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Nació una «mini Alta Gracia»

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Nació una «mini Alta Gracia»
Una variedad de oferta gastronómica en stands y multiplicidad de danzas y músicas sobre el escenario

Ocho representaciones inmigratorias y cerca de 50 opciones gastronómicas diferentes se dieron cita al lado del “Anfi” y a la vera del lago. Además, se sumaron otras delegaciones en la música y la danza. El intendente adelantó que para 2018 tal vez se extienda más días

Una variedad de oferta gastronómica en stands y multiplicidad de danzas y músicas sobre el escenario

Colores, músicas y sabores del mundo se reunieron ayer, desde las 19 en adelante, a la vera del Ctalamochita para desarrollar una nueva edición de la Fiesta de las Colectividades.

A diferencia del año pasado, que se había realizado un domingo al mediodía dentro del Prado Español y con entrada paga, esta vez el evento se llevó a cabo en forma gratuita y con una extensión en la convocatoria de delegaciones inmigratorias.

El Ente Deportes y Turismo del municipio local trabajó en conjunto con el Foro de Colectividades para conformar un paseo de casi 50 opciones gastronómicas y una serie de presentaciones artísticas y coreográficas sobre un escenario montado en la llamada Plaza de la Música, adyacente al Anfiteatro.

En diálogo con EL DIARIO, el intendente Martín Gill ponderó primero la recuperación de dicho espacio público para presentar una iniciativa similar a las fiestas de colectividades en otras latitudes. “Tiene un formato característico, donde la gente puede transitar libremente y se exhibe una gran diversidad de propuestas. La diferencia está en el entorno, con el lago al lado”, acotó.

Asimismo, apuntó a que “el evento está en condiciones de ser sumado al calendario de la ciudad y veremos si se pueden agregar días para las próximas ediciones”.

En esta suerte de «mini Alta Gracia», el mandatario reflexionó que “en momentos de divisiones y enfrentamientos a nivel internacional, es importante remarcar la pluralidad y los valores de convivencia que se observar. Hay lugares de Europa donde esto hoy no se podría llevar a cabo”.

 

El público acompañó la propuesta desde temprano

En la variedad está el gusto

Desde un arroz chaufa peruano hasta un kebbe cocido siriolibanés, desde una bagna cauda italiana hasta unas txistorras vascas, desde una paella balear española hasta un dhal indio, desde un bizcochuelo con zanahoria y chocolate brasileño hasta una ropa sucia cubana.

Distintos platos se podían degustar a precios accesibles en los diferentes stands, además de algunas bebidas espirituosas típicas (caipirinha, mojito) y cerveza artesanal local.

Mientras sobre el escenario se desarrollaban danzas, desde una tamborrada vasca, pasando por el dabke siriolibanés, el flamenco balear, el Bollywood indio, las caporales de Bolivia y las muestras de la Polinesia y Sudáfrica (invitados especiales al evento).

Asimismo, hubo música en vivo con un ejecutante de sitar indio, un coro piamontés y un grupo de acordeonistas que hizo una entrada muy particular.

El público acompañó la propuesta desde temprano

A la manera de una “góndola” veneciana, el músico Heraldo Beletti ingresó en una piragua por el lago hasta acoplarse con los demás acordeonistas. La faz artística se completó con el humorista El Coto, el solista Ever Sarmiento y Los Quara al cierre.

En la velada estuvieron presentes representantes oficiales, como el cónsul honorario de la República del Líbano, Julio Rufeil, y el cónsul del Estado Plurinacional de Bolivia, Víctor Flores Miranda.

En los accesos también hubo un sector dedicado a los niños con juegos y lápices para colorear.

 

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