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“Cada vez que me puse la camiseta de la selección intenté dejar todo”, dijo la Pulga

Rusia, el país más extenso del mundo, no podía prescindir del más grande del planeta fútbol. Nadie como él sabía cómo solucionar las cosas en una cancha

“Cada vez que me puse la camiseta de la selección intenté dejar todo”, dijo la Pulga

Escribe Juan Manuel Gorno
De nuestra Redacción

Rusia es el país más extenso del mundo. Ocupa toda el Asia del norte y alrededor del 40% de Europa. Tiene tanto espacio que su inmensidad podría compararse con Lionel Messi en el planeta del fútbol.

Rusia es rebelde, ícono del “zurdaje” que esperaba por la zurda más espléndida del deporte más popular. Y de Rusia también es Lev Nikoláyevich Tolstói, el hombre que supo escribir: “Puedes salir de cualquier situación difícil si no olvidas que no se vive con el cuerpo, sino con el alma, si recuerdas que tienes algo más fuerte que cualquier cosa en el mundo”.

Difícil saber si Messi leyó semejante frase, pero quizás la trajo incorporada de nacimiento, como ese talento que no se compra en ningún lado y que forma parte de los elegidos que quedan en la historia.

A Messi, sin embargo, le habían llegado otros mensajes más crudos. Le pusieron el rótulo de “perdedor en las difíciles” con la selección, se lo culpó de armar su mundo interno demasiado cerrado (impenetrable), le cuestionaron el poder que tomó su padre en algunas decisiones y hasta le reprocharon que no cantaba el Himno como cualquier hijo de vecino.

Algo de todo hubo, pero nada influye tanto cuando la pelota necesita el destino más preciso. Y en esa materia es el rosarino el amo y señor desde hace años, incluso en equipos que no estuvieron a su altura.

Anoche solo había que esperar que sus luces volvieran a encandilar en una noche de Eliminatorias, porque nadie como él sabía que Argentina, Rusia y tantos más imploraban por su pasaje al Mundial para hacer del fútbol un deporte más justo con sus mejores intérpretes.

Entonces cuando Ecuador exigió al máximo su aparición, con el gol tempranero, la magnificencia del crack demostró que el fútbol se alimenta de estas circunstancias inolvidables, la del tipo que va a buscar la pared con velocidad supersónica, el que presiona y asusta el rival para robarle la pelota y mandarla al fondo y, lo mejor, la del goleador nato que se hace el espacio por izquierda, acelera y engaña a todos con un tiro extraordinario, por encima del arquero.

Nada más y nada menos que eso, lo formidable de sus arrebatos individuales, hizo de Messi lo que siempre fue, desde cuando mostraba sus dientes y el acné, con los pelos al viento, hasta el papá tatuado y barbudo que, a pesar del paso del tiempo, sale a gritar como en el baby: brazos bien abiertos, con la corrida alocada.

Es cierto que el fútbol es un juego colectivo y que hoy muchos hablarán de los técnicos (pasaron tres en estas Eliminatorias), de la actuación de unos y otros o de la falta de consolidación de un equipo. Pero nada es igual sin Messi, el único que no tenía dudas de marcar el camino al Mundial que viene, aunque sea más tarde que temprano.

Es que parece que el hombre no tenía dudas de ser el mejor del mundo, aferrado a un viejo proverbio ruso: “Que nadie le diga lo que tiene que hacer a alguien que ya ha decidido cuál tiene que ser su destino”.

 


 

Récord

Messi, con un triplete ante Ecuador, y el uruguayo Luis Suárez, con dos tantos frente a Bolivia, lideran la lista de máximos artilleros de la historia en las clasificatorias sudamericanas con 21 goles cada uno.

 


 

La Pulga rompió el silencio: “Estábamos obligados”

Por primera vez en el año los jugadores de la selección argentina rompieron el silencio después de un partido.

Mientras festejaron en los vestuarios, se sacaron el fastidio insultando a los periodistas que los criticaron, pero luego salieron con la cabeza en alta y entendieron que había que hablar para la gente, el destino exacto tras semejante campaña sufrida.

Uno a uno, los futbolistas fueron saliendo del vestuario y, entre tantos, el propio Lionel Messi hizo un alto y habló sin reproches, con una sonrisa.

“La peleamos, la sufrimos, y no nos podíamos permitir estar afuera. Había que clasificar”, dijo el gran héroe de la noche.

“Merecíamos estar por los partidos anteriores, contra Venezuela y Perú, pero nos fuimos metiendo solos en este lío, nos complicamos, y no era fácil venir a jugar a la altura”, añadió.

En ese sentido, reconoció: “Al empezar perdiendo 1 a 0 se me pasó un montón de cosas por la cabeza, pero el grupo se sobrepuso muy bien y nos mentalizamos en ganar”.

Messi admitió que “estaba el temor de quedar afuera, pero confiábamos en nosotros porque hubiese sido una locura, no solo para mí”.

“Necesitábamos clasificar de la manera que fuera porque estábamos obligados”, agregó.

Luego de remarcar que “ahora es momento de disfrutar, de estar tranquilo”, la Pulga indicó que “después de esto la selección va a crecer, va a ser otra. El grupo sacará muchas cosas positivas de todo esto”.

“Estábamos todos un poquito inquietos por todo este momento de la selección, tanto el periodismo como la gente estaba ansiosa, pero esto ya pasó y lo conseguimos”, explicó.

Por último, cuando los cronistas se rendían a sus pies, Messi aclaró: “Cada vez que me tocó estar en la selección intenté darle el máximo, lo mejor para mí, para mis compañeros, para el grupo… Queríamos estar en el Mundial y lo conseguimos”.

 

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