Cerro coloriau

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Cerro coloriau

Por el Peregrino Impertinente

Considerado una de las maravillas naturales más deslumbrantes de nuestro país, el Cerro de los Siete Colores despliega sus bellezas en las vecindades de Purmamarca, al sur de Jujuy. Desde allí, cautiva a viajeros de todo el mundo, quienes se acercan hasta este sector de la Quebrada de Humahuaca para maravillarse con tan singular montaña. De paso, se olvidan de los problemas que tienen en vilo a la humanidad, como la guerra en Siria, la amenaza nuclear de Corea del Norte o el tsunami de limones argentinos que muy pronto arrasará con los distritos estadounidenses de Massachusetts, Wisconsin y El Salvador.

Se trata de un fenómeno muy especial, producto de “una lenta formación geológica caracterizada por la sedimentación de minerales que a lo largo de varios millones de años fueron generando diversas capas de tonalidades múltiples”, de acuerdo al geólogo Johny Lapongo, quien de tanto analizar el caso ha dejado su vida social en un tercer o cuarto plano. “Hablando de planos, quisiera mostrarle aquí los mapas donde se puede apreciar cómo la sedimentación se esparce en relación directa con la mineralización romboidal de los ángulos adyacentes al cateto montañil”, agrega el experto justo antes de que, buscando algo de divertimento, lo entreguemos a las Fuerzas Armadas jujeñas acusándolo de ser el geólogo personal de Milagro Sala.

Aquel que aún no haya tenido la suerte de visitar Purmamarca disfrutará de lo lindo dando un paseo por la esencia del pequeño pueblo, que en cada rincón arroja postales del cerro. Aún más, recorriendo las espaldas de la montaña por el llamado “Camino de los Colorados”, potenciando la conexión visual y espiritual con este ícono nacional. “Cada vez que vengo alucino: esos azules, esos amarillos, esos plateados… un espectáculo que le da sentido a la vida”, comenta emocionado Juan, turista daltónico a quien por lastima nadie le dijo que le está errando muy, pero muy fiero.

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