Adriana Sánchez vive en una humilde casa en el barrio San Martín. Hace un año y medio comenzó una disputa por el terreno, dado que otro vecino se adjudica la posesión. En medio de la pelea judicial, se llevaron la bomba de agua y los caños
Hace 20 años, Adriana Sánchez llegó a la precaria vivienda ubicada en los fondos de un terreno que está en la calle Tucumán al 2400, en el barrio San Martín. En esa oportunidad, pagaba un alquiler a un señor, vecino del lugar, quien le dijo que era el dueño.
Pasó el tiempo y otro inquilino -en el terreno hay varias construcciones precarias- descubrió que quien cobraba mensualmente el alquiler, no era el propietario y de esa manera, dejaron de abonar.
“En ese tiempo fui a la Municipalidad porque no quería dejar de pagar porque sí y me mandaron a hablar con una abogada de apellido Rodrigo. Ella me aconsejó que no pagara más y que si venían a maltratarme o amenazarme, los denunciara”, relató Sánchez a EL DIARIO. El hombre no volvió más.
Así fueron pasando los años y los hijos de Adriana (seis en total) se criaron en la casa, fueron a la escuela del barrio y desarrollaron la vida como una familia más del sector.
“Pero hace más o menos un año y medio, otro vecino, Elvio Bollo, me vino a decir que su mujer, Miriam Deheza, había comprado los derechos de posesión al señor que antes nos cobraba el alquiler y nos pidió que nos fuéramos”, recordó Sánchez.
Otras familias que vivían en el lugar le hicieron caso: una, por una orden de desalojo y la otra, por un supuesto acuerdo económico.
“Yo no me voy, tengo derechos por este terreno”, señaló Sánchez. “Recurrimos a una abogada, Gloria Serangelli, quien encontró la escritura original de este lugar y está a nombre de una persona ya fallecida, de nombre Genaro Rodríguez. Por lo tanto, tengo la certeza de que ni Bollo ni quien antes nos cobraba el alquiler, tienen la propiedad del terreno. Y la posesión tampoco, porque la tengo yo desde hace 20 años y la abogada la está tramitando en Tribunales”, planteó.
Sin agua
Desde que Bollo disputa la posesión del terreno, Adriana Sánchez asegura que no tiene paz. “Siempre viene, por una cosa o por otra, me siento permanentemente amenazada”, dijo.
La situación empeoró cuando días atrás, le robaron la bomba extractora de agua que proveía el líquido y vital elemento para las familias del codiciado terreno. “Hice una denuncia a la Policía y les dije quién había sido. Cuando llegaron los agentes, hablaron con él y finalmente, con los mismos policías de testigo, el propio Bollo me devolvió la bomba”, dijo.
Sin embargo, el problema no se había solucionado. Cuando el esposo de Sánchez quiso instalar nuevamente el instrumento para extraer agua del pozo, no logró su cometido: “Ahí nos dimos cuenta de que también se llevó los caños. No sé cómo vamos a hacer para volver a tener agua en casa”, dijo.
Hoy, viven en esa humilde vivienda de dos habitaciones, el matrimonio y cuatro de los seis hijos. “Todos los que están conmigo estudian, van al primario del barrio o al secundario”, señaló. “Lo único que queremos es que nos escuchen en la Justicia, nosotros somos humildes, pero no tontos. Sólo queremos vivir en paz”, concluyó.
