El arte y la cultura de Villa María incorporan siempre valores que sorprenden y no tardan en integrarse al valioso capital con que cuenta como en este caso la música popular, latinoamericana y, en especial, el tango.
La vieja casona Sobral de la avenida Sabattini 51 se ha convertido -tal como lo indica su nombre- en una verdadera Usina Cultural.
En ese marco se presentó ofreciendo, ante un numeroso público que colmó la sala, este producto de alto nivel artístico llamado Dúo por la Vida Tango, integrado por Emiliano Kandico, de privilegiada voz, oriundo de Buenos Aires, pero radicado aquí hace siete años y el villamariense Diego Hernán González, eximio pianista. Tras entonar el Himno Nacional Argentino, ofrecieron un gratísimo repertorio de temas de Mariano Mores, Agustín Bardi, Ariel Ramírez, Chabuca Granda, Aníbal Troilo, Horacio Salgán y el cierre con el hermoso tema de Ferrer y Piazzolla, «La bicicleta blanca».
Se recrearon, además, viejos temas como «Por qué la quise tanto», «Adiós», «Tu piel de jazmín», «Alfonsina y el mar», «La última curda», «Frente al mar», «La flor de la canela».
La noche del viernes 15 fue una experiencia nueva: grabaron en vivo su nueva placa discográfica pronto a ser puesta al alcance del público con todos los temas antes mencionados. El cerrado aplauso y aclamación de los concurrentes selló una noche inolvidable.
Distinciones
Muchos escenarios del mundo pudieron apreciar a ambos músicos. La última gira fue por Alemania, Bélgica y España.
Recibieron diploma de honor en «Valores éticos y espirituales» de la Liga Pro Comportamiento Humano en 2015 en la Capital Federal. Similar distinción recibieron del Concejo Deliberante de Villa María.
Además, tienen en su haber el Interés Legislativo por la provincia de Córdoba, premio Arcángel San Gabriel, «Raíces» a mejor conjunto de tango y el mejor disco y recientemente el premio «Roberto Goyeneche» al mejor dúo o solista.
Están incursionando en programas especiales de TV y radios de nuestra ciudad. El mundo, sin fronteras, será su exitoso destino. ¡Y son bien nuestros!
Héctor Cavagliato
