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Triny Galera evoca en su último libro a su compañero de vida

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Triny Galera evoca en su último libro a su compañero de vida

p14f2-galeraEscribe: María Celia Charras

ESPECIAL PARA EL DIARIO

“Yo, la viuda”, tal es el título con que Triny Galera nombra a su último libro publicado. Poemas y relatos dedicados a la memoria de su amado compañero.

La ausencia de su esposo desató en ella estos escritos, como homenaje permanente al que fuera «el hombre de su vida», al decir de la poeta Mary Amaya en el prólogo.

Son versos escritos con ese dolor cruel de la separación, llorando todo lo llorado. Poemas y meditaciones que Triny escribe con sensibles pero resueltas palabras, que resultan más que suficientes para dejar traslucir su talento.

Triny Galera (foto) desgrana notas, habla de momentos compartidos en un mensaje conmovedor que deja huellas, mientras la poeta espera que un día amarillo de otoño, con la ayuda de Diosito, él golpee la puerta diciendo su nombre.

En síntesis, un hermoso libro que dice cosas de su autora, vividas con la sangre y el alma.

Ella fue docente, maestra de frontera, participante activa de acontecimientos literarios. Asociada a la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), exdirectora de la revista cultural «La vidriera de la villa», subdirectora del periódico «Punto y coma» y ganadora de los concursos organizados por la SADE, la Universidad Nacional de Villa María y la Junta Municipal de Historia. Ha publicado tres libros: «Mis tres jardines», «Mi abuela Mecha» y «Yo, la viuda». Tiene en preparación su cuarto libro «Lo que queda».

 

Otra dimensión

Si morir es no existir

he vencido a la muerte, manteniendo su presencia

viva, existiendo, entre vahos de nubes y neblinas.

Estando cuando te evoco.

Sintiendo tu cuerpo en la alta noche

cuando todo es quietud,

cuando sólo lo etéreo y fantasmagórico,

se hacen presencia, para los que lo evocan

Los llaman sin temor

 

                   Si morir es no existir

                     Tu no estás muerto sólo estás ausente.

 

En una ausencia para otros eterna.

Sin retorno, sin espera, sin tiempo.

Para mí, no existe tu ausencia,

mucho menos tu muerte.

Incorpóreo, invisible, esotérico

te siento conmigo, a mi lado.

Sin traumas y sin locuras, sólo con amor y con fe.

Fe cuando juraste que nunca me dejarías.

Que aunque no estuvieras

supiera buscarte, hablarte, sentirte.

                Si morir es no existir

                     Tu no estas muerto, solo estás ausente.

 

Yo no espero de este después que alguien

desentierre la espada, que como la de Excalibur

está enterrada en mi pecho.

Nadie podrá hacerlo.

Sólo tú conocías el conjuro, y tú te fuiste una

mañana de otoño, dejando esta espada clavada en

mi pecho.

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