Un extenso conflicto está llegando a su fin. Los propietarios del barrio comenzaron a escriturar, logrando así terminar con un viejo reclamo. Meses atrás habían tenido que pagar una deuda de $1,2 millón para poder concretar los papeles
Tuvieron que pasar casi 10 años desde que se empezó a comercializar el loteo que dio lugar al barrio Aguaclara para que los vecinos pudieran escriturar.
No solo pasaron años, también hubo acusaciones contra el loteador, reclamos permanentes y muchos trámites para lograr tener los papeles que acreditan la propiedad de quienes allí compraron terrenos.
Según indicó el apoderado del loteo, Jorge Alberto Agüero, ya se han realizado unas 30 escrituras (de unos 150 lotes en total), cuyos trámites iniciaron “hace unos 30 días”. De esta manera se confirma la noticia más esperada por los propietarios.
Una deuda
En octubre del año pasado, dos profesionales enviados por José María Salusso, quien comercializó el loteo, les habían informado a los frentistas que existía la obligación de pagar una deuda para poder tener los títulos de propiedad.
Esta deuda se comenzó a generar en el año 2013 y fue en noviembre del año pasado que se presentaron en la sede local del Banco de Córdoba para abonar 1,2 millón de pesos que se debía a Rentas y Catastro. Esto se provocó por las superficies edificadas y mejoras hechas por los vecinos, además de las visaciones de los planos. Todo esto no había podido ser abonado en su debido tiempo por la falta de escrituras.
“Es una buena noticia”, dijo Agüero, quien remarcó que la escribanía a cargo de llevar los papeles es la de Graciela Beatriz Sgro.
Viejo conflicto
Desde 2007 a la fecha, pasaron muchas cosas en torno a este loteo. Es que en esa época se comenzaron a vender los terrenos en el sector a orillas del Ctalamochita. En la medida en que los compradores se dieron con que había irregularidades que no permitían escriturar, explotaron contra José María Salusso, quien estaba a cargo de la comercialización.
A punto tal fueron las fuertes acusaciones contra el empresario inmobiliario, que llegaron a tildarlo de “estafador” y finalmente se radicó fuera de esta ciudad.
