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“Hay una sola grieta, entre explotadores y explotados”

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“Hay una sola grieta, entre explotadores y explotados”


Nació en Villa María el 11 de enero de 1949. Casado, tres hijos, tres nietos. A principios de los años 70 empezó a transitar el camino de la militancia atrapado por la mística del Che y Evita. En 1973 fue delegado gremial de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos, dos años después llegó a conducir ATE Villa María. Durante la dictadura lo echaron del trabajo y se convirtió en uno de los rebeldes que en la clandestinidad armaron Anusate. En 1985 lo reincorporaron a la Fábrica Militar y volvió a su actividad sindical. Fue presidente del cuerpo de delegados, integró el Consejo Directivo provincial de su sindicato, fue uno de los fundadores de la CTA en Córdoba. Candidato a senador del Frepaso, candidato a legislador del Frente Popular en 2015. En julio de este año se jubiló y está participando en la Comisión Normalizadora del Centro Nacional de Jubilados y Pensionados de ATE

cacho-mengarelliEscribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION

“Si el presente es de lucha, el futuro es nuestro”. Che Guevara.  El sueño de la revolución cubana lo dejó atrapado en las diversas sinfonías de la actividad gremial de nuestra provincia. Cacho Mengarelli fue, es y seguirá siendo un luchador sin perder el romanticismo que se refugia en la cuna de los ideales. No es un superhéroe, es un hombre que ha dedicado la mayor parte de su vida a defender los derechos basados en los principios de igualdad, equidad y libertad. No se prendió con la burocracia, aún con miedo, en las épocas negras de nuestra historia, encontró la osadía para seguir haciendo caminos y dejando huella en sus compañeros de batalla. Días atrás obtuvo una mención del Concejo como ciudadano notable. El se muestra agradecido con todos, siente un gran respeto por las opiniones ajenas y una gran devoción por la vida. Fundamentalmente, cree en la fuerza del pueblo y eso lo colma de optimismo.

-Usted que viene de la rebeldía de los años 70, de la lucha en plena dictadura, ¿qué visión tiene sobre el rol que están jugando los sindicatos hoy?

-Siempre hubo conductas duales, algunos son oficialistas siempre, no importa que cambien los gobiernos, y hay otros que reaccionamos frente a ciertas políticas. A mí me gusta la rebeldía que sale a reclamar en el frente de masa, si vamos a la cosa concreta creo que la CGT tendría que jugar un papel más definitivo y no de tanta especulación con el Gobierno. La burocracia siempre hizo eso: especuló con los gobiernos y tiene negocios con los gobiernos, no son los intereses de clase los que defienden. 

A los que nos interesan  los intereses de clase a veces estamos un poco confundidos, y hay que hacer autocrítica porque acá hay una grieta que abrieron entre pobres y contra pobres.  Voy aceptar una sola grieta: entre explotadores y explotados. En el medio hay un montón de explotados que no nos ponemos de acuerdo.

Nos está faltando mucha inteligencia para poder parar esta máquina tremenda de dominación que se viene con el Tratado Transpacífico y con las políticas de ajuste. 

-Un ajuste que golpeó a su gremio ya que empezó con despidos en el Estado

-La tercera reforma del Estado nos estigmatiza, no nos ven como trabajadores del Estado, nos ven como gasto público.

El cuento de los costos laborales, entonces hay que trabajar a mano de obra esclava porque si no no vienen los capitales. Como si la suerte nuestra estuviera a través de los grandes capitales.

El gran empleador es el consumo interno, la pequeña y la mediana empresa.

Estamos planteando que la reparación histórica que le hacen a los jubilados no repara tanto y que la armonización provincial no armoniza tanto, sino que iguala para abajo.

Y por estas cuestiones anduve por la provincia de Entre Ríos, Santa Fe y me encuentro con que la frutilla entra más barata de Paraguay y así pasa con muchas cámaras de comercio que al abrir indiscriminadamente la importación genera una pérdida de la actividad económica y desempleo  y una vez que tenemos el desempleo peleamos a la defensiva.

Nos quieren acorralar en la defensiva.

-Usted mencionó el Tratado Transpacífico, ¿qué le preocupa de ese acuerdo?

 -El Tratado Transpacífico dice que el Estado no puede regular nada,  el Gobierno actual ha decidido ser un país miembro  de este tratado, empresa que se privatiza no puede volver al Estado, eso dice. Ahora ellos examinan para atrás, ellos siempre miran la historia para plantear el futuro, en cambio nosotros a veces no sabemos de dónde venimos y por eso no sabemos adónde vamos.

Diría Omar Zapata, mi compañero de Villa María, la historia es el espejo retrovisor, vos vas manejando y mirás para atrás antes de pasar un camión para que no te lleven puesto, ellos miraron para atrás, vieron que estatizamos las privatizadas. 

Frente a todo eso nosotros estamos frente a un mosaico de visiones y hay que juntar los pedacitos, pero no pensando que los equivocados son los otros, hay que hacerlo desde la autocrítica, pensar qué hicimos mal para no poder mantener la unidad.

Y así está desangrada la sociedad, hay una histeria colectiva que yo creo que la fomentan y en vez de juntar, dispersa.

Y eso para mí es lo más importante a resolver, porque no podemos resolver nada si no tenemos unidad y empujando todos  del mismo carro. 

-Usted habló de la importancia de saber qué nos está pasando

-Sí, porque estamos haciendo bolsa la gallinita de los huevos de oro, que es el consumo interno, porque a un trabajador le dan aumento y no abre una caja en el banco, le compra al nieto, ayuda al hijo, cambia el auto, los trabajadores hacemos andar la plata, no vamos a estudiar la Bolsa como hacen los grandes especuladores que compran y venden acciones se llevan millones de pesos y no pagan ningún impuesto a la ganancia.

Hay que financiar la previsión y de dónde la financiamos para dar el 82% móvil. El 70% de los jubilados nacionales ganan la mínima, no alcanza ni para diez días, y cómo podemos financiarla: si levantamos los aportes patronales al 18% como lo había puesto Perón, el Estado juntaría 30 mil millones de pesos al año, si le ponemos un impuesto al juego o a la renta financiera se podría financiar. Pero no, en las buenas y en las malas los que tenemos que poner siempre somos los trabajadores. Y eso implica la caída del consumo y por ende de la actividad económica.

Los clubes de barrio no van a poder afrontar los gastos y nosotros hablamos de combatir la droga y rompemos la valla protectora que son los clubes de barrio.

Desarticulamos todas las defensas de la sociedad y eso me preocupa.

-Dijo que el sindicalismo tiene que hacer autocrítica, ¿cuáles fueron los errores que se cometieron para que siendo una columna fuerte del país como el movimiento obrero, nosotros sigamos tropezando siempre con la misma piedra?

-¡Qué preguntita!  Nosotros tenemos que aceptar que hay diversidad, no se puede uniformar el pensamiento. Al sindicalismo en vez de representarlo partidariamente, nos tendríamos que unir por nuestra condición de clase. No importa si alguien es K, no K, si es radical, tiene el derecho a militar por su idea política, pero en el sindicato nos tenemos que unir por nuestra identidad de clase.

Por eso, al sindicato lo concibo autónomo del Estado, de los patrones y de los partidos políticos. Aceptamos las ideas, pero lo tiene que conducir la clase. Que vos con los gobiernos tengas acuerdos y desacuerdos, es normal. Frente a lo bueno aplaudo, frente a lo malo critico y si me perjudica me defiendo. El derecho a huelga es para defenderse, está en la Constitución, no estoy hablando de nada que no lo conciba la ley. 

Pero creo que tenemos que hacer más esfuerzos para escucharnos, tener un pensamiento más autónomo, algunos medios también distorsionan, no estoy hablando de los periodistas que son nuestros compañeros.  El mundo es terrible con la explotación, venimos de una gran represión con la tabacal Salta, en el ingenio Ledesma, pero no hace años, hace poquito, y el Mediterráneo como dice Serrat, un mar tan hermoso, hoy es la fosa común de los refugiados. 

Las fuerzas de los imperios que arman las guerras para disputarse la dominación, trato de explicar que estamos en un contexto de inseguridad, de violencia.  Porque la inseguridad no es que te roben un mango, eso es una vertiente, inseguridad era tener miedo a vivir como tuvimos en  el  76, hemos perdido la memoria. En Siria tienen miedo de vivir, en Africa tienen miedo de vivir.

Y uno como veterano se pregunta  ¿qué le dejamos a los que vienen?

-El sindicalismo también está salpicado por la corrupción

-Sí, toda la sociedad argentina  está transversalizada y no apareció ahora, viene de hace mucho tiempo y muchos lo han naturalizado. Creo que al honesto hay que hacerle el justo reconocimiento y al ladrón su justa condena. Hay curas y curas, hay militares y militares, policías y polícias, empresarios y empresarios, toda la sociedad está transversalizada por el bien o por el mal, por los honestos y los corruptos.  No hay un sector que se salve, antes eran menos los corruptos, pero tenían más fuerza que los honestos porque tenían el poder.

Siempre se va hablar de corrupción y ¿qué pasa con la Justicia?   Hasta he visto a tipos tragarse la cana por un juicio mal habido, bien armado para encontrar culpables como los muchachos de Corral de Bustos.  Nosotros los acompañamos siempre y vaya mi homenaje.

El sufrimiento de la gente es algo que no puedo naturalizar y quieren que lo naturalicemos, que pensemos individualmente, pero individualmente no somos nada, cuando nos juntamos somos algo.

En la lucha política uno solo no puede, los Rambos son de ficción (sonríe).

-¿Por qué decidió ser sindicalista?

 -¡Qué linda pregunta! (Pausa).  Ahora lo miro de otra manera pero en su momento, los tipos que me sorprendieron y me llenaron de pasión y mística fueron el Che Guevara, Evita, y después en la década del 70, como dice un amigo mío,  si no sabías quien era Ho Chi Minh (expresidente de Vietnam) no te daba bola ninguna mina (se ríe).  Era una generación muy politizada, Vietnam le había ganado a Norteamérica, veíamos la revolución a la vuelta de la esquina, a hierro a muerte, bueno después con la violencia nos quitaron un sueño.

Los movimientos de liberación que se daban en el mundo influyó sobre una generación que acá vivíamos de golpe en golpe. Elegíamos un presidente y lo volteaban o condicionaban las democracias,  todo eso y en un mundo que se llenó de romanticismo con la revolución cubana nos marcó a muchos.

 Y yo  entré a trabajar a la Fábrica de Pólvoras y si bien había hecho otros trabajos antes, fue el primer lugar de concentración, había como  novecientos trabajadores y eso me cambió.  Y teníamos algunos problemas y pensamos que no podíamos ser espectadores, que había que tomar partido.

Discutíamos con los Alamo, Omar Zapata, Colacho Martín, con tantos compañeros, discutíamos política y en nuestro gremio pudimos conocer a (Héctor) Quagliaro que venía del Rosariazo. 

Era el sindicalismo que se planteaba, no como columna vertebral, sino ser cerebro, cabeza de un movimiento de transformación para que venga una sociedad más justa y equitativa. Esa década del 70 nos marcó profundamente.

El peronismo fue un factor de consciencia de clase de los sectores populares.

-¿Y cuáles fueron sus primeros pasos gremiales?

-Fue un plato (se ríe) yo veía que en la Fábrica a nadie le interesaba el sindicato, estaba un gran hombre, nuestro secretario en ATE  era un buen hombre, honesto, ético y yo quería ser delegado, meterme para pelear algunas cosas reinvindicativas. Y no había forma, a nadie le interesaba, entonces fui a cada compañero y le llevaba una lista para que pusieran que elegían a Cacho Mengarelli como delegado.

Fui  a uno por uno, para que me avalaran con su firma y así fui delegado, prácticamente me voté yo solo porque a los otros les decía “vos tenés que firmar acá” (Risas).  Ellos no me eligieron, yo los elegí a ellos y después me apoyaron, se ve que no hice mal papel porque años después nos quedamos al frente del sindicato con Omar Zapata en el año 75, después vino la dictadura y nos echó a todos.

-Vinieron tiempos muy duros para ustedes…

-Sí, fue terrible, nosotros somos los privilegiados que la podemos contar. Y esto de dudar si son 30 mil u 8 mil los desaparecidos es una cachetada en la cara que me pegan. Nosotros íbamos en la clandestinidad a juntarnos, con mucho miedo, porque éramos humanos, y teníamos miedo, y nos juntábamos con Víctor (De Gennaro), Germán (Abdala) y nos enterábamos que desaparecían compañeros, eso fue terrible. Fue el momento de mayor violencia e inseguridad que vivió el país.

-En esa época fue cuando nació Anusate, hábleme de ese momento tan especial para su gremio.

-En noviembre de 1976, ATE hace un congreso solicitando permiso al ministro de Trabajo de la dictadura, pero autorizan solamente para hablar de Balance, no de Memoria. No se podía discutir política.

Ya en junio de 1976, nos enteramos que Juan Horvath (a cargo de ATE), viajaba a la OIT y allá fueron con el telepostal  Baldassini a decir que en Argentina no se violaban los derechos humanos y fueron armados como CGT, pero la CGT estaba proscripta, entonces la sigla mentirosa significó “Comisión de Gestión y Trabajo”.

Y eso nos reventó, esas diferencias se plantearon en el congreso, queda dividido el gremio y comienzan a intensificarse las cesantías. Y ponían un interventor de la burocracia acordado por los militares.

Y a partir de ahí, éramos los echados por zurdos y nadie te daba laburo. Hacíamos trabajos por cuenta propia para ganarnos la vida, pero nunca me dejé de sentirme trabajador estatal.

-¿Y en medio de todo eso comienzan a juntarse para armar Anusate?

-Sí, con Víctor de Gennaro,  Quagliaro y otros empezamos a tener nuestras reuniones.  Nos armamos en el mismo momento en que secuestraron a las monjas francesas y en ese lugar estuvimos reunidos. Víctor dice “donde ellos plantaron la muerte, nosotros plantamos la vida”.

Era una agrupación nacional con los sentimientos de unidad y solidaridad. Este encuentro en la clandestinidad, algunas reuniones las hacíamos acá, mi viejo había comprado una casa en Villa Nueva, otras en la casa de Quagliaro o en la provincia de Buenos Aires, nosotros soñábamos con la recuperación de la democracia.

La rebeldía se canalizó por Anusate.

-El hecho de la desaparición de las Madres de Plaza de Mayo en la Casa de Nazareth,  en el mismo lugar donde ustedes se reunieron, cómo los impactó.

Nosotros estábamos en una manzana, en un lugar estaba el convento de Nazareth, en otro la capilla de la Santa Cruz, ahí fuimos y comíamos, dormíamos y charlábamos todos ahí adentro. Se salía nada más que para comprar cigarrillos y nosotros decíamos quién nos va a buscar acá.

Víctor que había sido echado del Estado, tenía un quiosco de lata en el que venía diarios y revistas y el domingo entra y nos tira un montón de diarios arriba de la mesa.

Ellos estaban desayunando y yo leyendo el diario y veo una noticia que decía que se había desbaratado una célula sediciosa en el Convento de Nazareth,  el día anterior al que nosotros llegamos ahí.

Nos agarramos un cagazo, yo estaba con Omar Zapata y fue la primera vez que nos pudimos juntar todos y trajimos compañeros de todo el país para hacer la agrupación.

-¿Todos los que estaban en rebelión?

-Sí, nosotros teníamos ganas de salir disparando, pero primó mantener la cohesión para hacer algo que  pensara diferente a la burocracia en nuestro gremio y nos quedamos. Me acuerdo que nos fuimos del convento con Omar, tomamos un taxi hasta Retiro y ahí tomamos el colectivo y veíamos que en cualquier momento paraban el colectivo y nos bajaban.

Y después que salimos de Rosario, ya entrando a la provincia de Córdoba, me salió una exhalación, tiré toneladas de miedo afuera como diciendo bueno si no nos hicieron bolsa hasta aquí, ya no va a pasar nada.

Y ahí empezamos a hablar con Omar, a comentar la experiencia y el operativo en que se llevaron las madres y las monjas. En  ese grupo de las primeras Madres de Plaza de Mayo se infiltró Astiz diciendo que buscaba un hermano desaparecido y las llevaba en su Renault a las casas y estudió todos sus movimientos y el día que decidieron hacer el operativo era un día de reunión de las Madres en el Convento de Nazareth, por eso lo amo a ese lugar, me emociona y todavía sigo yendo.

Algunas de las Madres cuando ven el operativo se meten en la iglesia de la Santa Cruz, quedan como fieles y se salvaron por eso. A las monjas las tiraron en el río y el agua las llevó a las playas de Uruguay y están enterradas en el Convento.

Por eso las libertades públicas y los derechos humanos son vitales para una sociedad sana.

-¿Qué siente cuando hoy escucha hablar de la justicia por mano propia frente a hechos de inseguridad?

-Es ser reaccionario de derecha e ir a los efectos y no a las causas. La causa es la desigualdad social, no digo que la pobreza genera criminales, pero si no hubiera desigualdad social se produciría menos violencia. Hay que dar trabajo, educación y derechos a todos, hay chicos que nacen en la marginalidad y viven toda la vida en la marginalidad y no van a poder salir como el Papa Francisco, la sociedad los abandonó.

También es cierto que tiene que haber un límite, pero la dictadura entendió que los límites tenían que ser demasiados duros, en las fosas comunes se encontraron cuerpos de niños, si fue peligroso y subversivo ser niño en la Argentina, todos los demás somos sobrevivientes.  Por eso memoria, verdad y justicia.

-Hablemos de cuando era niño y vivía en mi barrio (risas).

-Cuántos recuerdos, los bailes del Club Unión, la Escuela Agustín Alvarez, el Comercial, el básquet. Mi infancia fue de felicidad plena, mis padres nunca fueron ricos, pero no me dejaron faltar nada. 

Pero fundamentalmente, no me dejaron faltar cariño. Fue una infancia plena y feliz. La plaza de la iglesia, lo que es ahora el Centro Cultural y la Medioteca era el Mar Rojo, barrio contra barrio.

En esos galpones hoy reciclados íbamos con la gomera a matar ratones (se ríe). En esa zona ferroviaria teníamos la canchita de fúbol, jugábamos en los vagones, mi hermana me bancaba a muerte, mi vieja una persona tan alegre, tan vital, mi viejo muy buen tipo. (Nombra además a varios vecinos amigos que compartieron esos años con él).

-¿Y en su casa se hablaba de política?

-Sí, mi viejo era radical. Yo cuando chico era antiperonista y después cuando entro a la Fábrica y empiezo a conocer a algunos peronistas digo pero “son buena gente” porque a mí me habían enseñado que los peronistas eran lo peor. 

Después entendí que hay muy buena gente en todos los partidos, pero los gestos de solidaridad importantes me los daban estos compañeros que eran peronistas, entonces yo termino votando a Perón en 1973. Por sindicalista me hice peronista, en cambio en esa época por peronista se hacían sindicalistas yo hice el proceso al revés.

Después fui consultando pensadores de la izquierda y así llegamos a esto (se señala a sí mismo) que “mirá lo que quedó” (se ríe).

-¿Y había alguna profesión que hubiera deseado estudiar en su niñez?

-No, la verdad que fui malo como estudiante, era muy travieso y perdí mi tiempo. Entonces mi viejo como tenía que ser me dijo si no querés estudiar, a trabajar. Y me fui a laburar, después que vine de la colimba estudié en la nocturna para terminar la secundaria. Del Comercial me quedaron muchos amigos y los recuerdo siempre.

A algunos no los veo, pero la presencia está, no sé si a vos te pasa, pero las presencias están,  la presencia de mi vieja está. Y es hermoso que pase.

-¿Cuándo le dijo no,  al peronismo?

-No tuve ningún acuerdo con el menemismo, ahí rompo y pido la desafiliación. Fue una traición a la sociedad argentina, Menem, ponerse a disposición del mercado, las privatizaciones y la Fábrica Militar (sujeta a privatización). 

Hoy, hay gente que representa al Gobierno, al PRO,  que tiene buenas actitudes para nosotros, a mí no me gusta bastardear y reconozco que hay gente que ocupa espacios legislativos con buenas actitudes.

Pero a mí me preocupa mucho esto de que el mercado lo resuelve todo, que el Estado no tiene que regular, abrir las importaciones y me preocupa mucho el destino de la Fábrica.

-¿Por qué está preocupado por la Fábrica Militar?

-Porque estamos sin insumos, ahora se abrió una ronda de diálogo, pero yo veo que así como está esto no tiene mucho futuro. Y le pido a los trabajadores que peleemos por la fuente de trabajo porque a Fabricaciones Militares la diezmaron, pero gracias a la fuerza de los trabajadores no la pudieron terminar y se salvaron las fábricas donde hubo peso en  la comunidad, pero nos costaron despidos y retiros voluntarios de los compañeros.

Sufrimos por los compañeros que se fueron y hoy veo que no les organizan trabajo, no compran insumos y entonces no vamos a ser culpables los trabajadores si la llegan a cerrar, por lo tanto estamos advirtiendo a la gente de la política. 

-Volvieron a instalar el debate

-Sí. Hemos llevado la discusión al Concejo, al intendente, a la gente de la sociedad.

No queremos que el día de mañana podamos ser los ñoquis, y mucha gente se va alegrar diciendo están echando ñoquis, pero en realidad es gente que no tiene la culpa de lo que pasa en la Fábrica porque no la conduce.
Pero no tenemos que olvidar que están echando a un tipo que no va a ir más al negocio a comprar ni a la despensa de la esquina y que va a pedir ayuda social, esta historia ya la vivimos en los 90.

Si la Fábrica no se cierra,  que me desmientan.

Dicen que los contratos se firmarían en octubre, que están viniendo síntomas de reactivación, pero bueno. Fundamentalmente le pido a la sociedad que se acuerde qué rol cumplió la Fábrica para el desarrollo de la ciudad.

Es impensable creer que Villa María sería lo mismo sin la Fábrica, fue el primer complejo industrial masivo, todos pasaron por ahí,  generó mano de obra directa e indirecta, está ligada a los destinos de grandeza de la ciudad, en vez de cerrarla tendrían que lograr que vuelva a cumplir ese rol.

-Veinte años de lucha por la Fábrica Militar, parecía que se avanzaba y volvemos de nuevo al principio ¿qué nos pasa a los argentinos?

-Mirá, la confusión es tal, tenemos guerra de pobres contra pobres, la corrupción no hay que buscarla en la gente simple, la corrupción la representó gente de otro espacio social, la corrupción del menemismo que se le instaló a De la Rúa, al kirchnerismo, a todos los gobiernos que vinieron creo que en ellos está la responsabilidad que esta sociedad sea desigual.

Que ahora sea la mano propia la salida a la delincuencia y no darle a los jóvenes oportunidades, futuro y ayudarlos sino estigmatizarlos, así está el mundo. Creo que  va a llevar un tiempo, pero tenemos que creer en nosotros, dejar de mirarnos con suspicacia, el modelo necesita que nos enfrentemos y nosotros el acto de inteligencia que podemos hacer es la unidad para terminar con los males.

Y buscar que paguen más lo que más tienen y tener una militancia permanente.

-Usted tiene su opinión formada sobre la famosa grieta.

Hay una grieta que es para el consumo de los tontos, nos han hecho creer que es una grieta entre pobres, que si sos K o anti K, si sos peronista o si sos del otro, pero la grieta es entre explotador y explotado.

Y como tienen tanto poder los explotadores, los explotados para poder sacar un poquito la cabeza airosa tenemos que juntarnos porque la pelea entre nosotros es funcional al poder dominante y no critico a los otros, empiezo desde la autocrítica. 

La grieta es el decente contra el corrupto, y no eso que todos son corruptos, todos los kirchneristas son malos o todos los radicales son malos. No, yo tengo buena gente referenciada en esos espacios, como están los vivillos de siempre que se prenden y roban para ellos. Pero hay militantes consecuentes con los ideales en todos los espacios y debemos entender que somos distintos y podemos construir en el disenso.

El mundo está muy fragmentado, son políticas del poder.

-¿Por qué la CTA  no pudo lograr ser plenamente reconocida?

-Dependimos de los gobiernos, se dividió la CTA y le dieron una personería precaria a las dos. Pero la que está plenamente reconocida es la CGT. Este es un valor nuevo la libertad sindical y que sean los trabajadores los que elijan, creo que democratizar los espacios es el rol que nos queda.

-¿Qué expectativas tiene para los próximos años?

-No creo que el capitalismo sea la solución de los pueblos. Ellos hacen su fruto en la explotación del hombre por el hombre, tendrá que venir otra cosa. Pero lo primero es lo primero y nosotros debemos tener una propuesta que nos unifique como siempre ha tenido el pueblo argentino en los momentos de crisis.

Es la forma de poner algún tipo de barrera al avance del capitalismo duro, no me gusta la palabra salvaje porque el salvaje es un tipo que se aísla de la sociedad, obtiene de la naturaleza lo que le hace falta y la cuida. Ese es el salvaje. El jodido es el urbano. Por eso si el capitalismo fuera salvaje hasta sería bueno, por eso no me gusta esa palabra, ni recursos humanos.

Somos trabajadores no somos recursos y es peyorativo tratarnos como recurso porque terminamos siendo no renovables.

Somos gente con sentimiento, no somos abstractos.

Volviendo a tu pregunta, creo más en la solidaridad que en el odio, cuando nos metieron el odio nos disgregaron pero con la solidaridad podemos salvarnos. Creo que mi expectativa está en la fuerza de los pueblos.

-Para finalizar ¿tiene algún sueño de aquí en más?

-Vivir muchos años, todo lo que más pueda, me gustaría vivir 250 años, no sé si voy a llegar, pero al sueño lo tengo (risas).

Opiniones

Mauricio Macri

No representa el modelo que yo aspiro. Creo que es el referente de una determinada clase social y el menemismo del nuevo tiempo.

Juan Schiaretti

Con esto de la armonización a los jubilados provinciales, los iguala para abajo. Ganó de forma contundente, reconozco que ganaron las elecciones pero de qué sirvió los votos si les bajó el 82% móvil a los viejos. No es mi modelo tampoco.

Martín Gill

Si yo pudiera tomarme el atrevimiento de pedirle algo al Martín Gill, yo vengo del mundo del trabajo y la Municipalidad está muy precarizada y pediría que lo ponga en la agenda. El Estado no puede ser precarizador porque conque cara le pide a los privados que no lo sean. 

Le pediría a Gill que revea la situación precaria del trabajador municipal.

Me gusta

Leer, el cine, el teatro, compartir momentos con los seres queridos

Me encanta

Nadar, mis hijos, mis nietos, mi señora, mi hermana, me emocionan los buenos compañeros del gremio.

Me divierte

El humor me gusta mucho, lo tengo marcado de mi vieja.

Me entristece

Las pérdidas, la injusticia social.

Me enoja

Las burlas en la política. Me enoja mucho la injusticia, soy un puteador como buen tano, así como me divierto, puteo

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