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Villa Nueva, su morada eterna

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Villa Nueva, su morada eterna

Joaquín Pereyra Domínguez

Escribe Luciano Pereyra

El constructor inicial. El pensador de Villa María, olvidado por la mayoría de los villamamarienses del siglo XXI. Aquel que tanto luchó por la independencia de Villa María, aquel que ideó la ciudad que es en el presente, hoy sus restos mortales se encuentran en Villa Nueva. Lo paradójico de esta historia trataremos de explicarlo en este breve informe.

Si bien, la mayoría de los historiadores villamarienses consideran a Manuel Anselmo Ocampo el fundador de la Villa, el hombre que realmente proyectó a la incipiente aldea como un centro urbano independiente de Villa Nueva, va a ser justamente Pereyra y Domínguez junto a su socio Marcelino Arregui.

Familia de don Juan Manuel Pereyra (sobrino de Pereyra y Domínguez)

Nació un 30 de diciembre de 1847, en San Salvador de Sotomayor, Distrito de Redondela, Provincia de Pontevedra, España, llegó a la Argentina, entre 1865 y 1866, se radicó primero en Villa Nueva, donde obtuvo empleo en la importante casa de comercio perteneciente a los señores Boyer, Puente y Cía.

Tuvo una clara visión del progreso en relación al paso del ferrocarril, adquiere un amplio solar en Villa María, (esquina de las actuales calles Mitre y Buenos Aires). Allí levanta rápidamente un edificio en el que luego instala un comercio, integró la “Comisión de Instrucción y Obras Públicas”, antecesora de la Municipalidad Autónoma, quien edificó el salón para la primera escuela, donde luego inició sus actividades la primera capilla y más tarde, la Municipalidad, en la calle Mendoza 852, frente a la plaza del Este, (actual Independencia, única delineada en el primer plano; el de 1867).

Trece años después de fundada Villa María, Joaquín Pereyra y Domínguez, con su amigo, Marcelino Arregui, llegan a un acuerdo con Manuel Anselmo Ocampo, este vendió sus campos, de dos por dos leguas de lado, incluido el pueblo que estaba dentro de los límites del mismo. Pereyra y Arregui modificaron el primitivo plano de 1867, y, a partir de la actual calle Estados Unidos, les agregaron dos hileras más de manzanas hacia el sur-oeste, llegando así a los actuales bulevares Italia-Cárcano (el plano de 1867 tenía 109 manzanas; éste, de 1880, 135 manzanas).

Panteón familiar en el cementerio La Piedad

Además, se contempló la ubicación de tres plazas más, es decir, la del Oeste (de Ejercicios Físicos) la del Norte (Centenario) y la del Sur (San Martín). Solicitaron también que, en el nuevo plano que han presentado, se anule por obsoleta, la calle de Santa Clara (actual Garibaldi). Además de alambrar el histórico Paso de Ferreyra, por donde se vadeaba el río.

Se debió ensanchar la calle Corrientes hacia el puente, quedando así formada la actual avenida Dante Alighieri que abreviaba y aliviaba el recorrido de los habitantes de ambas Villas hacia uno y otro lado. Ya no se tendría que atravesar el río en canoas o chalanas con las periódicas crecidas, y hacía imposible su cruce a caballo. Además, aunque nadie lo soñaba aun, pocos años después, (1887) y mediante ese puente, tendrían un medio de transporte que lo revolucionó todo, el “Tranway Olmos” tirado por caballos.

Don Joaquín Pereyra y Domínguez contrajo matrimonio con doña Elisa Cardama, el 12 de abril de 1875, en la Parroquia de San Salvador de Sotomayor. doña Elisa había nacido en Villa Redondela, (Pontevedra) y sus progenitores fueron don Ramón Cardama Iglesias y doña Josefa Calvete.

Parcela del cementerio parque La Naturaleza donde se encuentran los restos mortales de Pereyra y Cardama

A principios de la década de 1880 construyó una imponente casona en la esquina de las actuales calles Mitre y Corrientes, (hoy edificio del Concejo Deliberante). Dentro de su actuación política debemos recordar que don Joaquín integró el Concejo Deliberante durante dos períodos, el primero desde 1883 a 1887 y continuó hasta finalizar 1891.

Por 1890 la crisis económica y política azotaba a nuestro país, el Unicato de los Juárez caía a pedazos; la desesperación se adueñaba de los de menores recursos y en lo social, todo se estaba desintegrando. Se paralizó la obra privada y los habitantes de la Villa emigraban, se sentían abandonados a su suerte, y como para paliar esta situación, se imprimieron “Bonos Agrícolas”, bonos que los que los recibían, usaban inmediatamente para saldar sus deudas con la Municipalidad, cosa que desbordó todo, ya que éstos, los que quedaban en manos de las autoridades municipales, no los querían recibir nadie por su desvalorización.

En ese estado de cosas, ocurrió lo que nadie esperaba, el ataque (nunca aclarado), por cuestiones personales, económicos o pasionales dirán otros.

Pereyra y Domínguez fue asesinado con un arma de fuego en la puerta de su casa sobre la actual avenida Sabattini, el día 13 de noviembre de 1890, así, trágicamente, se cerró la vida del principal propietario de estas tierras, del impulsor del progreso de Villa María. Desaparecido don Joaquín, su esposa Elisa, continuó con esa tarea. Elisa Cardama lo sobrevivió en el tiempo. Concretó donaciones para el Hospital Pasteur, para las escuelas, para nuestra iglesia y también para el asilo del Patronato de la Infancia. Asimismo, la Asociación Española de Socorros Mutuos de Villa María y Villa Nueva le debe muchísimo a esta dama, por lo que se la distinguió con el título de Madrina y luego, con el de Socia Honoraria Perpetua, falleció 22 de marzo de 1951, a los 92 años. Sus herederas, María Elisa Pereyra de Pérez y María Elisa Pérez Pereyra entregan trueque mediante, y por medio de la Escribanía de la doctora María Josefina González Muiños, la propiedad de calle Corrientes y Mitre, al Obispado de la ciudad, habiéndola ocupado los señores obispos monseñor Alberto Deane, monseñor Cándido Rubiolo y monseñor Guillermo Disandro.

El 13 de octubre de 1982, esta sede del Obispado es transferida a la Municipalidad local, donde por un tiempo funcionó allí, la Biblioteca Mariano Moreno conjuntamente con el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad, quien ahora es el único ocupante.

El Mausoleo que los herederos tenían en el cementerio La Piedad de Villa María, fue profanado en sus objetos religiosos y ornamentales, por esto, decidieron trasladar los restos al cementerio La Naturaleza de Villa Nueva.

Aquel que llegado a la Argentina, comenzó su vida laboral acumulando riqueza, trabajó para quitar el rol protagónico de Villa Nueva y logrando su cometido posicionó a Villa María como centro estratégico del centro del país, aquel que fue olvidado por sus coterráneos y descendientes, asesinado en la puerta de su casa, sin que la historia todavía aclare lo acontecido, estableciendo múltiples hipótesis, aquel inmigrante de Pontevedra, hoy descansa en Villa Nueva, la vieja comarca, antigua aldea rica y señorial lo recibe en sus entrañas, en este caso hacia el descanso eterno.

 

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