Entre 2013 y 2015 perpetraron varios robos, hasta que fueron aprehendidos por la Policía. Desde el año pasado están presos y por un tiempo continuarán en la cárcel
La Cámara del Crimen de Villa María condenó ayer a prisión efectiva a dos jóvenes que, entre 2013 y 2015, se convirtieron en el “azote” de las calles de Villa María, tal como lo comprobó en el juicio realizado ayer en el edificio de Tribunales de esta ciudad.
La Justicia halló culpables a ambos sujetos de, mediante la modalidad propia de los motochorros, arrebatarle carteras y bolsos a distintos transeúntes, uno de los cuales resultó ser una mujer a la que hicieron caer sobre la calle.
Los condenados resultaron ser Fabio Ezequiel Carranza, de 24 años, con domicilio en la ciudad santafesina de Rafaela, pero que durante los últimos años se encontraba en Villa María, y Andrés Ezequiel Miranda, de 20 años, residente en barrio Botta.
Carranza fue condenado a tres años y seis meses de prisión al ser hallado autor de dos casos de robo simple, una tentativa de robo simple, dos hechos de hurto simple, un robo, un encubrimiento, una herida leve provocada al disparar un arma de fuego y un asalto con arma.
El último hecho ocurrió en ocasión de que una pareja se acercó a la casa donde viven Miranda y Carranza para preguntar por un domicilio y éste aprovechó la oportunidad y, arma en mano, asaltó al hombre y a la mujer.
En tanto, a Miranda se le impuso una pena de tres años de prisión por la autoría de robo simple (dos hechos) y una tentativa de robo simple.
En consecuencia, el primero de los nombrados deberá permanecer en la cárcel, como mínimo, dos años y cuatro meses, en tanto que el menor de los reos estará en condiciones de solicitar la condicional tras permanecer durante ocho meses en la Penitenciaría.
Ambos jóvenes, que en una ocasión perpetraron tres arrebatos en pocas horas, se encuentran detenidos desde el año pasado.
La audiencia, que se realizó durante la víspera, estuvo presidida por la jueza Silvia Savslasky de Camandone, mientras actuó como fiscal de Cámara Francisco Márquez y fueron abogados defensores los letrados Jorge Bustos y Juan Rusconi.
La Secretaría estuvo a cargo de Guillermo Picco, quien puso fin a la audiencia con la lectura de la sentencia.
