo en cuenta el tipo de proceso que lleva adelante en su profesión ¿aumentó significativamente la violencia social en los últimos años?

-Sí, la violencia se nota en la calle, en la gente, fijate lo que pasa si te demorás en un semáforo, vivimos en una alteración permanente y no nos hace bien a nadie. No nos hace bien como sociedad, tenemos que ver de modificar esa situación.

 

-¿En algún momento se puso a analizar cuáles son las causas de esta alteración cotidiana?

-Entiendo que hay diversas causas, de todo tipo. El mismo sistema nos lleva a estar más agresivos, en general lo digo, de tratar de cumplir con un montón de cosas, ir corriendo por todos lados, la cuestión económica, las preocupaciones de todos los días. Pero no nos hace bien.

 

-Y con respecto a la violencia de género…

-Ese es otro tema muy preocupante, con una escalada terrible en los últimos tiempos. Por suerte se ha ido avanzando gracias a las luchas, la ley de la emergencia, en algunos lugares se avanza más rápido que en otros, es pavoroso ver los números de mujeres muertas en situación de violencia de género. Es muy preocupante.

 

-Parece increíble que en pleno siglo XXI la mujer todavía esté peleando por derechos, ¿usted en alguna etapa de su trayectoria política sintió la presión por ser mujer?

-No, pero eso no quiere decir que no exista. Yo tuve suerte, tuve gente con otro pensamiento más abierto. Pero, existe y es una realidad, nos cuesta el doble. Va cambiando, las mujeres estamos peleando para que así sea, pero sí ocurre, hay presión.

 

-¿Por qué cree que los hombres han tenido ciertas reservas en torno a la ley del 50 y 50 en las listas?

-No sé, los argumentos que usan son varios y normalmente dicen “si tanto pregonan por la igualdad no hace falta una ley”. Podríamos aplicarlos al revés a ese fundamento. Pero, bueno más allá de esos argumentos creo que vamos avanzando las mujeres, es una lucha permanente y así debe ser.

Ni siquiera hablemos de las listas, cuántas mujeres hay que son sostén de familia, y no estoy hablando de feminismo, es una realidad. Cuántas mujeres son jefas de hogar hoy, porque el hombre se quedó sin trabajo o está enfermo, o situaciones en que está la mujer sola y se hace cargo de todos.

 

-De cualquier manera la mentalidad patriarcal es difícil de cambiar

-Muy difícil, es una lucha diaria. Y no hay que dejarla, hemos avanzado gracias a esa lucha y hay que seguir.

 

-¿Tiene aspiraciones de volver a estar en un cargo político?

-Las aspiraciones siempre están, habría que ver llegado el momento si se da. A mí la política me gusta, yo ocupé algunos cargos, llegado el momento lo vería.

 

-¿Ser intendente le pasó alguna vez por los pensamientos?

-Nunca. Soy muy consciente de lo que implica, estuve muchos años al lado de Miguel. No me quitó el sueño nunca esa idea, a mí me gustan más los lugares que me permitan mayor movilidad.

No se me cruzó nunca, debe ser porque al lado Miguel vi todo lo había que posponer, la salud, la vida, todo lo que había que dejar, la familia, los hijos y eso lo pude ver en forma directa.

No es algo que me quite el sueño.

 

-Silvia, ¿qué dijo su padre cuando le contó que iba a trabajar con un radical?

-Mi papá lo conocía a Miguel, tenía muy buen concepto de Miguel y mi padre siempre me dio libertad. Mi padre focalizó, lo mismo que focalicé yo, que Miguel era un hombre honesto.

 

-De ahí en más, el radicalismo fue lo suyo

-Sí, con algunos matices pero sí.

 

-Recuerda las circunstancias de su llegada a la Presidencia del comité de circuito

-Sí, cuando vino la época de recambio de autoridades, se empezaron a tirar nombres, me lo solicitaron, al principio dije que no por varias cuestiones personales y conversando con los diferentes sectores que conformaron las autoridades no hubo problema con mi nombre en el cargo de presidente y allá fui (risas).

 

-¿Qué cosas gratas le dejó y qué cosas ingratas?

(Pausa). No sé si ingratas porque uno cuando está en estas cuestiones sabe que hay momentos mejores y otros no tanto.

Pero hay mucha gente que va al comité, otra que no va y colabora, fue una linda experiencia. Por supuesto no es fácil dejar a todos contentos (risas), se trata de diferentes formas de pensamientos y me gustó.

Tuve mucha colaboración, pudimos hacer refacciones en la casa, el monumento a Alfonsín, el encuentro en el Amerian con cuatrocientas personas, cosas lindas. Había que correr, como todo, y me dejó gratos recuerdos.

 

-Desde esos años con mayor participación a este momento con escasa participación en la interna ¿qué pasó con el partido?

-No es de ahora, el radicalismo viene sufriendo una crisis importante desde hace mucho tiempo. Lamentablemente, eso ha dado lugar a la falta de participación. Tal vez no hemos sabido hacer una autocrítica para que a partir de ahí empezáramos a salir de la situación de crisis.

Creo que hay que llamar a una convocatoria general, a los que se fueron, a los que están enojados, a los que están más o menos enojados, a los que no les gusta algo, hay que hacer una convocatoria y llamar a la participación.

No hay otra forma, hay un lindo grupo de jóvenes trabajando y hay que invitar a los jóvenes en general, son los que vienen, son el futuro.

 

¿Y qué medidas habría que implementar para que el radicalismo vuelva a ser la máquina?

-Por empezar, definir ser la máquina del tren y llamar a una convocatoria general, algunos hablan de reafiliaciones, impulsar la participación, escuchar a las bases, a los militantes, creo que eso es lo que habría que fortalecer.

 

-¿La democracia para afirmarse necesita de partidos fuertes?

-En parte sí. La democracia es una responsabilidad de todos, no solo de los políticos. Los sectores políticos que gobiernan, los que ejercen el control, la oposición, los sectores que no están representados en los legislativos, la sociedad en general, las instituciones en general. La democracia es una responsabilidad de todos.

Y creo que los enfrentamientos descarnados no nos hacen bien porque para sacar el país adelante se necesita de todos y este enfrentamiento no es sano para la democracia ni para nadie.

 

-¿Qué dirigente del radicalismo a nivel nacional ves con futuro?

-Hoy como está la cosa planteada, no sé qué va a pasar. Está todo muy revuelto, hoy a nivel nacional no veo.

 

-¿A nivel provincial?

-Está dividida la cuestión, tenemos a Ramón Mestre, creo que todos se tienen que sentar y tomar decisiones en pos de la UCR. Está Ramón por un lado, Aguad y Negri por otro, está dividida, habrá que ver.

 

-¿A nivel local?

-Hay varios nombres, habría que ver si llegado el momento quieren y el que quiera ser ya debería estar caminando los barrios, estar con la gente.

 

-Hay un tema que se instaló de nuevo: la reforma de la Carta Orgánica, ¿cuál es su opinión?

-Es necesaria, hay institutos que necesitan actualización, faltan algunas reglamentaciones, hace falta aggiornarla a los tiempos que corren pero hay que reformarla fuera de la época electoral.

 

-¿Hace falta la figura del vice intendente?

-En lo personal no creo. No creo que haga falta.

 

-La última, ¿cuál es su sueño?

-Que el país pueda salir adelante, que todos podamos gozar de una vida digna, sobre todo que se resuelvan las situaciones de los sectores más vulnerables.

 

Opiniones

Mauricio Macri

Tiene un rumbo político determinado y pienso que está ajustado a cumplirlo.

 

Juan Schiaretti

Tiene obras hechas, es su segunda experiencia en el cargo, no sé los números de la provincia, tendría que analizarlos.

 

Martín Gill

Es un hombre capacitado, formado, se nota que quiere marcar una diferencia en cuanto a la gestión anterior. Hay algunos temas que están pendientes, desde la UCR se solicitó la Auditoría por un tema de transparencia que es importante, como fue importante la actitud que tomó de mostrar su declaración jurada.

La precarización laboral, es otro tema pendiente de resolver y que espero lo tome.

 

Me gusta

Viajar con mi pareja, las reuniones familiares y con amigos, ver películas.

Me encanta

Todo tipo de reuniones, soy muy sociable.

Me divierte

Todo tipo de reuniones, soy muy sociable.

Me entristece

La falta de solidaridad, el egoísmo.

Me enoja

La injusticia.

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