Uno de los principales referentes e históricos del club remarcó que el bicampeonato es fruto de un extenso proceso que cambió deportiva y mentalmente al club: “Hoy por hoy peleamos títulos porque esa es la idiosincrasia del club”

Carlos Jacobi es un líder nato, en lo humano y deportivo. Un estandarte fundamental del plantel de Argentino, por conducta, profesionalidad y cualidades futbolísticas.

Un líbero que, justamente, lidero al Lobo en su momento más complicado en la segunda final, demostrando sus pergaminos.

Integrante clave de esa aclamada Clase 87 que brilló en el fútbol juvenil, acumula -salvo breves impases- casi toda su vida dentro de Argentino, desde el Santa Ana hasta el Nicolás Avellaneda.

Por lo que conoce a la perfección el proceso que transitó el club para llegar a esta actualidad repleta de regodeo, pero que también contó con sus penas y tristezas.

Entonces, en sus primeras palabras en el marco de los festejos por el histórico bicampeonato, hizo un minucioso relato de la historia contemporánea de la entidad, porque para disfrutar el presente mucho tiene que ver la historia.

“Cuando se pensó en este proyecto, hace muchos años atrás, te diría prácticamente 18 años, se soñaba con algo así. A veces sale y otras no, pero se apostó por jugadores del club, por un estilo y desde 2010 hasta acá hemos ganado seis títulos, lo que no es poco”.

Repaso que “en la época de 2000, Cholo Romero perdió tres finales seguidas, nos tildaron de cebollitas o que nunca íbamos a salir campeones; de a poquito, junto a una camada de la cual soy partícipe, fuimos cambiando la cabeza, pensamos en crear un grupo y llegó Christian Romero, quien nos pidió un esfuerzo y que, perdiéramos o ganáramos, nos iba a apoyar. Y él, junto con su padre, fue un artífice de todo esto porque nos pusieron en la cabeza que Argentino debía ser grande y que no debíamos resignar nunca a jugar”.

Y continuó: “Se les fue inculcando a los chicos que no se pelean promociones, últimos puestos ni mitad de tabla, sino que Argentino es un grande de la Liga, que tiene que pelear siempre campeonatos, subcampeonatos o semifinales y demostrar así la idiosincrasia que hoy por hoy tiene el club”.

“Y así se olvidaron las promociones. En 2008 se peleó el primer campeonato y fuimos segundos; en 2010, subcampeones y campeones; en 2011, subcampeones; en 2012, subcampeón provincial y campeón de la Liga”, añadió.

“Luego vino un recambio, muchos de los jugadores de esa camada a la que hice referencia tomaron otros caminos, lo cual fue entendible, y hasta fui uno de esos, pero el año pasado entendí que el club me necesitaba. Claudio Díaz estaba muy solo, a los chicos por ahí no les llegaba el mensaje de que para salir campeón hay que entrenar y cuidarse como el mejor; esa temporada, con Pelé Andrada, intentamos eso, no salió por un penal, y este año llegó Mauricio Morales, a quien le dijimos que se quedara tranquilo, que el juego estaba, que íbamos a armar el grupo, y con él, a través de la cuota que le imprimió al equipo, hoy somos bicampeones, algo impensado”, redondeó.

Ante todo esto, la incógnita es saber el futuro, y en ese sentido Jacobi fue claro, sin vueltas. “Lógicamente que siempre se piensa en ir por más; sin embargo, este año se nos quemó la concentración y ahora acabamos de regalar el último juego de camiseta que tenía el club; por lo que a partir de mañana hay que pensar en eso, en el próximo juego de camiseta para Primera y Reserva… Es decir, se hace un esfuerzo muy grande, los jugadores lo entendimos y hasta vendemos pollos o locros porque en esto lo económico manda”.

También expresó: “Para que el proyecto siga, considero que más de un jugador de Reserva tiene que estar en Primera, tal cual fue el caso en este torneo de Gonzalo Ñáñez y Facundo Ledesma. De otra manera, el proyecto se desarma”.

En definitiva, explicó que “tendremos que sentarnos a hablar con Mario (Cortez), pero como dije recién Jacobi ha hecho que muchos jugadores tengan que cambiar de aire porque no tienen la posibilidad de mostrarse en el club. Martín Ferreyra, el 2 y capitán de la Reserva, es el máximo hacedor del grupo y nunca se queja porque uno juega y él no. Y acá lo que importa es el proyecto”.

“Los Romero son artífices de todo esto porque nos pusieron en la cabeza que Argentino debía ser grande y que no debíamos resignar nunca a jugar”.

“Volví (el año pasado) porque entendí que el club me necesitaba. Claudio Díaz estaba muy solo y a los chicos por ahí no les llegaba el mensaje de que para salir campeón hay que entrenar y cuidarse como el mejor”.

“Para que el proyecto siga, más de un jugador de Reserva tiene que estar en Primera, tal cual fue el caso de Gonzalo Ñáñez o Ledesma en este torneo. De otra manera, el proyecto se desarma”.