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Nueva vacuna contra el meningococo B

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Nueva vacuna contra el meningococo B
El número de dosis depende de la edad del niño
El número de dosis depende de la edad del niño

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) dio luz verde para la comercialización de una vacuna antimeningocóccica multicomponente del grupo B. Contiene cuatro proteínas de la superficie de la bacteria neisseria meningitidis (conocida como meningococo) del grupo B.

Desarrollada por ingeniería genética con tecnología de ADN recombinante, está adsorbida en hidróxido de aluminio. Previene la meningitis y la enfermedad invasiva meningocóccica por el tipo B.

Al respecto, EL DIARIO consultó a la infectóloga Ana Ceballos, quien respondió al siguiente cuestionario:

-¿Podría describir las características de la nueva vacuna para prevenir la meningitis por el serotipo B?

-La nueva vacuna para la prevención de las enfermedades por meningococo serogrupo B contiene varios componentes antigénicos (son los que generan la respuesta de inmunidad) que ofrecen una amplia protección para los distintos subtipos de meningococo B. A esta vacuna se llega por una tecnología muy novedosa que se llama “vacunología reversa”.

-¿Cómo se consigue en la Argentina? ¿Está disponible en las farmacias?

-Esta vacuna en la actualidad se comercializa en nuestro país en forma privada, estando disponible en farmacias. Es importante la indicación médica de la misma.

-¿Cuáles son los grupos de riesgo en materia de meningitis?

-Se debe destacar que en nuestro país, la incidencia de esta enfermedad es más importante en los niños menores de 1 año, edad donde se producen también más muertes, y que el 85% de los casos se produce en menores de 9 meses.

Varios son los serogrupos que pueden causar enfermedad meningocóccica, siendo los más importantes en nuestro país los serogrupos W y B: es importante remarcar que la infección meningocóccica, que puede ser entre las más frecuentes bacteriemia (germen en sangre), meningitis o meningococcemia, que es la manifestación más severa de la enfermedad, pueden dejar secuelas importantes, desde la amputación de un miembro, secuelas neurológicas y sordera.

Se debe recordar que los grupos con alto riesgo de enfermedad meningocóccica, como los asplénicos (pacientes a los cuales se les ha extirpado el bazo o es un órgano que no tiene la función normal), también deben ser vacunados.

-¿Cuáles son los resultados de su aplicación en el mundo?

-Esta es una vacuna que al año 2017 está aprobada en 39 países, entre ellos Gran Bretaña, que la incluye en su calendario, lo mismo que Australia y Canadá. También fue aprobada en Estados Unidos.

En América Latina está aprobada en Chile, Uruguay, Brasil y nuestro país.

El impacto en la disminución de los casos de enfermedad se ha evidenciado en varios lugares, como Quebec, donde se notó una marcada disminución de la incidencia desde el año de la introducción de la vacuna 2014, o como en Gran Bretaña, demostrando así el impacto de esta vacuna.

-¿Cuántas dosis se deben aplicar, cómo se administra, a partir de qué edad?

-El numero de dosis a aplicar depende de la edad de inicio de la vacunación; así, entre 2 y 5 meses son tres dosis con un refuerzo entre los 12 y 23 meses, de 6 a 11 meses son dos dosis, con un refuerzo en el segundo año de vida; de 12 meses a 10 años son dos dosis.

-¿Se puede colocar con otras vacunas?

-Puede ser aplicada con el resto de las vacunas del Calendario Nacional de Vacunación.

-¿De esta forma, ya se cubren todos los serogrupos?

-En la actualidad, nuestro Calendario Nacional tiene incorporada la vacuna conjugada antimeningocóccica ACWY. Al adicionar (no aún en calendario) esta vacuna estamos cubriendo los serogrupos más importantes en nuestro país: W y B.

 

Malaria de aeropuerto: el insólito contagio que afecta a quienes no viajan a zonas endémicas

Los expertos en salud pública de Túnez quedaron desconcertados en verano de 2013: se encontraron con cuatro repentinos casos de malaria, enfermedad que había sido erradicada del país hacía más de 30 años.

Cuatro jóvenes se presentaron en distintos hospitales a principios de julio con cuadros clínicos severos aparentemente inexplicables, como fiebre alta, temblores, vómitos y dolores musculares.

Los médicos tardaron alrededor de una semana en darse cuenta de que estaban enfermos de malaria, una remota posibilidad que nadie había considerado porque no habían viajado a una zona endémica ni recibido transfusiones de sangre ni reutilizado jeringuillas potencialmente contaminadas.

Lo que tenían en común es que vivían en la misma zona residencial, a unos dos kilómetros del aeropuerto internacional de Túnez-Cartago.

Después de hacer una investigación entomológica en el barrio y comprobar que no había mosquitos anopheles, portadores del mal, los expertos concluyeron que solo podía tratarse de un caso de «malaria de aeropuerto».

 

Contagios improbables

Este tipo de contagios está causado por la picadura de mosquitos infectados con malaria que llegan a bordo de aviones y maletas desde países donde esa enfermedad es endémica.

Cuando las condiciones atmosféricas locales son cálidas y permiten su supervivencia, estos mosquitos pueden picar a trabajadores del aeropuerto o a residentes de zonas próximas. Pero los cuadros clínicos que presentan estos pacientes suelen desconcertar a los médicos y, como en el caso de los tunecinos, el diagnóstico suele ser tardío.

Según los datos más recientes de la OMS, en 2015 se registraron en todo el mundo 212 millones de casos de malaria.

Entre 1969 y 1999 se registraron 89 casos de malaria de aeropuerto en Europa, principalmente en Francia, Bélgica, Italia, Holanda, España, Suiza y Reino Unido, según un estudio de 2015 publicado en la revista científica Malaria Journal en el que se describen los casos de Túnez.

La mayoría de los pacientes infectados trabajaban o vivían cerca del aeropuerto y los contagios tuvieron lugar en los meses de verano.

Los mosquitos infectados que salen del avión y sobreviven pueden dispersarse bajo condiciones favorables de viento hasta 15 kilómetros. También pueden alejarse aún más en vehículos y equipajes.

En un caso extraño en Francia, en 1999, se comprobó que el mismo mosquito había contagiado a tres personas distintas.

La mayoría de los pacientes infectados de malaria en Europa trabajaban o vivían cerca del aeropuerto y los contagios tuvieron lugar en los meses de verano.

Según las conclusiones del estudio de Siala Et Al sobre los contagios de Túnez, en caso de fiebre alta sin una causa aparente entre los empleados de un aeropuerto o los vecinos de aeropuertos internacionales los médicos deberían considerar la posibilidad de que tengan malaria, aun cuando no hayan viajado a zonas endémicas.

Por otro lado, los autores destacan la importancia de desinfectar eficazmente los aviones que llegan de zonas endémicas, así como, de manera preventiva, eliminar o desinfectar los potenciales hábitats para los mosquitos en las cercanías de los aeropuertos internacionales.

Fuente: BBC, Londres

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