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De la poesía de Whitman a la novela del nuevo milenio

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De la poesía de Whitman a la novela del nuevo milenio

Magíster en Lengua y Magíster en Lengua, Mariana Mussetta, investiga desde hace cinco años un género tan fascinante como novedoso: la Ficción Multimodal. Son libros que narran una historia valiéndose de gráficos, dibujos y textos exportados del Facebook. Mariana habló de estos modos de la novela del Siglo XXI pero también de los clásicos norteamericanos, a los que enseña apasionadamente en su cátedra de la UNVM  

La magíster Mariana Mussetta y la licenciada Andrea  Vartalitis
La magíster Mariana Mussetta y la licenciada Andrea Vartalitis

La “teacher” Mariana no se fue de vacaciones, pero su mesa de trabajo es una fabulosa invitación al viaje. Y efectivamente, las obras de Graham Rawle, Alexander Masters y Mark Haddon (entre otros) tapizan su escritorio como poéticas hojas de hierba. Sólo que estas hojas no son de otoño sino de estío. Y aunque puedan contener alguna dosis de poesía en su interior son pura prosa multimodal; los mejores frutos anglosajones de novelas tan “experimentales” como masivas (“mainstream”, dirá Mariana). Se trata de textos que han incorporado con maravillosa naturalidad lo visual como elemento indisoluble de la narración. Y la “teacher” Mariana los ha empezado a estudiar con la fascinación de un nuevo género y (bellísima paradoja espaciotemporal) la devoción romántica de una lectora del siglo diecinueve.

Por eso es que, en estas vacaciones donde Mariana no viajó en avión, sí lo hizo con su alma, su imaginación y su intelecto. Y voló en cómodos sillones de “clase pulman” a fascinantes reinos del futuro (“leer es soñar de la mano de otro”, escribió alguna vez Fernando Pessoa, y ese soñar es el más profundo de los viajes). O en lujosas carretas decimonónicas a la Nueva York de Walt Whitman, casi como un necesario ida y vuelta (“feedback”, dirá Mariana) entre un futuro eclécticamente incierto y un pasado inamovible, donde el viento sigue soplando las hojas en los caminos de las letras clásicas.

 

Viaje al futuro, el curioso caso de la nueva prosa anglosajona

-Entonces, Mariana ¿cómo empezaste a investigar las novelas multimodales?

– ¡De pura casualidad! Hace unos años leí una novela en inglés que me atrapó y con la que terminé haciendo mi tesis de maestría. Se llamaba “El curioso incidente del perro en la noche” (“The curious incident of the dog in the night-time”) y era un libro muy particular. El protagonista, que es el narrador de la historia, tiene Síndrome de Asperger. Y al igual que el personaje de “Rainman” tiene una tremenda memoria fotográfica y piensa en términos visuales. Por eso el libro está plasmado de esa manera, con gráficos, diagramas y fotos. Entonces me pregunté si había más novelas así, con la inclusión de otros recursos visuales como dibujos, tipos y tamaños de letras, grandes espacios en blanco, reproducción de cartas, documentos, charlas de Facebook…

-Y por lo visto, encontraste bastante más de una…

-¡Encontré un universo entero! Así fue como llegué a la “ficción multimodal”. Y a medida que investigué, fui descubriendo que hay un “boom” de lo multimodal en la novela a partir del nuevo milenio. Y esto tiene que ver con el “boom” de las nuevas tecnologías.

-En los años 60 se utilizaron recursos gráficos que luego fueron olvidados…

-Lo que pasa es que la literatura posmoderna los usó, pero siempre como una rareza, como un modo de experimentación. No eran libros “mainstream” (masivos) como ahora, donde pareciera que este modo de escribir y pensar se hubiese naturalizado. Extrañamente, las ficciones multimodales son todas “crossover books”, esto quiere decir que son libros pensados para un público adulto y adolescente; un nuevo nicho en la industria editorial. Lo novedoso de la ficción multimodal no es el recurso sino el alcance masivo que ahora tiene ese recurso.

-Este tipo de novelas se emparenta con el libro ilustrado, pero a la vez es una nueva concepción en el maridaje texto-ilustración…

-¡Claro! Y esto pasa porque en los viejos libros ilustrados, los dibujos acompañan al texto y dicen en imágenes lo que ya está dicho con palabras. Pero en la ficción multimodal el dibujo dice algo completamente nuevo, algo al margen del texto. O sea que la parte gráfica es un discurso tan necesario para seguir la historia como la prosa. En un libro clásico de ilustraciones, vos podés prescindir del dibujo pero no en la ficción multimodal, donde si sacás las imágenes deja de tener sentido la trama.

-Y los lectores de esas historias, ¿ya no dicen “estoy frente a una obra experimental”?

-No, porque en el Siglo XXI la gente ya no se cuestiona la representatividad de la imagen sino que la ha naturalizado como una forma efectiva de la comunicación. Y eso tiene que ver con los modos digitales y con la explosión de Internet que te decía. En este sentido, adhiero a la teoría del polaco Gregor Maziarczyk, que sostiene que la ficción multimodal es el modo en que el libro le está peleando a la era digital.

-Estas novelas podrían publicarse en formato digital, sin embargo están en papel…

-Si bien la novela multimodal incorpora lo visual, al mismo tiempo se resiste a morir como literatura. Y es como si quisiera hacerte acordar que tenés un libro en la mano. Hay un fenómeno muy curioso y es el de muchos chicos que compran libros de famosos “youtubers” devenidos en “best sellers”. Y me pregunto qué los lleva a esos jóvenes a comprar un libro de un cybernauta que ya conocieron en la red. Es algo que me fascina y que sigo investigando…

-¿Hay más “ficción multimodal” en inglés que en español?

-Sí. Y además, el cuerpo crítico que estudia esta movida está en los Estados Unidos y en Inglaterra. Pero curiosamente hay novelas en español y muchas son argentinas. “Páginas mezcladas” es una novela que Pablo De Santis publicó en los ´90 con dibujos narrativos de Max Cachimba. También “Guan tu fak”, del correntino Alejandro López.

-¿Los autores de ficción multimodal son consagrados o se vuelven conocidos a partir de estos libros?

– Generalmente son autores poco conocidos en literatura porque vienen del diseño o la historieta. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, el propio autor del texto hace los dibujos. Es más raro encontrar “un escritor clásico” como Pablo de Santis; pero en su caso, a los dibujos se los hace otro. Si bien Mark Huddon fue traducido a más de 30 idiomas y se volvió un “best seller”, antes era un desconocido. Esta inclusión de nuevos autores es muy positiva para la literatura de un país.

 

Viaje al pasado: un crujiente camino de hojas de hierba

-Dictás Literatura Inglesa y Norteamericana en el profesorado de Inglés de la UNVM ¿cómo nació tu gusto por ese idioma y por los libros?

-De chica era una lectora voraz. Me acuerdo de haber leído a Poe a los 12 años. Y aunque no entendía mucho… ¡Igual me encantaba! Durante el secundario empecé a estudiar inglés en una academia y mi gusto por el idioma se fue consolidando junto a mi gusto por la literatura. Por eso, cuando pienso que estoy en una cátedra que combina mis dos pasiones y encima con una docente como la doctora Marta Ancarani, es como haber hecho realidad un sueño. Hoy, ya sea por las clases o el área en que investigo, leo y hablo mucho más en inglés que en español. Incluso un montón de veces le digo a mi marido cosas en inglés sin darme cuenta y el pobre me mira con cierta tristeza… (risas)

-¿Cuáles son los requisitos para traducir literatura del inglés al castellano?

-Traducir es siempre un desafío porque nunca hacés una copia exacta del texto original sino que, indefectiblemente, generás otro texto. El tema es ser lo más fiel posible al original siendo consciente de que tu texto será otro. Para traducir hay que estar muy bien formado en cuanto al contexto de producción de la obra. Tenés que leer lo más que puedas sobre ese autor y su época porque las palabras, como decía Bajtín, tienen una carga histórica y una significación diferente en cada sociedad. Muchas veces, si traducís sin conocer el contexto, te podés equivocar feo.

-La literatura norteamericana es, sin dudas, la que más ha influenciado a los escritores argentinos. ¿Qué autores dictás en el profesorado?

-¡Es un universo! Empezamos con Saint John de Crèvecoeur, un escritor francés del Siglo XVIII que llega a Estados Unidos poco antes de la independencia. Y este francés le escribe a un amigo contándole la maravilla de país que se está armando. Ahí nace el concepto del “sueño americano”. Luego vemos a Nathaniel Hawthorne y el cuento “Un artista de lo bello”, junto al concepto del “trascendentalismo”. Luego la poesía de Walt Whitman, Emily Dickinson y Ezra Pound, que es muy difícil traducir. Por suerte encontramos un poema breve y muy interesante de estudiar que es “En una estación del metro”. Luego Mark Twain y su “Hucleberry Finn”; el escritor negro Langston Hughes; William Faulkner y el gótico sureño con su cuento “Una rosa para Emily”, el poeta Robert Frost, Ernest Hemingway, Flannery O’Connor y Allen Gingsberg con su poema “Aullido”.

-Se dice que cuando Ginsberg leía ese poema en público, la gente hacía un silencio como en una misa…

-Sí, y también fue perseguido por obsceno junto a su editor. Al final ganaron el juicio aduciendo la libertad de expresión. La poesía de Ginsberg es muy descarnada y tiene muchos puntos de contacto con la de Whitman, como el vivir libremente y asumir a pleno su homosexualidad. Pero también tiene mucho en común con Emerson y el trascendentalismo. Emerson es de los primeros que proponen dejar la ciudad para vivir en medio de la naturaleza. Los trascendentalistas fueron los primeros hippies norteamericanos. Emerson propugnaba que no hay nadie por encima de cada individuo, que hay que escuchar la propia voz interior y hacer la propia obra. Decía que cada generación merece sus propios libros y sus propios pensadores.

-Como la generación de novelistas multimodales que estudiás ahora…

-¡Seguro! Ellos también llevan a cabo ese mandamiento de Emerson. Y casi doscientos años después, el pasado y el futuro se vuelven a tocar, como en los años ´50 de Ginsberg.

Iván Wielikosielek

 

 

Narrativa poscolonial traducida por dos villamarienses

p17 mark haddon p17 walt-whitmanA mediados de 2014, Mariana Mussetta y Andrea Vartalitis organizaron, conjuntamente con Eduvim, un ciclo de lectura abierta a toda la comunidad. Dicho ciclo consistía en la traducción de cuentos cortos en inglés que ambas docentes realizaron en la UNVM, abordando como eje investigativo la temática poscolonial en la segunda mitad del Siglo XX. En el marco de ese ciclo que se llevó a cabo en la Medioteca, Mariana y Andrea tradujeron obras inéditas en español que luego leyeron en público: “Passing” (“Pasar por blanco”) del norteamericano Langston Hughes; “The train from Rhodhesia” (“El tren de Rhodesia”) de la sudafricana Nadine Gordimer y “Death men’s path” (“El sendero de los hombres muertos”) del nigeriano Chinua Achebe.

“Eran cuentos de autores que escribían desde una etnia o una colonia y cuyo objetivo era conocer la realidad de la opresión a través del lenguaje del opresor; algo tan complejo como fascinante -comenta Mariana-. A partir de esa línea temática elegimos algunos autores representativos y los estudiamos. Nuestra idea es publicar un libro con las traducciones de esos textos haciendo una edición bilingüe y crítica. El proyecto interesó mucho a Eduvim, y por eso es que con Andrea seguimos traduciendo a otros autores. Me parece que sería muy positivo editar un trabajo de rescate, inédito en castellano, y con una traducción hecha por dos villamarienses. Sería algo muy bueno no sólo para la ciudad sino para acercar nuevas lecturas al público hispanoparlante”.

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