
En varios puntos de ambas geografías, la precipitación registrada en horas de la mañana de ayer (45 milímetros en poco más de una hora) generó corte de calles y hasta el ingreso del agua en algunas viviendas. Un relato que se reitera cada vez que el cielo nos envía agua

Parece una historia de nunca acabar, que lamentablemente en épocas de verano se ve agravada.
Es lo que sucede en distintos barrios de Villa María y Villa Nueva cada vez que llueve. Al manifestarse la Naturaleza con las gotas que caen desde el cielo, varios problemas se generan en las calles de ambas Villas.
Así quedó evidenciado una vez más en la jornada de ayer. Entre las 10.30 y las 12 se registraron 45 milímetros de lluvia y en diversos puntos de ambas geografías volvió a quedar en evidencia la gran cantidad de obras que son necesarias para evitar esos inconvenientes.

En Villa María se pudieron observar calles cortadas e intransitables para los vehículos, y ni qué hablar para los peatones, el agua ganando muchas arterias e ingresando en algunas viviendas, desagües pluviales que no eran suficientes para apaciguar los efectos del aguacero y el fluido brotando desde las alcantarillas, fueron tan sólo algunas de las escenas que pudieron observarse en diferentes latitudes de la ciudad.

Por negligencia de dos “countrys»
Ayer al mediodía el barrio Ctalamochita de Villa Nueva lucía como un suburbio de Concordia. La lluvia torrencial caída en menos de dos horas había tapado la mayoría de sus calles, metiéndose en los jardines como en épocas de la creciente.
De pronto, Los Robles, Los Lapachos, Los Alerces y Los Cedros, dejaron de ser nombres de calles para convertirse en las ramificaciones de un delta. Y el paisaje de esa súbita Venecia de aguas marrones, hizo estallar el Facebook del barrio.

“El municipio no tiene que permitir la construcción de desagües hacia otra calle más baja sin encauzar correctamente los flujos”, escribió Pablo. “Es que el municipio nunca hizo una obra de desagües hasta el río, habría que reclamarla de nuevo”, respondió Carlos. Y Fernanda agregó que “me cansé de reclamar al municipio por todo: por la basura, el alumbrado, los baldíos y la inundación de las calles. Se me ríen en la cara. ¡Y yo pago los impuestos!”. Por último, el vecino Esteban remarcó que “uno de los problemas más importantes es el de la entrada al country ‘Los Robles’. Y a Valinotto, que es el dueño, no se le exige ninguna obra”.

Lo cierto es que, amén de las quejas inmediatas, “hace más de tres años que las calles están así”, dice Juan Basso, secretario de la Comisión Vecinal entrevistado telefónicamente. “Los vecinos estamos preocupados por los problemas que se generan en el barrio cada vez que llueve. Y no hablo solamente de registros pluviométricos importantes sino ante cualquier lluvia insignificante que deja las calles anegadas haciendo imposible el tránsito.

Eso impide, más de una vez, salir de las viviendas hasta que baje el agua”.
Según Basso, “las calles aledañas al acceso del barrio privado Los Algarrobos y Las Rosas son las que presentan mayores problemas”.

Al consultarle si ya han presentado quejas, el dirigente explicó que “los reclamos por esta situación ya tienen larga data. Hace poco se llevó a cabo una reunión con el secretario de Desarrollo Urbano, Carlos Piccolini, junto a miembros del área de Obras Públicas y los integrantes de la comisión del barrio. Ahí se nos informó que las obras de cordón cuneta serían la solución a este problema, ya que nivelarían las calles para un escurrido rápido de las aguas”.
Y Basso concluyó: “Queremos pedirle al municipio que comience con las obras del cordón cuneta cuánto antes, para que no nos sigamos inundando como cuando viene la crecida”.
