Las miradas de un pastor local, un teólogo evangélico y un sacerdote católico se suman en reflexión

El pastor evángelico villamariense Luis Pérez Seggiaro compartió su aporte acerca de la Pascua de Resurrección que se celebró ayer. A continuación reproducimos de manera textual la producción remitida a nuestra Redacción:

La mayoría de nosotros, para esta época del año, solemos decir “¡Felices Pascuas!”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué felices Pascuas? ¿Qué fiesta se recuerda? Pascua es una fiesta hebrea o judía.

Pascua es la traducción de la palabra hebrea pesaj, que significa pasar por alto o pasar de largo. En esta fiesta el pueblo hebreo recuerda cuando en la antigüedad fue liberado de la esclavitud en Egipto, según cuenta el relato bíblico. El pueblo hebreo había vivido como esclavo en Egipto por 400 años y la situación se había tornado insostenible. El pueblo sufría, hasta el punto de haber perdido toda esperanza.

El libro de Exodo en la Biblia dice que Dios vio el sufrimiento del pueblo, escuchó sus gritos de angustia y decidió venir a ayudarlo. Lo hizo a través de Moisés. Fue increíble como más de un millón de personas, pobres y desesperanzadas, comenzaron a salir del imperio egipcio en el cual vivían como esclavos. Dios hizo el milagro de liberarlos.

Yavé (Dios) le dio al pueblo la recomendación de que no se olvidara de esa historia y que todos los años conmemorara con una fiesta, con una cena, el recuerdo de la Pascua.Y así fue, todos los años el pueblo judío recordaba y lo sigue haciendo hasta la actualidad, este acontecimiento histórico en una cena de Pascua con una serie de simbolismos que le permite recordar e instruir a los niños sobre este suceso que cambió la vida del pueblo.

¿Y por qué este año no se recuerda la Pascua en la misma fecha que el año pasado? Cada año cambia porque la Pascua se celebra el día 14 del mes de nisan del calendario judío, que corresponde a la primera luna llena que sigue al equinoccio de primavera del Hemisferio Norte. Aquí, en el Hemisferio Sur sería al equinoccio de otoño. Lo cierto es que cuando aparece la luna llena después del comienzo de la primavera -o del otoño para nosotros- es cuando se celebra la Pascua judía.

¿Y qué tiene que ver con nosotros? Es que para nosotros, los cristianos, la Pascua, tiene una nueva formulación. Resulta que durante la celebración de la Pascua hace aproximadamente dos mil años, Jesús fue condenado a muerte, crucificado y dicen las Escrituras que resucitó de la muerte al tercer día.

Es decir, que también ocurrió un pesaj, Jesús pasó de la muerte a la vida, y esto es motivo de fiesta y de alegría para el mundo cristiano. Por eso decimos “¡felices Pascuas!”.

Pascua es un día de mucha alegría para todos los cristianos porque un día como éste, al tercer día de que Cristo había sido crucificado, la tumba estaba vacía. Cristo había resucitado. ¿Y qué significa esto para nosotros actualmente? Quiero compartir dos reflexiones acerca de este día tan importante para los cristianos: una de un teólogo evangélico y la segunda de un sacerdote católico, los dos hablando del mismo tema.

Creencias que transforman

La primera reflexión que quiero compartir en este domingo de gloria (por ayer) es la que escribe Michael Green.

“En el centro del cristianismo se halla una cruz y uno de los hechos más significantes de esa cruz es que está vacía. A través de los siglos los cristianos han tenido la certeza de que la humillante muerte de Jesús en aquel patíbulo no fue lo último que hubo que decir de aquel hombre, sino que resucitó de la tumba y triunfó sobre la muerte.

Fue esta fe la que convirtió a los descorazonados seguidores de un maestro crucificado en los valientes testigos y mártires de la Iglesia primitiva. Fue ésta la única creencia que transformó a los seguidores de Jesús en la comunidad de la resurrección. Fue posible encarcelarlos, azotarlos, matarlos, pero no hubo manera de hacerles abandonar la convicción de que aquel tercer día después de la crucifixión Jesús resucitó. La resurrección de Jesucristo de entre los muertos es la piedra fundamental del cristianismo”.

La segunda reflexión que quiero compartir es una homilía que predicó el sacerdote Carlos Mugica hace ya muchos años.

Carlos Mugica fue un sacerdote que provenía de una familia de la alta sociedad, pero que siendo muy joven asumió un compromiso con las personas más necesitadas. Se fue a vivir a una villa de Buenos Aires y allí practicó su sacerdocio. Mugica fue perseguido por la Triple A y finalmente, cruelmente asesinado. En una homilía que dio en una Pascua, dijo:

“¡Felices Pascuas! La de hoy es una mañana distinta, es una mañana de paz, de alegría, de mucha alegría. Porque hoy recordamos algo inaudito, algo maravilloso: Cristo ha resucitado. Un hombre venció la muerte, el dolor y la tristeza para siempre. Desde ese espléndido amanecer de Pascua, dos días después del Viernes Santo, en el que mataron a Cristo, ha terminado para siempre la amargura y el pesimismo entre los hombres. Por supuesto que seguirá habiendo dolor y sufrimiento, pero siempre estará delante la esperanza de la felicidad completa.

Porque Cristo resucitó, porque venció a la muerte, creemos que El es Dios y que un día nos sacará también a nosotros de la muerte, para llevarnos a la vida que no terminará nunca.

Después que murió Jesús, los apóstoles, sus compañeros, quedaron entristecidos y amargados porque creyeron que había terminado esa estupenda aventura que había comenzado con el sermón de la montaña.

Durante tres años acompañaron al maestro y escucharon sus enseñanzas de vida, sus palabras maravillosas. Vieron sus milagros, las curaciones que realizó, la multiplicación de los panes para alimentar a la multitud, la resurrección de Lázaro. Sin dudas, ese hombre era el Hijo de Dios. Y ahora, sin embargo, parecía que todo se había terminado para sus seguidores. Pero no fue así.

La tristeza del viernes en que crucificaron a Jesús se transformó en un día de alegría, de triunfo, de esperanza: la tumba estaba vacía y Cristo había resucitado.

Amigos, alegrémonos hoy de saber que Cristo está vivo. La resurrección cambia toda la perspectiva de la vida. Por eso un cristiano no puede nunca ser pesimista.

Si Cristo está vivo, nosotros también un día venceremos a la muerte.

El cristiano es el hombre que mira siempre hacia adelante con un optimismo desbordante. Vendrán en este mundo penas y sufrimientos, pero si vivimos junto a Cristo amando a todos los hombres y no con meras palabras, al final del camino estará Jesús, glorioso, lleno de vida, esperándonos con los brazos abiertos para llenarnos de su inmensa felicidad para siempre”.

Después de meditar en todo esto, mi más sincero deseo para todos: ¡Felices Pascuas!

Diplomado en Prevención de la Drogodependencia

La dirección de Desarrollo Social y Cultural del Instituto de Extensión de la Universidad Nacional Villa María (UNVM) dictará un Diplomado y Posgrado de Formación de Operadores Comunitarios para la Prevención y Asistencia de la Drogodependencia.

La capacitación apunta a introducir a docentes y operadores educativos en enfoques teóricos que den cuenta de la complejidad de la problemática del consumo de drogas en nuestra sociedad, presentar una síntesis de las principales sustancias que se consumen en nuestros medios, efectos farmacológicos y modalidades de uso, a fines de lograr una mejor actividad preventiva. Además, se mostrarán algunos enfoques de atención clínica y posibilidades de abordaje en las condiciones concretas de la zona. El mismo se desarrollará en la Municipalidad de Río Tercero con un encuentro presencial mensual. La actividad se dictará bajo la coordinación de la magíster Sonia María Oddino, a cargo de los docentes Horacio Tabares, Roberto Baistrocchi, Juan Alberto Yaría y Leandro Dionisio.