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Para Consuelo, la vida es bailar

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Para Consuelo, la vida es bailar
Consuelo lanzó anoche una invitación al Chato Prada (en el círculo) y Tinelli lo dejó comprometido...

Esta vez bajó el puntaje, pero cosechó más aceptación con su simpatía. Un contingente que viajó en ómnibus desde nuestra ciudad fue a darle aliento. El lunes que viene vuelve a la pista con Nito Artaza y ¿el Chato Prada?

Consuelo lanzó anoche una invitación al Chato Prada (en el círculo) y Tinelli lo dejó comprometido…

Escribe: Juan Ramón Seia
ENVIADO ESPECIAL

«Si Peter no llega a pasar o se va yo me hago fan de Consuelo. Es increíble cómo se mueve a esa edad», confesó una adolescente seguidora de Pedro Alfonso que no se separó en ningún momento de la valla que separa la tribuna del escenario, hasta que su amado ídolo abandonara el set.

En «Tinellilandia» se dividen las audiencias en vivo por niveles de proximidad a las estrellas. Los familiares de Consuelo Peppino, actualmente la villamariense más popular en TV y en las redes, se acomodaron a metros del conductor y bailarines, entre los separadores laterales en el ala izquierda junto a invitados especiales. Papá, mamá y hermana de Florencia Tisera, la «coach» local, fueron ubicados en la platea tubular junto a los personajes kitsch del show (El Mago sin Dientes, el imitador de Sandro, el Hombre Araña). Detrás, se observaba la masa hetereogénea de seguidores que alientan a sus diversas figuras y pugnan -varias veces a los empujones- por robar un segundo de cámara con sus coloridos carteles, vinchas y banderitas, mezclados con un ruidoso contingente escolar que auspicia una conocida empresa de turismo. «Esto parece ‘Ritmo de la noche’ «, acotó en un momento el conductor, no sólo por el nombre del tema que se disponía a interpretar Alfonso (en el comienzo de su despedida del programa) y Flor Vigna, sino por el clima de excitación y algarabía que iba in crescendo.

Los únicos privilegiados en no padecer los apretujones -como debe ser- son los niños que se reubicaron en pequeñas gradas más cerca de la pista. Hasta que alguno de ellos necesitó ir al baño y fue asistido por un seguridad devenido en maestro jardinero.

Tanto se parece el envío a un espectáculo masivo que, hasta incluso, cuenta con un mensaje audiovisual de evacuación como si fuera un recital de envergadura. Ahora, una verdad de Perogrullo: el nuevo estudio, ubicado en el barrio de Chacarita, es rigurosamente grande para la industria televisiva, pero no tanto como se ve en pantalla, dados los increíbles efectos visuales. Las dimensiones son similares a las del perímetro de una cancha de básquet, aunque son revestidas con una parafernalia inusitada de cámaras, luces y paneles bañados en led. Entre medio de semejante andamiaje desfilan centenares de asistentes, productores y técnicos que, sin dudas, envidiaría cualquier Pyme de nuestro país.


Ahora con el Chato

A pesar de que en la previa habían ensayado cuatro parejas, con dos oportunidades cada una, solo dos terminaron apareciendo al aire, algo relativamente habitual en el programa. Tanto Cristian Sancho como Lourdes Sánchez (cuyas pequeñas fans debieron irse sin poder verla en vivo), fueron postergados para la emisión siguiente.

Consuelo (65 años, 3 hijos y 8 nietos), apareció en segundo lugar, ataviada con un vestido violeta con brillantes, junto a su joven bailarín, el elogiado cordobés Agustín Reyero, para hacer “La fiesta” del Puma Rodríguez. Se la vio un poco más nerviosa que en su primera incursión, con algunas fallas en los enlaces durante el baile, que fueron marcados por los jurados. Incluso, en el primer ensayo se había percibido más distendida que en el vivo.

No obstante, su fuerte es esa imbatible combinación de simpatía, calidez y carisma que, como repiten todos, «traspasa la pantalla» y enternece a público y jurados. «Para qué quiero ser famosa, yo quiero ser feliz así», le respondió en un momento a Angel De Brito y que luego Moria Casán parafraseara en su veredicto.

Las hermanas gemelas de Consuelo, Eva y Gladys, demostraron que el espíritu jovial es sello de familia y no le fueron en zaga. Enviudadas, pero solteras, abonaron jocosamente el terreno para un galanteo con algunos de los hombres maduros del show.

Pero la novedad fue la casi confirmada incorporación del productor Pablo «Chato» Prada a la «salsa de tres» (ahora de cuatro o de «tres y medio», como acotara Tinelli), que bailarán Consuelo, Agustín y Nito Artaza, el lunes que viene.

Ese tanque mediático, que alguna vez fue el culto a la cosificación de la mujer, hoy se erige nuevamente como una propuesta ATP (Apta para Todo Público), y con la candidez en los ojos de una abuela que le rehúye a la tan mentada fama.

 

Las apostillas

El novio. Ramón Nievas, antiguo trabajador municipal, fue a despedir al colectivo con 42 pasajeros que partió el martes hacia Buenos Aires para darle aliento a Consuelo. Está en pareja con ella desde hace 6 años. Se conocieron bailando, como no podía ser de otra manera, en el Club de Abuelos de nuestra ciudad. «Es una alegría inmensa que ella pueda ir a cumplir su sueño», contó emocionado. Cabe recordar que la mujer había enviudado tiempo atrás de Raúl Rojas, quien fuera un recordado arquero de Alumni, y con quien se pusiera de novia a los tiernos 14 años.

Circuito bailable. «¿Quién es Consuelo?», dijo Beatriz, una de las amigas de Peppino, al enterarse de la candidata elegida de la ciudad para el «Bailando». «Para nosotros siempre fue María». Beatriz, Graciela, Adriana y María Consuelo han aceitado, junto a sus respectivas parejas, un circuito de bailes sabatinos que incluye el Club Junior de Las Playas, el Club de Abuelos y el 9 de Julio de Villa Nueva. «María siempre fue así, jovial. Ella cuenta que a los 4 años le había pedido a Papá Noel unas castañuelas y le llevaron una pandereta, pero estaba igual de contenta. Bailar siempre fue su pasión. Una vez escuchó que hacían un concurso de baile cerca de su casa, en barrio Palermo, en el marco del Festival de Peñas y se fue en chancletas a concursar junto a Ramón. Ganó dos veces», acotó Beatriz.

El porqué de su nombre. Cuando era muy pequeña, Consuelo (la séptima de nueve hermanos), lloraba mucho. Por eso, sus papás la llevaron a que la viera la persona por cuyo nombre la habían bautizado: Consuelo Quinteros. Se trataba de una apóstol de la iglesia Religión Cristiana Argentina, que tenía sus devotos en la zona de Cintra y Chilibroste, donde nuestra Consuelo viviera su infancia y adolescencia.

Entró bailando. Desde 2010 que Consuelo asiste a las clases de gimnasia, ritmos y localizada que ofrece la profesora Juli Martos en el centro vecinal del barrio Güemes. «La primera vez que entró al lugar, entró bailando», recuerda Juli. «Asiste siempre, tres días por semana, y se pone adelante. Hasta a veces ha coordinado la clase por unos minutos. Es el alma de la fiesta», resume la docente quien acota que «lo que más le gusta es la cumbia».

La familia. «Papá era sociable y a mamá, que era más recatada, le gustaba el baile aunque no lo practicara», comentan las hermanas gemelas de Consuelo. El germen artístico se potenció con la descendencia hasta el punto que no solo incluye a la bailarina de ShowMatch, quien también es famosa entre los suyos por sus aros y recitados gauchescos, sino que además comprende a sus hijas y nietos. «Te imaginarás que las fiestas de Año Nuevo son de lo más graciosas», agregan.

Obsequio. Al final del programa, se le entregó a Tinelli un obsequio enviado por el artesano villamariense Víctor Pévere. Se trataba de un cuchillo con los distintivos del Club San Lorenzo, equipo del cual el conductor es hincha y dirigente.

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