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Los lectores también escriben

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Los lectores también escriben

María, alza mis brazos en oración

 En la lectura de la misa del 20 de octubre se lee el pasaje del Antiguo Testamento donde Moisés mantiene sus brazos en alto en la batalla y así vence Israel, mas cuando los baja por el cansancio, el resultado le es adverso… Por ello, sus compañeros le sostienen los brazos hasta la puesta del sol…

Esta imagen de un hombre que alza los brazos a Dios y luego, por el cansancio y el agotamiento, se ve obligado a bajarlos, me ha dejado pensando, Madrecita…

-Los brazos levantados de Moisés son brazos en oración… -me cuentas para que no se me escape ni una sola enseñanza-. De la misma manera, hija mía, Yo sostengo tus brazos suplicantes, en la batalla espiritual de tu alma…

-¿Cómo haces eso, Madre? Es que, a veces, no sé ni cuando he de levantarlos y también, muchas veces, se bajan a mi pesar… A veces la respuesta de Dios se hace esperar, como dice el Evangelio: «Suplica día y noche, el Señor escuchará, aunque haga esperar»… pero en esa espera los brazos se cansan de estar en alto, Madrecita… Los tiempos de Dios no son los nuestros, aunque, sin duda, siempre son mejores, pero reconozco que no siempre sé esperar «esos tiempos»…

-El «levantar tus brazos» es un levantar tu alma en la oración, confiada, constante, serena… Veo que muchas veces no logras descubrir los valiosos tesoros de la oración, por ello la «dejas para más tarde», sin darte cuenta de que la oración ha de preceder todas tus acciones, para que éstas den los frutos que Dios tiene planeado para ellas… En esos días, cuando te sientes demasiado cansada o triste para la oración, Yo sostengo tus brazos para que no se cansen, Yo suplico por ti cuando ya no puedes, cuando tus labios no pueden pronunciar palabra Yo pido por ti, en tu nombre, así no sólo tus brazos estarán altos, sino más altos… ¿comprendes, hija?

Qué hermoso es sentir que sostienes mis brazos, María, y qué lindo eso de que no sólo haces que estén altos, sino más altos…

Oración perseverante y brazos levantados… oración confiada y unas manos purísimas sosteniendo mis brazos para que no se fatiguen, para que lleguen más alto, para que lleguen con su súplica al Corazón de Jesús, perfumados por tus manos, María…

Gracias, Madre, por enseñarme a descubrirte en cada palabra de la Santa Misa, como Madre y Maestra… como Madre no quieres que tus hijos erremos el camino, como Maestra sabia nos haces ver tanta sabiduría escondida…

Hoy alzo mis brazos al cielo en agradecimiento, en súplica, sabiendo, confiada, que unas manos purísimas y amadas los sostendrán, para que no me canse, para que ansíe alturas mayores, alturas a las que sólo puedes acercarme tú, Señora mía y Madre mía…

María Susana Ratero

 

La confianza de un joven honrado

 En un acto litúrgico, en el banco delante, había solo un joven alto y fuerte, de esos que da la impresión de que cada vez se ven menos en las iglesias. A su derecha estaba una de las puertas de entrada y salida al templo.

En el momento en que el sacerdote dio la comunión, se acercó al altar dejando su móvil y algunos otros objetos personales en el banco. Me extrañó y me hizo pensar en la confianza que depositó en los que estábamos detrás, en unos tiempos de sospechas.

En mi entorno he visto en servicios cómo aseguran los rollos de papel higiénico con candados para que no se los lleven o bicicletas protegidas a las farolas y a los árboles con cadenas en su rueda trasera, algunas sin poder evitar que se llevaran las delanteras; los carritos de reparto de los mensajeros de publicidad también atados con cadenas para impedir que se los lleven al buzonear en los portales; en las obras, fuera de las horas laborales, sin vigilantes suficientes, elevan con las grúas las hormigoneras y otras herramientas de construcción como medida de seguridad.

Todo eso y más como síntomas de desconfianza en nuestros prójimos, en la tan deseada libertad democrática. Puertas de los domicilios privados, que antes se dejaban abiertas y después se cambiaron por otras blindadas y con sistemas de alarma.

No sólo los bienes materiales están más inseguros, sino que se ha desvalorizado a la propia vida. Porque se desprecia la experiencia de la vejez, se practican cientos de miles de abortos cada año y se tiran niños a la basura.

En muchos ayuntamientos españoles han entrado nuevos concejales con una actitud contraria a los consejos evangélicos. Han juzgado, han condenado y no perdonan a los que les han precedido.

Entre sus primeras acciones están las de cambiar nombres de las calles por otros personajes con menos méritos e historiales discutibles, suprimir símbolos y actos religiosos en fiestas tradicionales y manipular la historia.

Que ese joven, al acercarse al altar, confiara en que los que estábamos allí practicábamos el séptimo mandamiento, “No robarás”, me hizo pensar en lo distinta que sería la sociedad y en los muchos tratados de Derecho Penal, abogados, jueces y empresas de seguridad privada que serían innecesarios, si en la convivencia existiera esa confianza que nos manifestó.

Ricardo Gutiérrez
DNI: 6.114.861

 

Por una Argentina sin Chagas

Este viernes el es el Día Nacional por una Argentina sin Chagas (último viernes de agosto de cada año), según el artículo «que fue establecido por una ley del Congreso que fue sancionada el año pasado y hay actividades científicas y comunitarias para concientizar sobre la existencia de la infección».

El año pasado, Médicos del Mundo y Boston Scientific concretaron la primera app realizada bajo un proyecto de RSE de Argentina: Monster Fix, un proyecto destinado al trabajo frente al Chagas. Se concretaron exitosamente las intervenciones para la implantación de tres desfibriladores.

Esta misma acción se lanzará este año en toda América Latina. Aquí compartimos las historias.

La alianza de una ONG que combate el Chagas, una empresa que desarrolla, fabrica y comercializa dispositivos médicos y un hospital público, dio sus frutos. Tres pacientes de bajos recursos de Chaco recibieron la donación e implantación de tres desfibriladores, accedieron al tratamiento rápidamente y hoy pueden continuar con sus vidas de una manera normal.

Florencio, de Resistencia, Chaco, cuenta que ya tiene cinco ACV y un infarto y descubrieron que padecía Chagas cuando fue a hacerse un chequeo para renovar el registro de conducir.

Karen, su hija, recuerda que su papá empezó a tener dolores de cabeza y en un estudio le detectaron un estadio avanzado de la enfermedad. “Su corazón crecía y crecía. El médico nos dijo que su corazón era como un cristal, que no tenía que tener ninguna preocupación, que estábamos llevando un bebé…”.

Juan Carlos, de la misma zona, relata que hace unos ocho años tuvo un infarto. Su esposa, María del Carmen, agrega que Juan Carlos tenía una arritmia muy fuerte. “Te agitás, te asfixiás, no podes caminar”, cuenta.

Los médicos verificaron que su corazón tenía el doble del tamaño normal para un ser humano y le informaron que debía hacerse un implante sí o sí, porque tenía una enfermedad imposible de curar, que lo condenaba a vivir así el resto de su vida.

Pero en 2014, Boston Scientific, compañía líder en el desarrollo, fabricación y comercialización de dispositivos médicos para procedimientos no invasivos, se contactó con Médicos del Mundo (www.mdm.org.ar), una organización no gubernamental que trabaja por la salud colectiva de los pueblos y comunidades más desposeídas del continente latinoamericano.

El doctor Raúl Cimbaro Canella, de la ONG Médicos del Mundo, explica: “Boston Scientific se acercó a nosotros con un proyecto de responsabilidad social empresaria y confió en Médicos del Mundo para combatir juntos el Chagas”.

Ambas partes acordaron la donación de una cantidad de recursos médicos, entre ellos desfibriladores, y como parte del convenio se brindó una capacitación a cardiólogos y electrofisiólogos del Hospital J.C. Perrando de Resistencia, coordinados por la ONG.

El doctor Lisandro Soriano, cardiólogo y electrofisiólogo del Perrando, explica que la idea fue donar implantes de cardiodesfibriladores automáticos, una suerte de marcapasos que detecta arritmias malignas y genera descargas a través de un cable que va directo hacia el corazón. “Ese implante tiene por objetivo principal la prevención de muerte súbita”, agrega el doctor Maximiliano Quaranta, cardiólogo de la misma institución.

Florencio cuenta que su doctor le adelantó: “Salió una ley para colocarte un desfibrilador y te voy a poner uno a vos”.

Algo parecido le ocurrió a Juan Carlos. Su médico le dijo: “Quiero conseguir una posibilidad de que te coloquen un desfibrilador”, mientras María del Carmen, esposa del paciente, daba la bienvenida a cualquier cosa para mejorar la calidad de vida de su marido.

La paciente anónima recuerda que un día fue al hospital a hacerse un control y tuvo el siguiente dialogo con su doctora:

-En cualquier momento va a estar el desfibrilador. Lo van a mandar al hospital y te lo van a colocar.

-¿Cómo? Si no tengo plata para comprar uno…

-No, te lo van a mandar gratis.

-Ojalá que sea pronto.

El Dr. Soriano explica que la selección de los pacientes se hizo a través de los criterios clásicos del acceso a los desfibriladores, ofreciéndoles el tratamiento y preparándolos para la cirugía. Pero ninguno de los enfermos contaba con cobertura social y el acceso a los dispositivos se facilitó gracias a la donación.

Címbaro Canela, de Médicos del Mundo, señala que hasta el momento nunca se había podido concretar un proyecto articulando a tantos actores sociales y tan diversos como Boston Scientific, Médicos del Mundo, el hospital público y el Ministerio de Salud Pública.

La paciente sin nombre cuenta que el aparato se adaptó a su cuerpo.

“Es como si tuviera un celular adentro… pero bien”, ríe y agrega: “Gracias al desfibrilador voy a poder vivir muchos años con mi familia”.

Juan Carlos opina: “Ojalá todos los que no tengamos dinero podamos contar con esta posibilidad”. Por su parte, Florencio agrega su agradecimiento y pide que las donaciones continúen. “Así como yo lo necesité, hay muchos más”, señala.

Flavia Tomaello

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