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“Un cambio de mentalidad”

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“Un cambio de mentalidad”
El cerebro del equipo. Pablo Castro es parte un proyecto renovador que se potenció deportiva e institucionalmente
El cerebro del equipo. Pablo Castro es parte un proyecto renovador que se potenció deportiva e institucionalmente
El cerebro del equipo. Pablo Castro es parte un proyecto renovador que se potenció deportiva e institucionalmente

El entrenador de Ameghino disfruta de este presente deportivo institucional después de un largo camino recorrido, en el que no todo fue tan fácil.

Pablo Castro llegó a Villa María hace cinco años y su paso ha dejado una huella imposible de borrar. Es parte de un proceso de recambio y nueva concepción sobre el alto rendimiento. Dialogó con EL DIARIO y se refirió a este nuevo paradigma en la concepción deportiva local.

-¿Cómo ves a Ameghino hoy?

-Me siento muy contento con todo el proyecto previo, estos cinco años antes de comenzar el Torneo Federal. Significa un crecimiento en cuanto a lo deportivo. Por otra parte, el crecimiento institucional también se ve reflejado en cuanto al incremento de jugadores en la divisiones menores, juveniles e inferiores, en que cada vez es mayor el compromiso de los padres con el club. Son muchas cosas que contribuyen a un proyecto integrador y formativo.

Por ejemplo, hoy hay pibes que están cumpliendo 19 años y asomando en la Primera división. Cuando llegué estaban en la Sub-15 e iniciando el proceso de inferiores. Hoy lo están terminando, y aunque no tengan minutos en el primer equipo manifiestan su voluntad de colaborar continuamente con el club. La satisfacción es ver el compromiso y la búsqueda de una función.

-¿Por qué le dijiste sí a Villa María?

-En principio había sido padre en 2010 y no quería la vida de la capital para la crianza. No podía estar nunca en casa, ya que los ritmos son completamente distintos. Entonces ya estaba la idea de cambiar de aire y la decisión de venir a Ameghino salió de entre los planes que teníamos y la propuesta que recibí. Cuando llegamos la ciudad nos gustó muchísimo y decidimos quedarnos. El arreglo había sido por un año, pero luego el camino se fue dando.

-¿Cómo se vive este cambio de mentalidad institucional y deportivo desde adentro?

-Ameghino ya se había trazado en su momento intentar formar grandes equipos para aspirar a niveles de competencias realmente altos y por eso optaron por ir a buscar un técnico fuera de la ciudad, y tuve la suerte de ser el elegido. La idea era clara desde mi punto de vista: había que cambiar las dos “horitas” semanales (con suerte) de trabajo a implementar una nueva metodología con niveles de exigencia superior.

Me costó al principio ver que había muchísimos talentos, grandes jugadores, que no se dedicaban en plenitud a la profesionalización de la práctica deportiva. Entonces el plan tenía previsto tratar de darle todas las posibilidades al jugador de que pueda perfeccionar su condición y llevarla al máximo de su potencial. Claro que es no fue tarea fácil, sino que es un cambio de mentalidad que lleva años, como lo marca el trayecto de los últimos años de Ameghino.

El club pretendía dejar de hacer deporte recreativo para transformarlo en una disciplina más seria. Verlo desde adentro para mí es lo mismo, porque en lo personal siempre fue mi manera de trabajar, pero por su supuesto que me llena de orgullo ver los resultados en este sentido.

-¿En el plantel hay jugadores que estudian y trabajan?

-Hay de todo. Pero en realidad el 50% del plantel estudia, lleva su carrera adelante o está por terminarla. Algunos jugadores pueden tener algún trabajo, pero independientemente de eso, lo que se ha generado es que el jugador ha cambiado la conciencia de que hay que trabajar con su cuerpo, con su peso, con su alimentación, con su rendimiento, más allá de que reciba una paga o no. No es profesional solamente por recibir una remuneración y dedicarse de lleno al deporte, sino trabajando a conciencia con la disponibilidad del tiempo y perfeccionándose. Los que estudian se acomodan, los que trabajan también lo hacen y tienen sus permisos. Lo importante es generar a conciencia un cambio en la concepción profesional.

-¿Cómo está el primer equipo?

-Creo que estamos en un 60% de nuestro rendimiento, por lo que podemos dar más y espero que llegue el momento de nuestro pico en el campeonato. Aunque no hay un medidor de rendimiento si existe la observación de cómo funciona un equipo y en qué condiciones está. Por ejemplo, Abel Aristimuño es un jugador que estudia y en tiempo de exámenes tiene una carga de estrés más considerable y la producción se ve reflejada en los partidos. Por eso el rendimiento se va evaluando acorde a lo que va sucediendo y con el conocimiento del equipo.

-¿Cómo se ve Pablo Castro como entrenador?

-A veces siento que me paso de rosca en algunos momentos del partido. Estoy tratando de vivirlo con más tranquilidad, pero por supuesto esto lo da la experiencia. Paso de estar muy orgulloso cuando se juega bien a estar muy frustrado cuando no salen las cosas, ya que siento esa responsabilidad de “¿por qué no metí mano cuando hacía falta?”. Creo que es normal cuando se vive con pasión, pero como dije, es algo que estoy tratando de trabajar con más tranquilidad.

-¿Cómo ves el próximo partido?

-Estamos jugando bien y eso es importante, pero debemos mantener esta regularidad que hemos conseguido en los últimos partidos del campeonato. Si jugás bien tenés posibilidades de ganar… jugando mal podés ganar uno o dos partidos, no más. Estamos en un camino en el que el rendimiento es cada vez superior y esperamos seguir así para encontrar el nivel que pretendemos.

Alberto Arce (h)

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