Inicio Culturales «La religión puede ser una forma de consuelo, pero también hacer a la gente más fuerte»

«La religión puede ser una forma de consuelo, pero también hacer a la gente más fuerte»

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«La religión puede ser una forma de consuelo, pero también hacer a la gente más fuerte»
Jaco van Dormael: “No es una película sobre religión, sino sobre el tema de la dominación”

 Escribe Claudio Minghetti AGENCIA TELAM

Entrevista con el director de uno de los filmes que estrena hoy el complejo SudCinemas

Jaco van Dormael: “No es una película sobre religión, sino sobre el tema de la dominación”

El cineasta belga Jaco van Dormael, que desde 1991 con «La vida es una eterna ilusión» viene dando señales de creatividad y transgresión, estuvo en Buenos Aires para presentar «El nuevísimo Testamento», que propone con humor la idea de que Dios es belga, vulgar y grotesco, y que existe la posibilidad de un nuevo y más «libre» texto sagrado.

El tema de por sí parece polémico, pero van Dormael, que ya relacionó a un empresario divorciado con un joven Down en «El octavo día», y más tarde imaginó a un hombre que a los 180 años de edad puede recordar su vida de diferentes formas, cada una con alternativas modificadas por tomar una u otra decisión («Mr. Nobody»); tanto este filme como el posterior, «Kiss & cry», no se estrenaron en la Argentina.

En «El nuevísimo Testamento» Dios, desprolijo, vive vestido con bata y pantuflas, con su esposa ama de casa y su hija de diez años; escribe, en un archivo kafkiano y con su antigua PC, leyes que incomodan a los seres humanos, hasta que la niña se cansa incluso de sus castigos corporales, y a través de Internet envía a los celulares de todos sus fieles la fecha en que morirán, antes de escapar en busca de seis nuevos apóstoles.

«Hacer cine es como la calesita: a veces sacás la sortija y tenés una vuelta gratis. Después de un fracaso hay que hacer la fila de nuevo», dijo van Dormael, en coincidencia con el estreno del filme protagonizado por Pili Groyne, Benoit Polveerde y Catherine Deneuve, entre otros.

Periodista: -Un puñado de películas diferentes pero con algo en común.

-Jaco van Dormael: cada vez trato de hacer una película que no se parezca en nada a las anteriores, y lo que ocurre finalmente es que se parece, y mucho. Lo que vuelve es que la vida es una historia, y como cineasta que cuento historias el tema me interpela: ¿contar historias no es acaso un consuelo al hecho de que la vida no sea ninguna historia?

-¿Cómo debe leerse esta reflexión?

-¿Acaso no se hacen películas para alinear eventos o acontecimientos que darían sentido a lo que tal vez no lo tenga, y que en consecuencia el único sentido de la vida es estar vivo? Desde «La vida es una eterna ilusión» cuento historias de personas que guionaron sus vidas, y a menudo en verdad estuvieron por afuera porque querían controlarlas demasiado.

-Su anterior «Mr. Nobody» proponía una estructura más compleja. ¿Eso complicó la relación con el público masivo?

-Fue un fracaso planetario total, sin embargo es de la que estoy más orgulloso. Pero también lo estoy de «El nuevísimo..», con una estructura mucho más simple pero exitosa. Suele ocurrir. Es como si yo fuese cocinero en un restaurante y todo el mundo quiere ir porque siempre está lleno, y en otros momentos soy cocinero en uno vacío, al que nadie entra porque siempre está vacío, mientras que hago el mismo tipo de cocina en los dos.

-¿Qué es lo que más le interesa a la hora de proyectar algo?

-La estructura, lo que da más sentido cuando uno trata de hacer películas que sólo hagan preguntas, sin querer dar respuestas. Al estar construidas como un embudo, con la mayoría de las películas uno se pregunta qué va a pasar al final, y si el planeta va a ser salvado o el presidente de los Estados Unidos será asesinado

-Habla de un tipo de estructura.

-En «El nuevísimo testamento» se trata de una estructura episódica, un poco como en «Don Quijote», donde uno no se pregunta qué va a pasar con este personaje al final, si va a encontrar a Dulcinea o no: se está en el presente y eso es lo que da una percepción distinta porque no se está a la espera del final, sino que se está en la intensidad del momento presente: un ejercicio que tiene sentido, si uno llega a hacerlo también en la vida.

-«Mr. Nobody» era un filme acerca de las decisiones, hacer tal o cual cosa, y los destinos alternativos.

-Sí, era así, porque cuando hay una bifurcación se puede lamentar lo que no se vivió, y si en cambio pudo vivir todas las vidas, uno podría darse cuenta que todas tienen algo interesante, porque en todas hay amores, mejores o peores, pero es imposible elegir cuál es la mejor. La teoría de la bifurcación y la inmortalidad de Borges estaban presentes a la hora de escribir aquel guión.

-Se puede sintetizar tu último filme en el temor básico que todos tenemos de la muerte?

-Creo que la religión puede ser, como las historias, una forma de consuelo, pero creo también que puede hacer a la gente más fuerte. Yo tenía un hermano muy creyente y su fuerza era que creía en Dios, mientras que mi fuerza es la duda, lo que me hace más fuerte es no estar seguro de nada. Me gustan las preguntas. Las respuestas nunca duran mucho tiempo, pero las preguntas siguen siendo interesantes: ¿qué hacemos en la Tierra que da vueltas alrededor del Sol?

-Recientemente aseguró que este filme le gustaría al Papa, no al anterior sino a Francisco. ¿Por qué?

-Porque tiene sentido del humor. Francisco aporta a la Iglesia algo que tal vez pueda salvarla: amor, una forma de tolerancia que es realmente amor. En las religiones intolerantes, no veo donde está el amor.

-En ese sentido el Dios de «El nuevísimo…» es, digámoslo así, un sádico.

-Sí, es el dios macho que dice que hay leyes que todos tienen que obedecer porque si no se los va a castigar, mientras que su hija dice que no hay ley, que no va haber castigo, y hagan de su vida lo que quieran hacer, un mensaje mucho más femenino. No es una película sobre la religión, sino sobre la dominación, que existe en la religión, en la política, en las familias, entre hombres y mujeres, y acerca de la liberación gracias a una niña rebelde de diez años.

-¿Le gusta romper reglas?

-Es lo que me hace levantar cada mañana: hacer cine y encontrar nuevas estructuras.

-En el desenlace hay una invasión de emojis (ideogramas usados en mensajes electrónicos), un final naif para una historia con algunas aristas dramáticas.

-Sí, totalmente, como en la vida, una historia muy dura pero, por suerte, con momentos muy divertidos.

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