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Explicaron que el expurgo es habitual

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Explicaron que el expurgo es habitual
Anabella Gill destacó que es muy importante que la biblioteca esté actualizada con material vigente

La bibliotecaria aseguró que se sigue un cuidado proceso de selección para descartar el material que ya no tiene utilidad

Anabella Gill destacó que es muy importante que la biblioteca esté actualizada con material vigente

La bibliotecaria mayor de la Biblioteca Mariano Moreno, Anabella Gill, explicó que el expurgo es parte de la actividad cotidiana de la institución. La aclaración de Gill fue hecha luego de que el lunes algunos ciudadanos observaran que en la biblioteca municipal se habían descartado libros y casettes de videos, a la espera del recolector de residuos.

“Lo importante es que quede claro que el expurgo se hace en todas las bibliotecas organizadas del mundo, no sólo en la Mariano Moreno”, señaló.

“El expurgo es parte de la actividad cotidiana de la biblioteca, no es tirar, sino sacar de la colección el material que ya no tiene utilidad, ya sea porque está desactualizado, porque está en mal estado o porque tiene algún otro problema. Por ejemplo, cuando llevamos a cabo el programa ‘Biblioteca al sol’, a veces los chicos ponen los libros junto a toallas mojadas, el libro se humedece y después de unos días está lleno de hongos, entonces debe descartarse de la colección”, indicó.

“Nosotros tenemos un instructivo para el expurgo y una política de colección, y hay dos bibliotecarias especializadas en chequear el material que es útil y el resto se descarta”, remarcó.

“Nuestra colección se forma por compra y por donaciones. No descartamos donaciones porque es un aporte muy importante para el crecimiento de la colección, nos llegan cosas muy interesantes, pero también nos llega basura, libros deshojados, rotos, desactualizados, que no sirven, lo que quedó descartado el lunes era eso”, afirmó la bibliotecaria.

“El material que está desactualizado se tira porque no le sirve a la biblioteca y no le sirve a nadie, salvo que sea una biblioteca que haga un proceso histórico, por ejemplo, el Instituto Nacional de Geografía, que debe conservar los Atlas. En nuestro caso, somos una biblioteca pública, nuestra colección permanentemente se va actualizando y evaluando para sacar el material desactualizado. Pero hay todo un estudio de obras antes de descartarse”, aclaró.

“Las bibliotecas son dinámicas y atienden la necesidad del usuario, y para nosotros la vigencia del material es muy importante”, añadió.

“Todo lo que es local se conserva, así el libro esté hecho pedazos, y se guarda en el Reservorio ubicado en el tercer piso de la biblioteca. Las obras repetidas van a otra parte que se llama Biblioteca 2, y el material que supera los 100 años se ubica en el Tesoro”, dijo Gill.

“Todo lo que se tira está desactualizado o tiene algún daño físico, ya sea hongos o roturas, nunca se descarta un material por una cuestión ideológica, lo que se tira es porque realmente no sirve. Ese material va a un depósito y después se termina descartando”, aseguró.

“Todas las energías de restauración se ponen en lo que es colección local, porque es un material único e irrepetible que hace a nuestra historia”, sostuvo la bibliotecaria.

“En cuanto a los casettes de videos, algunos estaban rayados, otros deteriorados o las cintas cortadas. Si son grabaciones no originales, no las conservamos. Con eso también descartamos una videocasetera vieja”, admitió.

 

Criterios de descarte

La Biblioteca Mariano Moreno adopta como criterios de descarte, avalados por la Universidad Popular y el Ejecutivo municipal: obras con errores, con saberes obsoletos o desactualizados; obras duplicadas de manera innecesaria; materiales de los cuales existan ediciones más nuevas; obras que posean imágenes o vocabulario inadecuados (para la sección infantil). Materiales que se encuentren mutilados o muy deteriorados, excepto obras de suma importancia que de ninguna manera podrán ser remplazadas por otras; documentos que no hayan sido solicitados en un período de tiempo considerable, por ejemplo, entre tres y cinco años, este criterio no debe ser aplicado a recursos de valor histórico. Materiales que no respondan a la misión, objetivos y propósito de la biblioteca y obras que no respondan a las necesidades de los usuarios.

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