El entrenador del Lobo bicampeón hizo un balance de su 2016 y, de cara al futuro, aseguró que todavía no arregló la continuidad en el club con el que conquistó los primeros campeonatos como DT

El año que se va terminando no fue uno más en la vida como entrenador de Mauricio “Chopo” Morales, quien luego de dar sus primeros pasos como DT en Playosa arribó para este 2016 al banco del Deportivo Argentino, entidad en la que consiguió nada más y nada menos que un bicampeonato.

Al respecto, el propio Morales reconoció que “2016 fue un año positivo para mí y no esperaba menos porque sabía que llegaba a un equipo como Argentino que tenía un potencial, pero que estaba un poco dormido y, como siempre les digo, estaba timorato y aletargado en el tiempo”.

“Este plantel tuvo apariciones en algunos campeonatos. Siempre insinuaba buen juego pero quedaba eliminado en las instancias finales, por lo que yo sabía que le hacía falta una cuota más”, aseguró.

Al respecto añadió: “Por eso me gustó el desafío de conducir a este equipo, sabía que podía tener un buen año y que le podía imprimir la cuota de agresividad e intensidad que yo veía que le faltaba al grupo”.

“Antes de mi llegada, para mi gusto, Argentino tenía un estilo muy de ‘fulbito’, algo que no sirve para las finales en el fútbol de hoy. Cuando me di cuenta de lo que podía darle al club, no dudé en que Argentino podía darme los títulos que se me venían negando, que ya venía queriendo en Playosa y que se me negaron a pesar de haber tenido un buen andar”, confesó.

A la vez reconoció que “al principio no fue fácil, porque el plantel de Argentino es muy especial. Primero me miraron raro, pero por mi estilo y mi personalidad tuve la suerte de imponerme”.

“Pude convencer a los jugadores de que les faltaba algo más para ser campeones. Les sumé mi estilo y mi personalidad dentro del vestuario, por momentos hasta hablándoles como un jugador más”, destacó.

Consolidó su estilo

Por otra parte, el Chopo sostuvo: “Al encontrarme en Argentino con jugadores de buen pie, pude convencerme de una idea de juego. Me gustó mucho jugar con varios delanteros, lo que me hizo darme cuenta de que de esa manera los equipos rivales no se iban a meter en mi campo”.

“También trabajé mucho en las pelotas paradas, porque me di cuenta que tenía buena altura y eso me llevó a definir algunas series a nuestro favor”, amplió.

Al mismo tiempo remarcó: “Pude afianzar la idea de juego que siempre me gustó. Hoy no tengo otra manera de ver al fútbol y no podría jugar de otra forma”.

“También tuve la suerte de obtener los logros, que son los que te hace convencerte de que estás por el camino indicado”, aclaró.

Un futuro incierto

En otra parte de la entrevista, consultado sobre sus objetivos para el próximo año, comenzó aclarando que “todavía no está definido si voy a seguir en Argentino, pero si sigo no creo que haya que agregarle mucho a este equipo, porque tiene una muy buena base de Reserva”.

Analizando el futuro del plantel del Lobo, analizó: “Siempre me baso en un buen arquero y, a mi entender, ese será un punto a reforzar ante la partida de Leonardo Morales (su sobrino)”.

“Hay otros jugadores que podrían irse y tengo entendido que la idea del club es darle fuego a los chicos de Reserva, pero lo principal sería mantener una columna vertebral y seguir siendo fieles a un estilo de juego”, dijo.

También opinó que “habría que sumar un delantero con gol ante la partida de Julio Gastaldi”.

“Se que a Franco Ñáñez y a Claudio Díaz los están pidiendo desde varios clubes, entre ellos Alem de Villa Nueva y San Lorenzo de Las Perdices, por lo que para diagramar el futuro habría que ver quienes se van a quedar en el club”, declaró.

“Trabajé tranquilo”

En otro orden, reconoció: “He trabajado tranquilo en Argentino. El presidente, Mario Cortez, me ha dado toda la tranquilidad y la confianza, por lo que le voy a estar eternamente agradecido”.

“El no me debe nada a mí, porque me cumplió en todo, y yo no le debo nada a él porque hice lo mismo. No nos debemos nada y será cuestión de volver a sentarnos a dialogar”, expresó.

Sobre sus intenciones, aclaró: “Me gustaría quedarme en el club, pero si no llego a un arreglo escucharé otras propuestas”.

“Obviamente que Argentino tendrá prioridad para el futuro. A la vez, y no tengo problemas en decirlo, ya me han hablado desde otros clubes, pero fueron simples sondeos”, reconoció y en base a ello contó: “Tuve una conversación con un allegado a Rivadavia de Arroyo Cabral y otra con gente de Sportivo FC de Pozo del Molle, más alguna propuesta de un club de otra Liga”.

Nuevos horizontes

Consultado sobre si se siente capacitado como para dirigir en niveles superiores, Morales respondió: “Esto es fútbol y si uno no se anima a emprender nuevos desafíos nunca va a saber si está en condiciones de dirigir en un nivel superior”.

“Hoy me gustaría dirigir un campeonato más en Argentino, pero si tuviese la chance de dirigir en niveles más altos sería obviamente un halago personal”, reconoció.

Para finalizar manifestó: “Creo mucho en mí y soy muy seguro en todos los aspectos de mi vida, pero cuando uno incursiona en nuevos niveles siempre hay cosas por aprender. Soy un convencido de que todo se puede, es sólo cuestión de instruirse mucho y tener siempre una idea fija de quien querés ser y a qué querés jugar”.

En pocas palabras…

El Chopo Morales definió uno por uno a los integrantes del plantel del Deportivo Argentino y a sus compañeros del cuerpo técnico…

Leonardo Morales: es seguridad. Adquirió mucha experiencia desde que lo vi jugar su primera final en Unión Central.

Franco López: es pura entrega y, en materia de marcación, sé que con él tengo al jugador más importante del rival bien marcado.

Carlos Jacobi: es la experiencia, la voz cantante, la palabra que se escucha de atrás y quien ordena el equipo. Es compromiso, orden y seriedad.

Gonzalo Cortez: es pura pasión, entrega, coraje y huevos. Es Argentino, es uno de los motorcitos del equipo y lleva al club muy en la sangre.

Facundo Ledesma: se consolidó como un jugador de Primera. Tiene buena pegada, sabe con la pelota y se hizo firme en la marca. Es la revelación de la nueva camada de defensores del club.

Martín Ferreyra: también es pura entrega. Dentro de sus limitaciones futbolísticas, es un jugador que te asegura una marca. Es un buen proyecto.

Jonathan Rosales: junto a Galíndez, es uno de los que marca el ritmo del equipo. Es ida y vuelta al servicio del equipo y a la vez sabe mucho con la pelota.

Franco Ñáñez: es de los “5” de antes, que le gusta jugar sólo en el medio. Si hablara un poco más, o más fuerte, estaría jugando en la Juventus o en el Milan. La baja como Zidane, barre como Puyol y la entrega como Iniesta y Xavi. Es el equilibrio de Argentino.

Ariel Galíndez: es puro vértigo. Mucha entrega en la marca, mucho despliegue y siempre está al servicio del equipo.

Claudio Díaz: es el distinto del equipo; es zurdo y tiene el manejo de los tiempos, algo que pocos jugadores poseen. Un jugador completo.

Gonzalo Ñáñez: tiene buen manejo de pelota y está aprendiendo a jugar de espaldas al arco, algo que le costaba. Es un proyecto que ya está afianzado en Primera.

Ramiro Cortez: junto a su hermano, es una de las glorias del club. Tiene la experiencia y la frialdad que debe tener un delantero. Tiene el temple de los jugadores con muchas finales en sus espaldas.

Rodrigo Márquez: un jugador muy especial. Es velocidad y habilidad, en otras palabras el típico jugador de potrero.

Julio Gastaldi: es la experiencia y el gol. Además su personalidad lo convierte en un gran referente del plantel. Todos lo escuchan cuando dice una palabra.

Matías Calderón: tiene muchas condiciones. Puede ser el “9” de Argentino en el futuro.

Facundo Vega y Diego Frandino: están muy parejos y son los proyectos que tiene el club para ocupar el arco. Dependerá de ellos ser arqueros de Primera o no.

Sebastián Funes (ayudante de campo): antes que nada es mi amigo. Tiene cero maldad. Tiene buena lectura de juego, ve bien el fútbol e hizo un lindo trabajo en la Reserva campeona de Argentino. Es la alegría del plantel y la mano derecha que siempre está cuando me hace falta lo que sea.

Juan José González (preparador físico): tengo la suerte de trabajar con él. Gracias a su trabajo el plantel terminó el año sin lesionados, lo que habla muy bien de él. Conoce a todos los jugadores y ellos lo conocen a él y es el nexo que tengo para llegar al plantel. Es el que hace la broma y que a la vez tira un reto.