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«Pensamos que somos cuerpo y mente, pero somos también energía y espíritu»

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«Pensamos que somos cuerpo y mente, pero somos también energía y espíritu»
Un grupo muy numeroso llegó a la instancia final del taller, que a todos los modificó internamente

Ana Castañeda, quien encabezó el taller que se concretó desde marzo en el Favio, dijo que está comprobado que somos también energía y espíritu. Testimonios de personas a quienes la propuesta las modificó

Un grupo muy numeroso llegó a la instancia final del taller, que a todos los modificó internamente
Un grupo muy numeroso llegó a la instancia final del taller, que a todos los modificó internamente

Omar Figueroa pudo “aclarar un montón de cosas” y “soltar ataduras” que llevó desde siempre. Dijo que arrastró una mochila durante 49 años; ya no. “Lo pude ver y sacármela de encima, largar el rencor y el odio”, señaló a EL DIARIO.

Mirtha Rodríguez fue una mujer golpeada, que vivió y padeció dolores físicos y psíquicos desde antes de formar pareja. “Saqué a mi madre del lado de mi padre y me pregunté qué hacía al lado de mi exmarido, con mis hijos sufriendo. Tomé fuerzas, sola, laburando, tirando para adelante”, confió. Aseguró que atraviesa un proceso de sanación. “Tengo 57 años y nunca terminás de aprender, y estoy aprendiendo a decir basta, a vivir más tranquila, a bajar un cambio, a pensar en mí, a quererme. Siempre vivía pensando en el pasado, con rencor, con cosas por dentro”, declaró.

Ambos asistieron a los talleres Ser Arte y Parte, un proyecto municipal que buscó difundir la salud emocional y las terapias holísticas y que se concretó durante todo el año en el Centro Leonardo Favio.

En el predio de SMATA, los integrantes del mismo se reunieron para cerrar el ciclo en el que aprendieron a darle valor a las pequeñas cosas “y no preocuparse por pavadas”, al decir de Ana Lía Fiora.

Angélica Zoratto calificó al taller de “maravilloso” y apuntó que aprendió “de la vida, del amor, del respeto, de la comprensión”.

“Estaba en una etapa bastante difícil de mi vida pero lo superé, es el día a día”, aseveró la mujer, que se inició en reiki y que aprendió “sobre todo a amar a la vida”.

Ana Fiora recordó que llegó a esta propuesta “por curiosidad” y que le sirvió mucho. Hizo hincapié en la terapia de la risa. “Imaginas cosas risueñas, empezás a reírte, el rostro se descontractura y sos otra persona. La risa, el humor, el sentido del humor es muy sano”, subrayó.

Expresó que este proceso que vivió durante 2016 le sirvió para “disfrutar el día a día, el hoy, el presente, no hacerse mala sangre por lo que pasó o por el futuro”.

 

El espíritu

Ana Luisa Castañeda, quien brindó el taller, explicó que a través del mismo nadaron en el poder de las emociones, los miedos, el perdón, la autoestima y el despertar de la conciencia.

Destacó el hecho de que unas 40 personas hayan permanecido en el mismo, al que llegaron “con problemas emocionales graves y han ido sanando”.

Incluso admitió que no pensaba que estas terapias los iba “a ayudar de tal manera”.

“Las personas siempre piensan que somos cuerpo y mente y está comprobado, incluso por experimentos científicos y de hombres nobel, que el hombre también es energía y espíritu”, destacó.

Consideró que “somos reacios a ver” esto porque “tenemos una mente muy estructurada, que prácticamente nos domina”.

“Ha sido tal nuestro apego mental que la mente llega ser un falso yo, crea una falsa persona y a esa persona la mente le dice que tiene que estar en el pasado, sufrir, recordar”, precisó. En cambio, “el espíritu dice: vive el presente, disfruta el ahora, vive el momento. La clave es traer a la mente al presente, porque en el presente los recuerdos se desvanecen. Y también interiorizarte y quererte. Quererte a ti primero antes que los demás, porque a través del amor el entorno se va mejorando, nosotros hacemos al revés, pensamos que la cosa es dar y no recibir y es lo contrario”.

Ante las preguntas de este diario, sostuvo que “cuando se pierde a una persona pensamos que todo se termina, pero cuando logras trascender eso, ver que hay un espíritu, que hay algo más allá y que esa persona está en una mejor situación, en luz y en plenitud, esa situación hace que sea un bálsamo, que el dolor sea menor”.

“La gente que generalmente sufre es porque piensa que se acabo todo acá”, graficó en referencia al perder físicamente a alguien.

Más allá de estas situaciones emocionales graves y muy dolorosas, afirmó que el 95% de las personas sufrimos por cosas más banales, “por no saber valorar lo que tenemos en el presente, lo que se traduce en ansiedad, estrés, ataques de pánico”.

Ana recalcó que “no logramos nada con revivir el pasado o ansiar un futuro que no sabemos si llega, lo que queda es el presente, disfrutar, eso significa aceptar y fluir y proyectarte algo pero a partir de vivir el ahora”.

“Del pasado se aprende la experiencia, no los detalles ni el dolor. No podemos trasladar la situación y vivirla una y otra vez, el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, depende de ti”, cerró.

 

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