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Condena unificada para un joven por hechos de violencia de género

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Condena unificada para un joven por hechos de violencia de género
Matías Rodríguez volvió a sentarse ayer en el banquillo de los acusados y estará en la cárcel algún tiempo más

Como Matías Rodríguez tenía pendiente parte de una sanción dictada a fines de mayo de 2016, los nueve meses que le impusieron ayer se “convirtieron” en dos años y dos meses de prisión efectiva. Se declaró culpable y admitió ser un “adicto compulsivo” a la cocaína

Matías Rodríguez volvió a sentarse ayer en el banquillo de los acusados y estará en la cárcel algún tiempo más

Un joven villamariense que supo trabajar en el Corralón municipal recibió ayer su segunda condena en los últimos 15 meses, luego de que confesara haber golpeado a su concubina y amenazado a un menor, hijo de la mujer, durante un episodio de violencia que se produjo en el seno familiar apenas seis meses después de que recuperara la libertad.

Se trata de Matías Ezequiel Rodríguez (25), a quien se le impuso una pena de nueve meses de cárcel por los hechos cometidos en perjuicio de Sonia Elizabeth Scavarda (25) y de su primer hijo. Sin embargo, como tenía pendiente buena parte de una sanción dictada por la Cámara del Crimen local a fines de mayo de 2016, tuvieron que unificarse ambas sentencias.

Así, en el marco de un juicio de trámite abreviado, Rodríguez recibió una única condena de dos años y dos meses de prisión de cumplimiento efectivo que lo dejará entre rejas hasta fines de agosto de 2018, si es que se le concede la “libertad asistida”. De lo contrario, estará en la cárcel de barrio Belgrano hasta febrero del año siguiente.

 

Maldita cocaína

El irascible convicto, quien fue declarado reincidente en el mismo fallo condenatorio, atribuyó su violento proceder al consumo compulsivo de cocaína, adicción que lo llevó a agredir a Sonia y a amenazar a su hijo más grande, menor de edad (la pareja tiene un hijo en común), el pasado 20 de noviembre.

Ese día, en medio de una discusión registrada en la vivienda ubicada en Brandsen 657, en barrio San Martín de esta cuidad, Rodríguez tomó de los cabellos a la joven y le aplicó un golpe de puño, y cuando el menor en cuestión le recriminó la actitud, lo amenazó diciéndole: “A vos te voy a agarrar en la calle… Ya sé adonde vas”.

El hecho fue denunciado de inmediato por Scavarda y un par de horas más tarde la Policía detuvo al agresor, sobre todo cuando se estableció que estaba con “libertad condicional”.

En efecto, Rodríguez había salido de la cárcel los primeros días de junio de 2016, es decir, apenas cinco meses antes del violento episodio, luego de recibir una condena de tres años de prisión por tres asaltos perpetrados en marzo de 2015.

El 26 de mayo del año pasado, la misma Cámara del Crimen que lo sentenció en la víspera lo había declarado culpable de tres hechos de “robo calificado por el uso de arma de fuego cuya operatividad no se pudo acreditar”.

 

El 26 de mayo de 2016, Matías recibió su primera sanción penal, aunque aquella vez fue por tres asaltos a mano armada. En ese juicio, el joven convicto reconoció que su adicción a las drogas lo había llevado a delinquir

Asaltos calcados

En los tres asaltos (el primero a la heladería Grido de bulevar Sarmiento, el segundo a una panadería ubicada sobre la misma arteria y el tercero a la sucursal Grido de bulevar Alvear y Tucumán), Matías utilizó el mismo accionar, pero con algunos “detalles” que lo dejaron muy al descubierto.

Drogado, ingresó a los tres comercios portando un arma de fuego y con el casco puesto en la cabeza para cubrir su rostro, pero en todos los casos luciendo una campera blanca que tenía inscripta la palabra “Italia” en el pecho y en la espalda, con letras muy visibles.

Para colmo, en los tres robos utilizó su propia motocicleta, una Motomel negra cuya patente (264-HDP) fue divisada por las víctimas de los hechos y todas asociaron las letras de la chapa con las iniciales de un característico insulto.

Rodríguez fue detenido el 26 de marzo en la casa de calle Brandsen y, al ser allanada, la Policía encontró la Motomel con la patente en cuestión y la “delatora” campera blanca que usó en los tres robos.

Los efectivos no encontraron el arma, pero pocos días después, de manera voluntaria y espontánea, el papá del joven llevó a la Comisaría de Distrito un revólver que encontró en su casa. No obstante, no se pudo probar que se haya tratado del arma empleada en los asaltos, lo cual atenuó la condena.

Como la condena dictada en mayo de 2016 fue su primera sanción penal, el joven obtuvo la “libertad condicional” luego de pasar un año y dos meses entre rejas, pero quedó “debiendo” el resto de la pena. Por esa razón tuvieron que unificarse ambas sentencias.

 

Juez y partes

La audiencia realizada ayer fue presidida por el camarista Félix Martínez y contó con la participación del fiscal Francisco Márquez y del abogado Eduardo Rodríguez, quien no tiene ninguna relación de parentesco con el condenado.

Previo al debate, el Ministerio Público y la Defensa habían acordado tanto la pena a solicitar por los hechos de violencia de género como la condena unificada que finalmente le impuso el juez Martínez por pedido de las partes.

 

Matías había salido de la cárcel en los primeros días de junio del año pasado, luego de que se le otorgara la “libertad condicional”. Pero el 20 de noviembre, su adicción a la cocaína lo llevó a agredir física y verbalmente a sus familiares.

 

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