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Historia de una pasión

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Historia de una pasión
La colección de carteras lleva el nombre de su esposa, Delia Voltarel Cornaglia, por haberlo acompañado durante casi 50 años en esta búsqueda

Miguel Cides formó la única colección de carteras de malla metálica, buscando la cartera de plata que le perdió a su madre cuando tenía 8 años

La colección de carteras lleva el nombre de su esposa, Delia Voltarel Cornaglia, por haberlo acompañado durante casi 50 años
en esta búsqueda

Han pasado casi 70 años desde que Miguel Cides se hiciera la promesa de encontrar la cartera de hilos de plata que le perdió a su mamá. La búsqueda de esa cartera, traída por su abuela materna desde España y heredada por su madre, ha marcado su vida después de que manos anónimas silenciosamente la hurtaran, aprovechando la inocencia de su juego.

La pasión puesta en cumplir con su propósito de regresar esa cartera lo llevó a formar la única colección de carteras de malla metálica de América, que ha sido premiada en cuanta exposición se ha presentado.

“Toda mi vida estuve buscando la cartera de mi mamá y a los 76 años sigo buscándola”, asegura Miguel.

Esa misma pasión lo llevó a convertirse -en paralelo a su profesión- en orfebre de carteras para reparar su colección, cuando es necesario, porque no hay quién conozca la trabajosa técnica de entretejer hilos de metal.

“Las carteras de malla metálica fueron introducidas al país por los inmigrantes que llegaron hasta 1930 aproximadamente, y que venían a trabajar o escapando de las guerras. Desde fines del siglo XIX hasta 1930 fue muy grande el afluente de inmigrantes que tuvimos y a estas carteras las traían como artículo personal, por eso no tuvieron comercialización”, explicó Cides al visitar EL DIARIO.

“Mis abuelos eran españoles y tenían una cartera de plata muy bonita, que quedó para mi mamá. Yo empecé a buscar carteras porque cuando tenía ocho años, jugando en la vereda con un camioncito y esa cartera, alguien pasó y, sabiendo lo que valía, se la llevó. Mi mamá no me retó cuando se lo conté, solo me dijo ‘las cosas de la familia se cuidan’, y eso a mí me marcó muy fuerte”, afirmó.

“Me quedó la idea de que cuando fuera grande y empezara a trabajar, iba a ir a comprarle una cartera igual a mi mamá para reponérsela. Cuando empecé a trabajar, me di cuenta de que no era tan así, que no había dónde comprarlas. Pero esa idea siguió y a cada lugar que iba, preguntaba”, señaló.

“Por mi trabajo vial yo recorrí todas las provincias, porque trabajaba para una empresa constructora de caminos, por eso conocí muchísima gente con la que fui hablando, contándoles, preguntando, y aunque me trasladara, la gente me iba avisando de alguna manera cuando encontraban carteras. Ahí iba yo, siempre con la esperanza de encontrar la cartera de mi mamá, así es la historia de cómo empecé a buscar este tipo de carteras”, recordó Cides.

“Cuando nació mi primera hija, hace 47 años, me avisaron de una cartera, que es la primera de la colección, después siguieron dándome pistas sobre otras, estamos hablando de un momento en el que la comunicación no era tan fluida, era todo de boca en boca”, agregó.

“Los años fueron haciendo que vaya encontrando de a una, y así fui juntándolas, reparándolas y guardándolas. Actualmente tengo cerca de 100 carteras, 80 en exposición y unas 15 o 16 en reparación, estamos hablando de carteras de 130 años, que cuando se dejaban de usar las agarraban los chicos para jugar. Por ese motivo yo también tuve que aprender algo de orfebrería, aunque es casera, ya que no hay quién las arregle, porque no se conoce la técnica o porque lleva mucho tiempo. La gente no se dedica a eso, entonces tuve que convertirme en orfebre de carteras”, subrayó el coleccionista.

 

Las carteras se guardan en una caja de seguridad del Banco de la
Provincia de Buenos Aires y son trasladadas con custodia

De Villa María para el país

“La mayoría de las carteras está fabricada en las aldeas de Europa, los aldeanos las hacían con el material que tenían disponible en el lugar. Hay carteras de bronce, de alpaca, de plata, de acero, de oro y de una aleación de metales preciosos que inventaron los franceses y que se llama Vermelles, que cuando la cartera se mueve cambia de color, como un tornasolado, por la mezcla de metales. En mi colección, que es única en Argentina y en América, ninguna cartera es igual, ni en medida ni en forma”, aseguró Cides.

“Hicimos muchas muestras, al principio era en las escuelas, hasta que llegamos en 2013 a una competencia que se hace en el Museo Dardo Rocha de La Plata, que se llama Súper Colecciones Internacionales, donde participaron 620 expositores de toda América con las más diversas cosas y la única colección de carteras era la nuestra. En esa oportunidad llevé alrededor de 40 carteras y sacamos el segundo premio, detrás de una colección de autos norteamericana”, señaló.

“En 2014 y 2015 volvieron a invitarnos a las exposiciones de La Plata, fuimos con la colección completa y logramos el primer premio. En 2015, además, ganamos todas las menciones, una de ellas fue la del voto de los expositores, que fue unánime. También participé de una competencia de coleccionistas entre Chile y Argentina, que ganamos, y obtuvimos una mención de honor en una competencia internacional de coleccionismo de España”, indicó.

“En cada exposición nos presentamos con un cartel que dice ‘De Villa María para el país’, porque hasta que llegué a esta ciudad venía haciendo las cosas a mí manera, artesanalmente, cortando vidrios y haciendo cuadros, pero acá me encontré con personas que se interesaron mucho en la colección y me ayudaron. Me sugirieron hacer las presentaciones de una forma más cuidada, le dieron delicadeza a la colección y me dieron un impulso para que me presente con lo que tengo. Otra idea de los villamarienses fue buscar la forma para que los no videntes puedan apreciar la colección, en agradecimiento a toda esa atención la presento como ‘De Villa María para el país’”, manifestó Cides.

 

Invaluable

Confiesa que han tratado de comprarle la colección completa, pero asegura que directamente no escucha ofertas.

“Esto para mí es invaluable porque atrás de esto está la búsqueda de la cartera de mi mamá, el dinero no me cambia la vida, lo que me cambiaría la vida es si la encontrara. Yo me acuerdo hasta hoy de esa cartera, sé hasta dónde le faltaban hilos o ganchitos, la medida que tenía y cómo era el pellizco de arriba”, dice con total nostalgia.

“Vivía en plaza Huincul cuando me la robaron y ahí conseguí varias, por eso incentivé la ilusión de encontrarla. Cada vez que me avisaban que en plaza Huincul había una cartera, salía corriendo a buscarla, siempre con la ilusión de que la cartera de mi mamá hubiese dado la vuelta y hubiese quedado allí. Todas estas carteras están porque sigo buscando la otra”, reitera Miguel, antes de prometer, una vez más, que continuará con su cometido.

La colección se mostrará por segunda vez en Villa María, a beneficio de la Fundación Ciclo. La cita será este domingo desde las 17.30, en el Hotel Le Parc.

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