
Todos apuntaron que esto perjudicará a las editoriales nacionales y más pequeñas y consideraron que los precios no van a bajar

Hace apenas días se conoció que el Gobierno nacional adoptó la medida de levantar las restricciones que regían para el ingreso de libros desde el exterior, según dijo el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, con el objetivo de «ofrecerles mayores opciones a los lectores, ampliar la bibliodiversidad y facilitar el intercambio de la industria editorial local con los mercados internacionales”.
Esta decisión, puesta bajo la lupa de los libreros locales, no es una medida positiva, ya que consideran que será en perjuicio de las editoriales nacionales, provinciales o más pequeñas y porque los precios no van a bajar.
Gustavo Caleri, de Librelibro, explicó primero de qué se trataba la restricción que existía, puesto que, “en realidad, la importación de libros nunca estuvo prohibida”.
“La restricción era que aquellos que querían importar más de 500 ejemplares del mismo título, para hacerlo, tenían que imprimir en el país la misma cantidad de libros que importaban”, aclaró Caleri, quien, de todas formas, contó que “hubo editoriales que hicieron convenios con las editoriales españolas y, de esa manera, pudieron seguir importando, y, en ese caso, ellos importaban los títulos de mayor demanda”.
Por ello, si bien afirmó que “es cierto que había títulos que no se encontraban”, la explicación es que eso se debía a que las editoriales decidían ingresar al país lo que más se vendía.

“Esto beneficia a los pulpos de siempre, dos grandes editoriales, porque las editoriales chicas de la Argentina que habían podido empezar a sacar obras se ven perjudicadas”, remarcó Mari, de Expolibro, sobre la medida adoptada días atrás.
“Las editoriales grandes, que son las que controlan todo, imprimen libros de autoayuda solamente, o alguna que otra novelita juvenil, o lo que está de moda ahora, los youtubers, pero lo que realmente se necesita, no lo imprimen”, opinó, y agregó que, “además, ellos tienen una línea definida, que es que el conocimiento tiene que ser caro y lo tienen que pagar, es muy fácil darse cuenta, es algo que está determinado, como que no puede estar al alcance de todos el conocimiento, entonces los libros que son importantes van a ser siempre mucho más caros”.
Por su parte, José, de Amelié, contó que, más allá de existir esa medida, “por lo general es muy raro que pidan libros que no entran; nosotros a lo mejor podíamos tener algo más o menos de demora, pero los libros llegaban, no pasó de tener que decir que tal libro no entra o no lo podemos conseguir”.
Además, sostuvo que ahora, “si bien por un lado va a permitir la accesibilidad a algunos títulos del extranjero que ahora puedan llegar con un poco de mayor facilidad, obviamente que los costos van a ser importantes”.
“Pero, por otro lado, esto atenta contra editoriales argentinas, hay muchas cordobesas que editan textos de autores argentinos y esto va en desmedro de éstas”, subrayó.
Otro de los problemas que esta medida generará, según Caleri, es que “con la importación abierta hay muchos que importan libros de España, pero de saldo, o sea, traen títulos de allá que no se venden, el importador los compra, los mete en la Argentina y, lógicamente, están de saldo y son mucho más baratos, pero no son libros buenos”.
“Estos últimos años hubo una gran cantidad de editoriales independientes que empezó a editar porque podía competir con los costos. Ahora no, una gran editorial ahora va a imprimir en China y el que imprime en la Argentina ya no puede competir”, resaltó Caleri.
Finalmente, sentenció que “esta medida beneficia a las grandes corporaciones, como Planeta, y mata a las editoriales independientes que habían tenido un crecimiento fabuloso estos últimos 10 años”.