Cerca de 1.100 asistentes apreciaron el primer recital del solista en nuestra ciudad
Puntualidad en el inicio del show, muestras de profesionalismo en diversos aspectos de la puesta, un sonido nítidamente impecable y una muy buena cantidad de público resultaron los ejes centrales de la primera presentación en la ciudad del cantante de reggae Dread Mar I.
El jueves pasado a las 22.30 comenzaron a sonar los acordes introductorios de la banda que acompaña desde hace tiempo al cantante Mariano Castro antes de que el referente rastafari hiciera su ingreso definitivo al escenario de Mundo Rojo, ante 1.100 asistentes.
El artista, que en su momento fuera vocalista invitado de Los Cafres, estaba refrendando nada menos que 10 años de trayectoria solista con un repaso de hits que han tenido alta rotación en las radios de rock y en las emisoras comerciales. En ese sentido, a Dread Mar I lo pueden disfrutar -sin conocerlo del todo-, tanto una niña o adolescente como una abuela, dada su lírica melódica/romántica y sus mensajes más bien positivos.
El repertorio comenzó con “De qué me vas a hablar”, “Laberintos”, “Recuerdos”, los coreados “No corras”, “Sálvame” y “Hoja en blanco” que fueron imprimiendo a la cadencia característica del género el clima necesario para desembocar en una de sus piezas trascendentales: “Tú sin mí”.
En los bises añadió “No te asustes ahora” (con su línea cuasi de autoayuda “Siempre hacia adelante no mires hacia atrás”) y “Promesas” de la placa “Hermanos” de 2006.
Cuotas de color
Lo único que se le podría endilgar al solista es que prácticamente no intercambió palabra con su público, aunque sí saludó al principio del recital.
Entre las notas de color se pueden nombrar dos: 1) El tecladista de Dread Mar I fue Matías Zapata, quien oficiara de productor del disco del villamariense Pablo Cordero, grabado en vivo el sábado pasado en la Usina Cultural junto a Soledad Pastorutti; y 2) el peluquero villanovense Carlos Gutiérrez, fanático del cantante, finalmente le entregó de regalo un bastón de madera cuya empuñadura tiene la forma de un león, símbolo predilecto de la cultura rastafari, como habíamos adelantado el jueves en estas páginas.
Juan Ramón Seia
