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América toda iluminada desde el sur

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América toda iluminada desde el sur
El lanzamiento de ayer del cohete que llevará el satélite argentino hasta su órbita
El lanzamiento de ayer del cohete que llevará el satélite argentino hasta su órbita
El lanzamiento de ayer del cohete que llevará el satélite argentino hasta su órbita

Escribe Paula Navarro (*)
Especial para EL DIARIO

 

El satélite geoestacionario Arsat-2, diseñado y construido por Argentina, fue lanzado ayer desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. El mismo requirió de cuatro años de trabajo en conjunto con los profesionales de Arsat y el Invap. Ofrecerá servicios de TV e Internet a todo el continente.

Este satélite se lanza con el objetivo de aumentar la capacidad de transferencia de contenidos audiovisuales y ofrecer la distribución de los contenidos de la industria cinematográfica y televisiva en los mercados hispanoparlantes de Centro y Norteamérica.

Mientras que el Arsat-1, lanzado el 16 de octubre de 2014, centra su emisión en el territorio nacional, el Arsat-2 tiene tres antenas, dos desplegables y una fija, que refuerza la misión territorial y socialmente integradora de su antecesor a nivel nacional.

El nuevo satélite ocupará la posición 81° oeste y se integrará al Sistema Satelital Geoestacionario Argentino de Telecomunicaciones (Ssgat) que ya cuenta con el Arsat-1 que presta servicio en la posición 72° oeste; y a los que luego se les sumará el Arsat-3, actualmente en fase de desarrollo.

El satélite lanzado el año pasado, que demandó más de 1.300.000 horas hombre de mano de obra argentina, transporta señales de video y brinda servicios de televisión directa al hogar, de acceso a Internet para su recepción en antenas VSAT y de datos y telefonía IP con igual calidad a todo el territorio nacional, incluidas las bases antárticas y las Islas Malvinas.

Este es un hecho fáctico que nos obliga a recordar que se dio tras un sostenido proceso de desarrollo iniciado cuando el Gobierno del expresidente Néstor Kirchner resolvió defender las posiciones orbitales 72 y 81 a través de la creación de Argentina Satelital Sociedad Anónima por una ley en 2006.

Es una sociedad anónima (integrada en un 98% por el Ministerio de Planificación y un 2% de Economía) con el objetivo de cuadruplicar la facturación en cinco años, que no es más que cuadruplicar los servicios y que implica triplicar la cantidad de empleos, la mayoría, de profesionales.

En 2016, Arsat conectará una red de dos satélites, 58 mil kilómetros de fibra óptica, un centro de datos al doble de la superficie actual y 120 torres de Televisión Digital Abierta (TDA), que darán cobertura gratuita al 85% de la población, permitiendo la inclusión social y la distribución real de la industria cultural.

 

Formidable transformación

Somos contemporáneos de una formidable transformación en las formas de producción y distribución de contenidos culturales. Día a día se multiplican los dispositivos, los programas y las formas de conectividad.

Todos estos saltos tecnológicos generaron polémicas, muchas no saldadas aún, entre derechos y usos, entre lo regional y lo global, lo público y lo privado, los centros de poder y sus periferias.

Cualquier discusión política acerca del rol de las nuevas tecnologías supone analizar el rol del Estado en la producción y distribución de estas creaciones culturales.

Sin la participación estatal esos desarrollos generan, invariablemente, modelos de concentración y exclusión. Esto es así, entre otras razones, porque aun con dispositivos que incluyen a millones de actores que pueden consumir y producir contenidos, el mercado concentra los canales de distribución y la selección de esos contenidos.

Está muy vigente e irresuelta la tensión entre el acceso libre y los derechos de creadores y empresas, que culpabiliza al eslabón más débil de la cadena: el usuario.

Es incorrecto plantear la discusión cultura paga versus cultura gratuita. Los usuarios abonamos sumas millonarias a cambio de conectividad.

Arsat-1 y Arsat-2 brindarán conectividad de igual calidad a todas las regiones enmarcándose así en políticas públicas del estado nacional para reducir la brecha digital. Generando la apertura definitiva de la industria argentina de contenidos audiovisuales hacia el mundo.

Es un histórico proceso de investigación, desarrollo y producción que indica que hay una industria vinculada a lo satelital. Es un hito para nuestro país: la entrada a la industria satelital. El certificado «Hecho en Argentina» implica, además, el desarrollo de proveedores nacionales para la industria satelital.

Este tipo de satélites son los más complejos de hacer, puesto que deben rotar al mismo ritmo que la Tierra (por lo que parecen fijos en el espacio), y se encuentran alejados de la Tierra.

 

Por qué “ilumina”

Los satélites geoestacionarios, se denominan así por “geo”, que significa tierra y “estacionarios” porque aparecen como aparcados en el espacio, en este caso, justo sobre el territorio argentino. En términos que usan los técnicos , se dice que esa posición orbital “ilumina” a la Argentina. De hecho, si uno pudiera ver al satélite desde nuestro país, lo vería como quieto en el espacio, algo así como si la Argentina estuviera usando una suerte de paraguas o de foco que la ilumina. En realidad, Arsat-1 en la posición 72 ilumina mucho más que nuestro país, llega a cubrir algunos países limítrofes como Paraguay, Uruguay y Chile. Y Arsat- 2 en la posición orbital 81, ilumina Estados Unidos y toda América.

La posición orbital 81 tiene un impacto comercial muy fuerte, ya que no es lo mismo vender servicios en América Latina que hacerlo en el mercado norteamericano. Pero, además, se incorpora otro dato muy significativo. El precio del megaHertz por mes (que es la unidad de venta).

Argentina ingresó a un grupo selecto de países. Los otros que tienen esta capacidad incluyen a los Estados Unidos, China, Israel, Japón, India, Rusia y la Unión Europea, donde en general los programas son entre varios países.

Si los chinos o los rusos no pudieran hacer sus propios satélites, ¿le dejarían esa tarea de telecomunicaciones a Estados Unidos? ¿Les representará algo a ellos tener la ciencia y tecnología suficiente para producirlos?

Es así Arsat-1 y Arsat-2 están en órbita. Su corazón y cerebro son argentinos, con tecnología, diseño, software, desarrollo, construcción, implementación y ensayo todo hecho en el país.

Según Ignacio Ramonet estamos viviendo la segunda revolución capitalista, la que tiene un gran soporte en las autopistas de la comunicación.

Cada día se intercambian dos mil millardos de dólares por la autopista de la comunicación. Si tomamos la economía en general del mundo, 5% de los intercambios del mundo, son de la economía material, la que produce ya sea trigo, automóviles, petróleo y 95% son intercambios puramente inmateriales y financieros, valores, divisas, y esto circula gracias a la transformación de la comunicación. De ahí que en realidad haya cada vez menos distinción entre el universo de la economía y el universo de la comunicación.

Los fabricantes de satélite están dentro de la comunicación, ¿por qué? Porque si podemos llamar de aquí a Europa sin problemas es porque hay satélites de comunicación.

Por consiguiente, los fabricantes de estos satélites están en la economía de la comunicación. Por extensión, los fabricantes de los cohetes que colocan, a los satélites en órbita también están en el campo dé la comunicación, porque nueve de cada satélites que colocan son de comunicación.

Argentina mediante una empresa estatal forma parte de ese grupo de países que por medio de la transformación del parámetro tecnológico hace que surjan actores nuevos muy poderosos, mucho más que los anteriores.

¡Celebremos, argentinos, por la soberanía espacial y comunicacional!

(*) Licenciada en Comunicación Social, productora de Contenidos Audiovisuales, docente UNVM, directora de Canal 9 Mirate

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