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Bajo la intensa luz de la mirada

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Bajo la intensa luz de la mirada
Foto de Camila Tosolini

Camila Tosolini, María Luz Irusta y Micaela Martinenco son alumnas de F5 y expusieron en “Almacén de Imágenes”, la muestra anual que la escuela realiza en el Centro Cultural Leonardo Favio. Portadoras de una tremenda fuerza documental junto a una asombrosa capacidad para retratar el cuerpo humano, las jóvenes promesas de la fotografía local hablaron de la “cocina” de sus composiciones

Foto de Camila Tosolini
Foto de Camila Tosolini

No son las fotos de tres estudiantes aunque en los papeles sí lo sean. Tampoco los meros “trabajos prácticos” para la materia de una escuela, por más que hayan sido presentados como tales. Son eso y mucho más que eso. Porque cuando uno se enfrenta a las imágenes que Camila Tosolini, Micaela Martinenco y María Luz Irusta colgaron en el Favio, se tiene la sensación de estar ante el trabajo de un fotógrafo consagrado, uno que sabe muy bien de qué se trata la pobreza de una familia de cirujas en un pueblo o uno que se hace eco de la vida de un muchacho que no puede usar las manos o de otro que busca la belleza que se desprende de la delicada forma femenina. Quizás por eso sea bueno recordar que estamos ante el trabajo de tres veinteañeras que aún no terminaron la carrera, porque esto quizás nos permita valorarlas más. Y entender, sobre todo, que estas chicas no sacaron fotos para el “aprobado” de una escuela sino para dar respuesta a sus preocupaciones más hondas. Y es que las fotos de Camila, María Luz y Micaela no fueron sacadas para adornar una pared ni llenar el cuadro de una exposición, sino que son imágenes para los días de la vida, la invención de la realidad tras la desnudez de la ilusión, la prueba sensible y epidérmica (emulsión de plata tatuada en el papel fotográfico del alma) del paso de cada una por la Tierra.

 

P22 foto 2Tratado en blanco y negro sobre la inocencia

En el patio trasero de una casa cuyo frente sólo nos es dado imaginar, unos chicos juegan (y también existen) entre un precario mobiliario de palés, tachos, ruedas de bicicleta y desperdicios. No se trata de una escenografía armada ni de un fotograma robado a una película del neorrealismo italiano de los ´50. Es una imagen conseguida en pleno 2015 en Santa Eufemia, el pueblo natal de Camila Tosolini.

“Hay una familia muy pobre que vive a la vuelta de mi casa y que cirujea vidrios y botellas. Son cuatro hijos con su madre y su abuela. La madre a veces viene a pedir trabajo al supermercado de mi abuela y ella siempre le da algo. Los tres hijos más chicos son muy unidos y se cuidan entre sí. Además, el nene más chico es compañero de jardín de mi sobrino. Por eso cuando tuve que hacer mi trabajo para “Fotografía Documental”, no lo dudé y los elegí. Quise retratar la inocencia de los tres más chicos, que hace que todo lo malo que existe a su alrededor no tenga importancia. Porque tanto la pobreza como la falta de oportunidades pareciera no afectarlos en absoluto, al contrario de la nena más grande que ya tiene 15 años y quizás vea las cosas de otro modo. Así que hablé con la mamá y ella me dio permiso. Los quise mostrar en el contexto cotidiano y por eso los fotografié en la casa con sus juguetes y lo que juntan de la calle. Al principio les saqué las fotos que me pedían, pero luego de jugar con ellos todo un día a la casita con barro, empecé a hacerles las que yo me imaginaba. Lo bueno es que ellos ni sabían que yo los estaba fotografiando. Me había vuelto una más en aquel patio. Busqué una estética personal basada en el alto contraste, inspirada muy especialmente en Adriana Lestido, que ha fotografiado mucho a las mujeres presas. A los chicos les hice más de veinte sesiones a lo largo de seis meses y elegí el blanco y negro para que el color no me distrajera de las escenas, que era lo que quería documentar. Creo haber cumplido”.

 

P22 Foto 1 de Micaela MartinencoEl delicado diseño del cuerpo femenino

Las piernas de una mujer pueden ser la invitación estética a un viaje que no tiene fin. Y si están apenas brilladas por la adamascada luz que se filtra por una cortina entreabierta, mucho mejor. Una suerte de “invitación al viaje” es la foto y el concepto estético que María Luz Irusta, nacida en James Craick, colgó la semana pasada en las paredes del Favio.

“En la materia Producción Digital nos habían enseñado el programa Lightroom; y para aplicarlo quise hacer una producción muy íntima. Me gusta mucho fotografiar el cuerpo de la mujer, mostrando sobre todo su sensualidad y delicadeza. Es mi forma de revelarme contra las fotos actuales que sólo buscan el impacto sexual. La modelo de mi producción fue, justamente, mi compañera Camila Tosolini. La elegí porque ya le había hecho fotos y tenemos mucha confianza. Es muy difícil encontrar una persona a la cual fotografiar semidesnuda con naturalidad. Cuando no hay confianza, la tensión del cuerpo se nota en el revelado final. Particularmente no saco muchas fotos ni soy espontánea en mis puestas. Todo lo contrario. Primero escribo el guión y luego voy con el papelito al estudio y compongo cada imagen. Me gusta usar luz natural y que la persona se sienta cómoda. Amo a los fotógrafos delicados de los cuales trato de tomar elementos estéticos todo el tiempo, aunque siempre desde mi punto de vista. Pero en la escuela también me ha tocado estudiar a otros fotógrafos más explícitos como Robert Mapplethorpe, que me chocaba muchísimo. Eran cuerpos masculinos reivindicando la homosexualidad y la lujuria. Y yo no pude entrar jamás en esa sintonía. A los desnudos de Camila los hice en color porque no había muchos elementos en la composición, así que pude dejar un contraste muy bajo para que se apreciara mejor la luz natural de la ventana, que es la que mejor revela el cuerpo femenino. Estoy contenta de haber conseguido que las piernas de Camila sugirieran tanta paz y delicadeza.”

 

P22 Foto 2 de Micaela MartinencoCanción de amor para los días de Cristian

Cristian enciende un cigarrillo con los pies y se lo fuma mirando la pared. La instantánea lo capta en una acción inconcebible para quienes podemos usar las manos; una pose que lo emparenta directamente con los yoguis del Tibet más que con un muchacho del sudeste cordobés. Pero para quienes lo conocen, esta “proeza” es una de las más sencillas que realiza Cristian cada día. Y si no, escuchemos lo que tiene para decir su amiga y retratista, Camila Martinenco.

“Terminé la carrera este año pero como aún debía la materia Fotografía Documental, empecé a prepararla en julio. Entonces decidí retratar a mi amigo Cristian. Nos conocemos de muy chicos de La Laguna, nuestro pueblo. Cristian tiene 23 años y nació con artrogriposis, una enfermedad genética que le impide mover los brazos. Desde que le dieron la mamadera, ya la agarraba con los pies. Y desarrolló tanto esa habilidad que hoy hace de todo desde abrir la coca y escribir en la compu a manejar el auto y vestirse. Hace todo con los pies menos barrer, como le gusta decir. Yo quería retratarlo en su vida cotidiana, mostrarlo como ejemplo de superación ya que muchas veces una se queja de estupideces. Pero vos lo ves a él, y con todo su impedimento nunca dice nada. Todo lo contrario. Te transmite optimismo y te alienta a seguir más que cualquiera. En La Laguna es un chico más; juega al fútbol y hasta llegó a participar de la liga de vóley donde le permitían usar la cabeza y los pies. Tiene una fuerza de voluntad impresionante y además es un bocho. Se recibió de analista de sistemas y ahora trabaja desde Villa María para el Poder Judicial de Córdoba. Le hice una docena de sesiones en su casa, en la costanera o juntándose con amigos. Y a él le encantó posar. A tal punto que a veces me mandaba mensajes diciéndome “venite que ahora tengo tiempo”. Quería retratar todo lo que él hacía en su día a día y por suerte colaboró muchísimo. Quedó muy contento con la serie. Usé el blanco y negro porque le da una uniformidad al trabajo y te unifica la luz de los interiores con la de los exteriores. Me gusta mucho la fotografía documental y ahora estoy preparando un trabajo con la tropilla de mi papá. Yo también quedé muy feliz con el book de fotos de Cristian, orgullosa de que alguien como él sea mi amigo y venga de mi pueblo”.

Iván Wielikosielek

 

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