Es el que va de la esquina del Nacional a la playa del Santa Ana. La titular de Inspección General del municipio dijo que la ciudad ya no se mueve por “modas”

En este verano se verificó la extensión del circuito gastronómico en la costanera de Villa María, apareciendo con fuerza el trayecto que va desde enfrente al Colegio Nacional hasta la playa del barrio Santa Ana.

En esto tuvo fuerte incidencia la apertura de Ribera, sobre avenida Libertador y bulevar Sarmiento. “Se produjo la inversión de chicos que vinieron a innovar en un sector en que había un tradicional quiosco que para el municipio era conflictivo, porque se generaba venta de alcohol fuera de horario”, señaló la subsecretaria de Inspección General del municipio, Valeria Suárez.

“Esto ha generado un cambio de imagen y actividad, porque antes lo que movilizaba hacia el fin de la costanera sólo era el parador del Santa Ana (Me matan limón). Hace un año se intensificó mucho con otro local gastronómico ubicado a dos cuadras de Ribera (Puebla) y así se hizo una sinergia muy grande”, graficó la funcionaria, quien aseguró que esto genera “un efecto dominó para que otros lugares de la zona busquen tener abierto más tiempo, hermosear, acompañar este contexto, porque antes había días en que estaba todo cerrado”.

Ante la pregunta de , Suárez dijo que “los vecinos lo han tomado bien porque es un lugar de recreación tranquilo, sin inconvenientes”. Subrayó que tiene la particularidad de brindar la cerveza no tradicional, “algo muy común en capitales del mundo y que nosotros antes solo teníamos en las sierras”. Sobre este punto, reveló que la cuestión ha sido disparadora para nuevos proyectos que “nos han venido a consultar”.

La funcionaria también hizo referencia a las presencias de Toque de Oliva y Sr. Thompson en barrio Palermo, sobre calles Córdoba (el primero) y costanera (el segundo), ubicados en el mismo espacio. “Se sostuvo todo el año y logrando que no haya problemas con los vecinos. Al principio fue una cuestión de acordar criterios y consensuar, porque esto pasa por convivir y entender que el derecho mío termina donde empieza el del otro”, expresó.

Cuando se le preguntó su impresión sobre cómo continuará esta nueva tendencia y se le planteó si la ciudad se mueve por “modas”, concentrándose la gente en un ámbito sólo en un tiempo, Suárez consideró que esto no es así. “No creo que haya modas, un poco lo ha demostrado lo que ocurrió con Sr. Thompson en 2016, porque se mantuvo todo el año, había cumpleaños, reuniones, creo que pasa por aprender a disfrutar de todos los espacios y ver que no sólo somos vidrieras, porque había una época en que solo podíamos estar en la esquina más céntrica”, manifestó.

Y ratificó que “la ciudad en los últimos cuatro años tuvo apuestas gastronómicas muy importantes, desde tacos y bares a deliveries y todo está funcionando”.

En tanto, en términos generales sobre altas y bajas de comercios, apuntó que “los rubros se mantienen”, siendo el centro el de una “dinámica muy particular, que nosotros atribuimos al costo de alquileres, porque muchos nos dicen cuando se van que lo hacen por esa razón”. “La mayoría se muda, no es que cierra definitivamente”, aclaró.

“Eso ha generado que se potencien otras vías alternativas, como el bulevar Sarmiento”, añadió.