A sus 24 años, el jugador nacido en México jugó su mejor partido con la camiseta de Alumni y se mostró en alza, como el equipo. “No es fácil en esta categoría”, afirmó el hijo del Tato Martellotto

Se arqueó hacia un lado, fue para el otro, pisó la pelota y mandó un teledirigido certero… Agustín Martellotto seguramente no olvidará esa acción, su primer gol con la camiseta de Alumni, la llave del triunfo (2-0) ante Banda Norte y la maniobra esencial para demostrar que tiene buenas condiciones futbolísticas.

Con 24 años, el hijo del recordado Germán “Tato” Martellotto no parecía entrar rápido en la consideración del hincha de Alumni, que esperaba con ansias el retorno de Juan Aimar.

El probable regreso del playosense quizás podía devolver el juego perdido, en el cual Martellotto y compañía tenían mucho que ver. Pero el pase de Aimar se cayó y el joven que llevaba la diez en la espalda entendió entonces que solo debía levantar el nivel, como a varios dentro del plantel.

Lo ayudó el técnico, Hugo Mattea, que prefirió poner uno de mayor marca detrás suyo, pero obligarle a tener más participación, como debe hacer todo aquel que tiene ese número de camiseta y esa posición de ofensiva en la cancha.

Ya otro que venía bajo en el nivel (Agustín Pittinari) había perdido el puesto y Martellotto era consciente que las oportunidades llegan siempre y cuando se cumpla.

Ese golazo, un centro preciso para el cabezazo de Matías Francucci, una actividad permanente para mostrarse y el sacrificio para colaborar en la recuperación de la pelota marcaron finalmente la mejor actuación del joven nacido el 25 de enero de 1993, en México.

“Veníamos laburando para esto. El arco no se nos estaba abriendo tanto. La que no entró en Tiro, entró hoy y sirvió para abrir el marcado y lograr tranquilidad”, contó luego Martellotto.

“Todos los partidos son claves, pero en este me parece que marcaba una diferencia como para laburar tranquilo en la semana”, admitió.

Además, indicó que “hay que ir de a poco; ahora hay que ir a buscar puntos de visitante, que es lo que nos está costando”.

Martellotto sabe que lleva un apellido importante dentro del fútbol cordobés. Su papá llegó a jugar en la Selección argentina, además de clubes del país, Colombia y México. Pero también el pibe lleva una camiseta (la 10) que usaron grandes futbolistas en la historia del club como Marcelo Santoni, Nolberto Fernández, Roberto Monserrat o el Loco Salinas.

“No es fácil en ningún lado en esta categoría. Trato de hacerlo lo mejor posible. Se me dificulta porque trato de tener la pelota y a veces la tengo de más, como ya se habrán dado cuenta, pero trato de hacer lo que me pide el profe y, cuando sale, queda plasmado que el equipo puede mejorar”, reconoció Martellotto.

No obstante, remarcó que la clave del triunfo del domingo fue “que se trató de jugar simple”.

“Estuvimos concentrados el cien por ciento y creo que se vio la confianza del grupo”, recalcó.

Mantener esa concentración y seguir evolucionando será la próxima tarea de Alumni. Y del ascendente Martellotto.