
En Villa María, como en las ciudades más importantes del país, se llevó a cabo ayer una movilización contra “el gatillo fácil”

Estudiantes universitarios y militantes de organizaciones sociales estuvieron ayer en la clásica esquina de General Paz y Buenos Aires, sobre la plaza Centenario, para pedir “el cese de las políticas represivas”, en el marco de una jornada nacional de protesta contra “el gatillo fácil”.
Silvia Villafañe, dirigente de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) planteó que “a los chicos de los barrios no los dejan entrar al centro y a mí me parece que está mal, porque todos tenemos derecho a circular. No hay nada escrito, pero sufren un hostigamiento continuo”.
Su hija Mayra relató que paseaba por el centro con su esposo “y nos pararon para pedirnos documentos. No se por qué tenemos que explicar todo”.
Camila, Julieta, Luisina y Javier, un grupo de estudiantes universitarios, estaban en el lugar participando de la protesta y difundiendo “los derechos que todos tenemos”.
Explicaron que en la página www.marchadelagorra.org, hay un “kit de resistencia contra los abusos policiales”, donde pueden encontrar información para defenderse frente a ese tipo de detenciones.
“No todos saben que tienen derecho a un abogado y si no tienen como pagarlo, el Estado se lo debe proveer”, indicaron.
En el “kit de resistencia” hay hasta modelos de habeas corpus escritos por abogados que acompañan a las organizaciones sociales; como así también escritos para pedir la liberación de un detenido y otras herramientas.
Santiago, otro estudiante, cuestionó al actual Código de Convivencia: “Es igual que el viejo Código de Faltas, pero enmascarado”, planteó. También repudió “la exclusión de los jóvenes pobres que no pueden ir a trabajar o a estudiar sin ser acosados por la Policía”.
Historias
También estuvo en la protesta Dominga Briguera, madre de Franco Fernández, el joven detenido que recibió impactos de bala. “Con todo lo que estoy reclamando todavía no me llamaron para decirme cómo está mi hijo”, dijo la mujer que el martes último presentó una denuncia por torturas hacia su hijo.
Desde el colectivo Garganta Poderosa reclamaron por el esclarecimiento de la muerte de Joel Solá y su padre Carlos. El primero murió a los 16 años tras ser detenido y luego de pasar por un periplo de comisarías, Complejo Esperanza y hospitales. El padre murió ahorcado en una celda de la departamental. “Estos casos siguen impunes y reclamamos su esclarecimiento”, indicaron.