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“Tenemos que construir nuevas masculinidades”

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“Tenemos que construir nuevas masculinidades”

Nació en Villa María el 5 de agosto de 1970. Casada, cuatro hijos. licenciada en Trabajo Social, diplomada en Género. Docente. Inició su militancia en el Movimiento Nacional de Renovación y Cambio de la UCR e integra el grupo Solidaridad y Democracia de dicho partido. En 2011 llegó a una banca en el Concejo Deliberante, en 2015 fue relecta y actualmente preside el bloque de concejales de Juntos por Villa María. Es presidenta de la Mutual Oñativia del GESTA, coordina la Comisión de Mujeres de la Federación provincial y la Comisión de Equidad de Género de la Confederación Argentina de Mutualidades. Fue convocada para desarrollar ese espacio en la Alianza del Mutualismo de América

Escribe: Nancy Musa
De nuestra Redacción

Habla en forma pausada, es detallista a la hora de explayarse sobre los temas que la apasionan, fundamentalmente, relacionados con la lucha por la igualdad de oportunidades. Busca una manera elegante de expresar su visión crítica sobre determinados asuntos de la política partidaria y hace gala de un espíritu diplomático e inclinado al respeto y al diálogo. No es una persona que adhiera a la confrontación, pero tampoco podríamos decir que es tibia. Nora Landart ha ganado espacios sin tanto ruido, con firmeza, trabajando en el campo social y poniendo su esfuerzo para que los derechos de la mujer sean reconocidos en todos los ámbitos.

-La militancia y la lucha con relación a la equidad de género es demasiado ardua. En lo personal, ¿cómo la vive?

-Es una experiencia intensa porque uno para militar por los derechos humanos de las mujeres necesita permanentemente reflexionar sobre la propia experiencia de género. Es intensa por el tiempo histórico que nos toca protagonizar.

Lo veo en el ámbito de la economía social y solidaria, en el marco del mutualismo, que los últimos dos años hemos llevado adelante un proceso muy intenso de promoción de la mujer y de reconocimiento en las distintas estructuras. Hemos dado un proceso en lo que podría decirte que hemos logrado el reconocimiento y ahora vamos por la otra parte, que quizás sea la más difícil, que es ir por la redistribución. Porque entramos a disputar espacios de poder, espacios de decisión, pero las mujeres tenemos una ventaja: sabemos que no va a ser fácil, que no va a ser cómodo, y en eso las mujeres tenemos claridad conceptual porque venimos de una historia de mucha postergación, de injusticia y esto lo podemos asumir con mucha solidaridad.

-¿Qué particularidades propias de la mujer rescata para llevar adelante esta disputa?

-Las mujeres somos capaces de marchar una al lado de la otra respetando las diferencias, potenciándonos en los aspectos que nos unen y esto queda claramente evidenciado en las movilizaciones y en las acciones que realizan distintos colectivos de mujeres. Nuestra ciudad es un claro ejemplo de eso, en materia de reivindicación, de trabajo colectivo en busca de los derechos reconocidos de las mujeres o de los que falta reconocer. Por ejemplo, nosotros tenemos uno de los concejos deliberantes donde prevalece la presencia de mujeres y esto no es casual.

-Fue una tarea de conjunto

-Sí. Tuvo que ver con el trabajo, con la lucha que dio la multipartidaria de mujeres integradas por justicialistas, por mujeres del PRO, de izquierda, radicales, que en un momento dijimos “queremos que nuestra ciudad adhiera a la ley provincial”.

Nosotros tenemos una ley que es ejemplo en Latinoamérica, que es la ley de participación equivalente de género. No logramos hasta hoy que nuestro Poder Legislativo adhiera formalmente, pero sí lo logramos en los hechos y tuvo que ver con toda una acción colectiva.

El Foro de la Mujer y la Defensa de sus Derechos, un espacio que logró por primera vez, después del advenimiento de la democracia, poner a todos los candidatos a desarrollar políticas públicas locales dirigidas a las mujeres.

-¿Hubo un logro que se podría considerar efectivo?

-Se logró instalar el tema, tuvieron que formularlas. Hoy las políticas públicas de género forman parte de la agenda de quienes gobiernan. Este hacer colectivo, las marchas, las movilizaciones, la contención que se brinda a las víctimas, la visibilización de la ausencia del Estado cuando en algunas circunstancias no cumple con las obligaciones que son indelegables.

Creo que cuando las problemáticas adquieren la magnitud que ha adquirido la violencia en este tiempo, requiere del compromiso colectivo, de la sociedad en su conjunto, pero si nosotros repasamos los últimos tiempos, creo que las mujeres villamarienses acreditamos una historia de trabajo colectivo que puede ser valorada como ejemplificadora.

-Si usted se pone a pensar, siglo XXI, aún en el mutualismo, que es un movimiento solidario, la mujer tiene que luchar para tener un espacio.

-Sin duda. Yo manejo datos que proporcionó el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y menos del 19% de las gerencias en las entidades mutuales y cooperativas son ocupadas por mujeres. La misma proporción se da en los consejos directivos. El INAES, en su Directorio, seis cargos, hay una sola mujer y es representante del Estado, no es representación genuina.

La propia confederación tiene 43 cargos en su junta de gobierno y sólo tres son ocupados por mujeres y una sola es titular, las otras dos son suplentes. Son datos objetivos de la realidad que nos están indicando que debemos avanzar en una distribución equitativa y no es una cuestión de privilegio; es una cuestión de justicia.

-Sin embargo, toda propuesta de equidad de género dispara polémicas.

-Las mujeres debemos estar muy atentas y no quedar atrapadas en el discurso que tenemos que ocupar los espacios por nuestra capacidad. ¿Quién duda de que hay mujeres capacitadas? No debemos hacer alianza con los varones, siempre tenemos que apostar a construir alianzas entre nosotras porque este es el discurso al cual se recurre habitualmente.

Nosotras tenemos una historia de ciclos que nos ha colocado en esta situación, no andamos culpando a los varones porque ellos, al igual que nosotras, son producto de una construcción social, cultural, política e ideológica. No andamos repartiendo culpas. Y en esto las mujeres tenemos una nueva convocatoria, la responsabilidad de los cuidados domésticos continúa recayendo sobre nosotras, así que vamos a tener que proponer construir nuevas masculinidades.

-Es una construcción complicada

-¿Cómo enfrentamos este proceso de violencia exacerbada? Más movilizaciones y afloran casos todos los días. Y lo vamos a enfrentar apostando a un cambio cultural y lamentablemente son procesos lentos, por eso es necesario que nos dispongamos inmediatamente para practicar nuevas formas de relacionarnos, para ensayar nuevas formas de educar a nuestros hijos y a nuestras hijas, plantearnos dentro de nuestro trabajo, de nuestras organizaciones y disponernos a decir que esto lo tenemos que enfrentar con un cambio y tiene que ver con nuestras conductas, con nuestras actitudes, con nuestro comportamiento.

-De cualquier forma, vivimos en una cultura patriarcal

-Sí, vivimos en una cultura que es capitalista, patriarcal y colonialista. Y esto es una muy mala noticia para las mujeres, sin ánimo de ser pesimista. Nosotros vivimos en la segunda región más desigual del planeta. Todo indica que en 2019, el 1% de la población mundial va a concentrar más del 50% de la riqueza. Cuando aumentan las desigualdades, se profundizan y emergen todas las formas de violencia y las consecuencias afectan particularmente a las mujeres, porque se van a profundizar las desigualdades y las formas de violencia de la cual somos generalmente víctimas.

-El debate que se viene es amplio, entonces, va más allá del cupo.

-Sí, no sólo tenemos que dar la discusión por el cupo, tenemos que dar la discusión en lo económico, poner nuestra voz en ver cómo desarrollamos una economía soberana para nuestros pueblos, ya que de esa manera disminuimos la desigualdad. Hoy las mujeres estamos en condiciones de dar las discusiones en distintos aspectos, pero para eso necesitamos ser más en la Cámara de Diputados, tener más presencia en el Departamento Ejecutivo y mucho más en el Judicial, donde se expresa la brecha más importante.

-El hombre ante estos avances, mayormente, se defiende. ¿Cree que el feminismo es un movimiento en su contra?

-En definitiva, estamos disputando espacios de poder y frente a todo cambio siempre hay miedos y resistencia. Lo que pasa es que hay muchas mujeres en las que la resistencia está en nuestra genética porque hemos tenido oportunidades de caminar con gente que nos enseñó a resistir contra todas las formas de injusticia.

Y en esto tenemos que ser comprensivas, venimos de una desigualdad de oportunidades, en el ámbito de la salud 400 mil mujeres mueren al año porque se practican abortos en la clandestinidad, esto no nos puede resultar indiferente.

-¿Cuáles son los temas que, para usted, son fundamentales en esta lucha?

-Asignar partidas presupuestarias para trabajar en todos los niveles, en la prevención, en la asistencia, en la contención no solamente de las víctimas, sino también de los victimarios y de las víctimas colaterales.

Hemos avanzado mucho los últimos años en materia de reconocimiento de derechos y legislación específica, ahora debemos avanzar para que lo que hemos conseguido se termine de reglamentar y se asignen partidas.

-¿La dirigencia política no vio la gravedad de la situación?

-Creo que no pudo dimensionar la forma en que crecía la violencia, fue potenciándose con el estrés ambiental. El proceso político anterior tuvo otras prioridades. Cuando vos te planteás abordar la violencia, tenés que fortalecer el sistema de salud y son cosas que no se ven, que no embellecen la ciudad pero impactan en la calidad de vida de las personas. Fueron otras prioridades, vivíamos en la ciudad de mayor transformación mientras crecían las denuncias, aumentaba la problemática de adicciones, la comunidad demandaba centros de atención.

-En este momento, ¿nota un avance?

-Discursivamente, el intendente ha explicitado la voluntad de ocuparse de estas problemáticas. Esto lo vamos a poder visibilizar si se concreta el albergue para las víctimas, si podemos brindar una atención inicial a las personas que tienen problemas de salud mental. Me acuerdo cuando con mi compañero concejal (Carlos Gagliano) impulsábamos un centro de salud mental en el viejo Hospital. La idea se recuperó, está la promesa del gobernador, estas cosas van cobrando forma, pero hubo un colectivo que hemos estado impulsando estas iniciativas.

-¿Cuál es su opinión en torno al debate sobre la legalización del aborto?

-Soy una mujer que me pronuncio porque las mujeres tengamos el derecho a decidir cuántos hijos tener y cuándo tenerlos. Puntualmente, me centro en la defensa de ese derecho.

-¿Desde que era niña usted ya tenía esa idea de luchar por los derechos de la mujer? ¿Cómo era en su infancia?

-Fui una niña que tuve la particularidad de tener una mamá muy enferma, una mamá con una depresión muy profunda, eso hizo que a muy temprana edad tomase la responsabilidad de las actividades familiares.

Soy una persona agradecida por las oportunidades que me proporcionó la vida, por los padres adoptivos que me ofreció, tuve un padre de una generosidad maravillosa que fue una columna vertebral para mí, tuve la posibilidad de haberme educado en una escuela donde tuve grandes maestros que me brindaron mucha contención frente a una niña con su mamá enferma, tuve una educación franciscana en el San Antonio, pude terminar el secundario gracias a esa comunidad y al esfuerzo de Marta Azcurra de Serra, que fue a mi casa, habló con mi mamá y me permitía en el recreo largo ir a casa a verla.

Luego, haber encontrado a los compañeros de vida que tuve; al padre de mi hijo más grande, que es una persona profundamente noble y solidaria, y al compañero que tengo actualmente, el padre de mis tres hijos más pequeños. Esta elección madura de mi vida y a las personas con quienes pude desarrollarme laboralmente, Miguel Olaviaga y su esposa Marta, soy una persona que he tenido en condiciones muy difíciles la gracia de haberme encontrado con gente de mucha generosidad.

-¿Desde el primer momento supo que era hija adoptiva?

-No, me enteré a los 16 años, fue bastante duro en ese momento, pero tenía a mi mamá enferma, no tuve demasiado tiempo para resolver esa situación, pero fue muy duro cuando me enteré.

Me lo dijo mi mamá en el marco de esta profunda depresión y me contó que no era hija biológica de ella. De todos modos lo presentía. Y como recibí una formación franciscana, pude comprender a mi madre y a mi padre y en esos momentos se elige el resentimiento o recuperar lo mejor.

Y tuve un padre que me quiso muchísimo, hermanas con las que pude construir una relación formidable, una familia que me acogió siendo una extraña y eso te permite procesar los valores que uno va internalizando.

-¿Y sintió deseos de saber sobre su identidad?

-Sí, por los 33 años tuve intención de encontrar mi identidad y había pasado mucho tiempo, no encontraba un punto de partida y después me fueron pasando otras cosas en la vida, la posibilidad de trabajar en lo que me gustaba, ver crecer a mis hijos, cuidar a mi madre, me pasó la vida por arriba y no tuve tiempo para detenerme en esa búsqueda. Y hoy me pregunto qué me sumaría, si algo tiene que ocurrir, que las circunstancias así lo propongan, pero no tengo motivación hoy.

-¿Qué soñaba cuando era niña? ¿Qué quería ser?

-Quería ser abogada y antes de cumplir 18 años, empecé a militar en el partido radical, pero encontré mi vocación en el trabajo social. Me formé en el Inescer y tuve una divina oportunidad de formación, soy muy agradecida.

-¿La militancia la empezó por su madre?

-Sí, mi mamá era radical y se abrió un comité cerca de mi casa. Era un espacio del Movimiento de Renovación y Cambio, así se llamaba la corriente de Alfonsín. Estamos hablando del año 89 y a mí me encantó.

Mi mamá me llevó a los 12 años al cierre de campaña de Alfonsín, yo aprendía el preámbulo de la Nación escuchando a Alfonsín recitarlo. En el 89 se da la posibilidad de comenzar a militar, hiperinflación y en este comité se daban las compras comunitarias.

Cuando llegué en ese momento que ya había una crisis social y económica, la militancia era en los barrios y me enganché inmediatamente. Ahí adhiero a la corriente interna del alfonsinismo.

-¿Qué dirigentes estaban en ese grupo?

-Estaban Carlos Gagliano, Hugo Garrido, Daniel Azcona, Cecilia Fernández.

Quiero recuperar una línea, yo la escuchaba a Cecilia aguerrida en un partido machista diciendo “quiero que me valoren por mi capacidad intelectual y de trabajo”. A mí se me grabaron a fuego esas palabras. Recupero de Cecilia toda esa militancia con una valentía y un atrevimiento para disputar y poner en tensión con los varones de su partido.

Siempre estuve enrolada dentro de la corriente de la social democracia.

-¿A Miguel Olaviaga en qué circunstancias lo conoció?

-Lo conocí en una esquina de la ciudad. Venía Raúl Alfonsín. Fue en 1991, estaba parada en la esquina de la Municipalidad esperando la llegada de Alfonsín, y un hombre (Olaviaga) me preguntó si era una militante. Le cuento que era de la Juventud Radical alfonsinista, que éramos pocos y abrí mi agenda y le mostré un discurso de Alfonsín que habíamos analizado. Luego entramos y a este hombre que había hablado conmigo lo veo al lado de Raúl (sonríe), Alfonsín hizo su itinerario y a la noche iba al Centro Empleados de Comercio. Yo era una militante que quería saludarlo, había bastante gente en el gremio y uno que estaba en la puerta me empuja para que no entre y veo de nuevo a este hombre que había visto en la esquina y él dijo que me dejaran entrar (sonríe).

Ahí logro mi primera foto con Alfonsín. Después, cuando Alfonsín lanza el Movimiento por la Democracia Social en Buenos Aires éramos 30 mil personas. Nosotros nos fuimos juntando, rascando la alcancía, salíamos, era una multitud y el fotógrafo que me había sacado la foto en el gremio me dice “cordobesa, tengo una foto tuya” (se ríe). Ahí me rencontré con la foto que atesoro.

-¿El conocer a Olaviaga le abrió las puertas para su trabajo?

-No, no lo volví a ver. Después presenté una propuesta de trabajo para hacer un relevamiento en la población de empleados de comercio y ahí vuelvo a tomar contacto con Miguel, y al ver mi predisposición por mi práctica militante, empecé a colaborar con él. Fui 10 años su colaboradora y me introduje al mundo de la economía solidaria. Miguel tiene la virtud de ver lo mejor de las personas y a mí me dio muchas oportunidades.

Me he preparado para la economía solidaria, nosotros somos la alternativa a la economía de mercado, debemos dar la batalla frontal y tenemos una herramienta desde lo político, desde lo ideológico, desde lo metodológico, tenemos una herramienta lo suficientemente noble para dar la pelea.

-¿De qué forma surgió en 2007 su precandidatura a intendente por una línea interna de la UCR?

-En realidad, en nuestro partido había un candidato, José Sánchez, de una larga trayectoria, y nosotros desde el grupo Solidaridad y Democracia, que es donde estoy encuadrada aún, teníamos diferencias metodológicas para decirlo de forma políticamente correcta.

Entonces, decidimos participar de la interna y obtuvimos la minoría, minoría que no fue respetada y es algo muy caro para el radicalismo, ya que es un partido que se precia de respetar las decisiones de sus internas.

Yo fui precandidata a intendente y el grupo me bancó, esa interna me dejó la posibilidad de compartir espacio con Veglia, que me brindó asesoramiento, después se diluyó la interna, pero seguí participando ininterrumpidamente.

-¿Le gustaría ser intendente?

-Y, a quién no le gustaría. Al estar en el Concejo, se nos permite ver que desde los espacios de poder se puede transformar la vida de la gente, el Estado es otra herramienta formidable para construir equidad. Pero a lo largo de la vida las cosas me han sorprendido, si vos me preguntás “trabajaste para esto” (por la banca), tendría que decir no. La primera vez, ingresé por el cupo (se ríe), no me tocaba, esta última circunstancia también se desarrolló de una manera particular.

Hoy la realidad política es muy fluctuante, todo cambia demasiado, soy agradecida de los compañeros de militancia que más de una vez me pensaron como candidata, aunque no se haya podido concretar.

-Vamos al Concejo Deliberante. Usted estuvo en una banca en el período anterior y hoy en otro de características distintas. ¿Qué análisis hace en este sentido?

-En mi primer período de concejal éramos tres, por así decirlo, porque trabajábamos coordinadamente con el bloque de Juntos por Villa María de Darío Capitani. Pero no teníamos la cantidad de votos suficiente como para instalar un tema en el tratamiento. Este Concejo es distinto porque conformamos un bloque que tiene sus particularidades, con espacios diferenciados, pero llevamos adelante una labor parlamentaria que, hasta ahora, viene resultando satisfactoria.

Hemos podido instalar por momentos la agenda legislativa. Nosotros hoy no mostramos fisuras, hay respeto entre los concejales y tenemos el comportamiento de un bloque que construye todos los días.

Y en relación al oficialismo, es totalmente diferente. Ellos tienen la necesidad de receptar nuestras propuestas, requieren de nuestro voto para ciertas normas, como la Tarifaria. Es otra relación de fuerzas, una realidad institucional que ha mejorado. En el período anterior había una bajísima calidad institucional. Hoy, al mejorar las relaciones fuerza se mejoran los proyectos y el sistema.

-¿Qué tipo de oposición ejercen actualmente?

-Lo demuestra la actividad legislativa que hemos hecho, la iniciamos acompañando los dos proyectos que mandó el intendente, el de una auditoría y el del Gobierno abierto. Lo defendimos más nosotros al proyecto original que el propio oficialismo. Seguidamente, le pedimos al intendente que auditara, lamentablemente no hemos tenido respuesta satisfactoria, pero a lo largo del año hemos venido realizando propuestas en función de instaurar derechos, mejorar servicios, creo que hemos tenido una actitud madura y responsable.

Hemos acompañado la gestión de Gobierno siendo críticos en lo que teníamos que ser críticos. Lo único que necesitaríamos es la posibilidad de esclarecer al menos el período inmediato que cerró porque, de lo contrario, el intendente puede estar garantizando la impunidad.

Como presidenta del bloque, creo que hemos realizado un trabajo serio, responsable. Obvio, el intendente Gill no es Accastello. Estamos ante dos dirigentes políticos diferentes. No sé si los proyectos son diferentes, sí lo podría decir si Gill hubiese pedido una auditoría externa. Creo que es necesario transparentar porque hay serias sospechas de irregularidades.

-¿La relación con sus pares es buena?

-Es respetuosa, institucional, desde mi función he sido respetada, tratamos de fortalecernos en los puntos de encuentro, coincidimos en relación a las necesidades de la comunidad y en las otras diferencias que tenemos somos respetuosos.

-¿Cómo ve parado al radicalismo local?

-Mi partido está atravesando una situación difícil, yo me enrolo en una corriente crítica del proceso que se viene dando los últimos años, creo que no estamos caminando a la par de los cambios que se han introducido en la práctica política.

Es necesario ensayar otras formas de militancia, la práctica militante tradicional está atravesando una crisis, es indispensable modernizar las estructuras partidarias, generar otro tipo de espacios de discusión, entiendo que los dirigentes a los cuales les toca conducir están poniendo su mejor esfuerzo y espero que se puedan dar las discusiones que demandan los tiempos actuales.

Creo que la construcción es colectiva y tiene que ser amplia. Con todo el proceso tal cual se dio en el último tiempo hay una crisis de identidad, pero a su vez recupero militantes que están desarrollando una actividad social y política importante.

Yo pondría todo patas para arriba y empezaría de nuevo. Este es un momento en que tenemos que construir consensos.

-Ustedes fueron muy insistentes con el tema de la corrupción, ¿qué expectativas tiene?

-Espero que la Justicia intervenga y se esclarezcan todos los hechos de corrupción que se han denunciado. Lo ideal sería que se puedan recuperar los recursos públicos que terminaron beneficiando a particulares o funcionarios, también espero que este Gobierno tenga la reacción refleja de prevenir o excluir cualquier acción vinculada a la corrupción.

En nuestra América Latina las democracias son jóvenes y hay que fortalecerlas y una manera de atacarlas es viciando los gobiernos con episodios de corrupción.

-En las elecciones del año pasado usted trabajó para Margarita Stolbizer. ¿Qué piensa de ella?

-No estoy enrolada en el Gen, sigo respetando a Stolbizer como una dirigente política con una solvencia y trayectoria valorable, pero yo sigo encuadrada dentro de la Unión Cívica Radical.

-¿La suerte del radicalismo está atada a la suerte de Cambiemos?

-No tengo una mirada optimista en relación a la Unión Cívica Radical en el marco de Cambiemos si no tiene posibilidades de redefinir algunos aspectos centrales de su participación en la coalición parlamentaria. Si la UCR no es capaz de retomar sobre su eje, de fortalecer su identidad, creo que eso la ata de alguna manera a la suerte de Cambiemos.

Espero que el partido tenga una actitud que podamos redefinir, revisar la estructura, que sea capaz de alentar una práctica acorde a los tiempos actuales. Tiene que reorganizarse con una concepción nueva.

No quiero restar en este sentido, a lo que sí aspiro es a que pueda fortalecerse sobre sí misma para poder cumplir con la garantía de democracia, de transparencia, de respeto por las instituciones.

-¿La grieta le hizo perder amigos?

-No, me hizo desarrollar mi capacidad de tolerancia. La grieta es el triunfo del fundamentalismo, del pensamiento autoritario, a esos no les concedo ni un milímetro.

-La última, ¿cuál es su sueño hoy?

-En lo personal, seguir desarrollándome, seguir estudiando, sueño con ver crecer a mis hijos en un mundo mejor, en una comunidad mejor, sueño con que mejore la situación general, que seamos capaces como colectivo latinoamericano de empoderarnos como movimientos sociales. Sueño con que el contexto no nos debilite, sino que podamos encontrar formas de fortalecernos, que la situación de mi país mejore, que las personas tengamos igualdad de oportunidades. Ese sería mi sueño, que haya igualdad de oportunidades para todos.

OPINIONES

Mauricio Macri

Es el presidente que eligieron los argentinos para gobernar los próximos cuatro años, tiene una gran responsabilidad, la primer responsabilidad es cumplir con lo que propuso en su plataforma de gobierno, recuperar el valor de la política tiene que ver con recuperar la coherencia entre lo que decimos y lo que ejecutamos.

Cuando se habla de pobreza cero, de redistribuir equitativamente, tiene que ir acompañado de políticas y acciones específicas, por lo tanto, por el bien de los argentinos, espero que tenga una gestión que sirva a los intereses del pueblo.

 

Juan Schiaretti

Es un político de fuste, de mucha trayectoria y que sus pares lo reconocen por su vocación de trabajo.

El tendría que reparar los déficit del proyecto político que acompañó en los años anteriores, vinculados a la protección de derechos, al fortalecimiento del sistema sanitario, creo que Córdoba tiene mucho que reparar en materia de seguridad ciudadana.

 

Martín Gill

Es un joven dirigente político que tiene una amplia trayectoria en distintos espacios estratégicos. Espero que lo que predica se objetive a través de las políticas públicas que implemente y de su acción de gobierno.

Martín Gill tiene que garantizar el esclarecimiento de una etapa de la ciudad que no sólo va a ser reconocida por el desarrollo de la infraestructura y de la obra pública, sino que va a ser recordada como el período de peor calidad institucional desde el advenimiento de la democracia.

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