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La Casa Blanca se renueva

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La Casa Blanca se renueva
Desde el club se informó que quedan por delante seis a ocho meses de intenso trabajo

El club comenzó tareas de reconstrucción y renovación total de su campo de juego, incluyendo piso, vestuarios y alambrado olímpico. También se están retirando los añejos eucaliptos que rodeaban el predio albo

Desde el club se informó que quedan por delante seis a ocho meses de intenso trabajo

Escribe Daniel Ceruti

En destacable decisión de la junta interventora que dirige esta etapa de su vida institucional, Playosa Sportivo Club inició las tareas de reconstrucción y renovación total de su campo de deportes (piso, vestuarios y alambrado olímpico), trabajos que los nuevos tiempos y desde hace años definían como absolutamente necesarios.

La casi centenaria entidad (fundada en 1925) fue prácticamente abandonada a su suerte en materia de infraestructura, por falta de gente dispuesta a adoptar actitud de apoyo a la misma, o simplemente por lo que cuesta asumir responsabilidades desprovistas de retribución económica, aspecto que es problemática general en la vida de los pueblos.

Así como en pocos días La Playosa vio desaparecer la antigua estructura del entrañable y añoso cine “Lúxor”, ahora le tocó el turno a la entidad decana del deporte en esta población. La eficaz iniciativa de los directivos conductores (Ríos, Santi y Aimar) de esta instancia normalizadora y hasta la elección de la nueva comisión directiva, determinó afrontar la difícil tarea de propender al fortalecimiento institucional en infraestructura. Para los socios y simpatizantes (viejos y jóvenes) seguidores de la divisa “alba”, queda como expresión de nostalgia, la extracción de los gigantescos árboles que, desde su plantación acaecida en 1945, no dejaron de crecer acompañando simbólicamente las campañas del club; incluso antes de su inscripción en la Liga Villamariense de Fútbol.

El inexorable pasar del tiempo, así como los fortaleció para protegernos en momentos de vendaval o mal tiempo, también los convirtió en elementos de real peligro, como ocurrió en algunas ocasiones con la caída de grandes gajos que ponían en situación lógicamente defensiva y crítica a los habitantes vecinos al campo de juego. Aparte de ello, el sacrificio económico y laboral que requería la poda de sus ramas, cubriendo de suciedad toda la zona contigua al alambrado olímpico.

Quedan por delante seis a ocho meses de intenso trabajo; el municipio sigue colaborando con ayuda económica (suma cercana a los cien mil pesos) y material, con el préstamo de maquinarias dotadas para las tareas de restauración. En este análisis, tampoco puede soslayarse la contribución societaria, que en buen número se integró al padrón institucional facilitando con sus aportes los propósitos de crecimiento aludidos. De tal modo, se vislumbra un panorama de acción que certifica una visión renovadora y de cara a los nuevos tiempos, donde seguramente Playosa Sportivo Club volverá en materia de infraestructura a retomar un sitial de privilegio que nunca debió haber perdido; incluso superando los límites de la exclusiva práctica futbolística y extendiendo (como en épocas lejanas) su accionar hacia una inserción social permanente de la cual siempre fue protagonista activo en la comunidad playosense.

 

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