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El desafío de educar en el Pasteur

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El desafío de educar en el Pasteur
Las docentes Claudia Vélez (derecha) y Sandra Bonetto se encargan de que los niños y adolescentes internados no pierdan la escolaridad

Claudia Vélez es docente de la Escuelita Hospitalaria, donde se encarga de que los niños y adolescentes internados no pierdan la escolaridad. “La educación en ese ámbito les da una conexión a la vida”

Las docentes Claudia Vélez (derecha) y Sandra Bonetto se encargan de que los niños y adolescentes internados no pierdan la escolaridad
Las docentes Claudia Vélez (derecha) y Sandra Bonetto se encargan de que los niños y adolescentes internados no pierdan la escolaridad

Escribe Damián Stupenengo

Al principio, a Claudia Vélez los niños la confunden con una doctora o personal del servicio de Enfermería cada vez que ingresa a una habitación del Hospital Pasteur, pero rápidamente se convierte en una de las personas más esperadas por aquellos pequeños y adolescentes que llevan días de internación. Es que Claudia es la docente del Servicio Educativo Hospitalario, más amigablemente conocido como la Escuelita Hospitalaria, único en su tipo en el interior de la provincia de Córdoba, y puede percibir que no es sólo quien se encarga de que los chicos no se atrasen en su educación para que una vez dados de alta puedan reintegrarse a sus escuelas sin problemas, sino que los devuelve, aunque sea por un rato, a su vida cotidiana.

“Ellos lo toman como que están haciendo algo que está relacionado con su vida diaria, es como una conexión a la vida, la educación en ese ámbito es como que los separa de lo que están viviendo en ese momento, que es ajeno a su realidad, un hospital, sueros, vacunas: eso no es su vida diaria; pero los libros, la escuela son cosas de todos los días, siento que les ofrecemos la conexión con la vida”, resumió la docente de 48 años, a quien se la percibe apasionada por el arte de enseñar y transmitir conocimientos en cada palabra.

p11-f2El servicio de escuela hospitalaria depende del Ministerio de Educación y se da en el propio Pasteur y a domicilio, incluye las dos modalidades. En el propio edificio del centro de salud comenzó a brindarse desde septiembre de 2014, en el viejo Hospital de la calle Mendoza, pero desde 2010 ya se ofrecía a domicilio. Claudia fue la primera docente del interior de Córdoba en dedicarse a esto. En el resto de la provincia sólo funciona en Córdoba capital, en el Hospital de Niños.

“Por lo general en el Hospital trabajamos con niños que están más de cuatro días o con chicos que tienen una patología que hace que sea frecuente su internación, y para ir a domicilio tiene que haber una indicación médica de 30 días o más”, explicó. Dos veces por semana da clases a los niños internados en el Pasteur, ya sea en las propias habitaciones, o en una pequeña aula para quienes estén en condiciones de trasladarse y el resto de los días, va a sus hogares, y en esa modalidad también trabaja otra docente, Sandra Bonetto.

 

“Todo un desafío”

Claudia es profesora de Nivel Primario y licenciada en Psicología, y durante muchos años trabajó en la Escuela Bianco como maestra de aula. Saltar de un aula a un hospital o una casa particular “fue todo un desafío”, aseguró.

“Porque hay que romper estructuras de tiempo, espacio y de contenidos a abordar, nosotros nos tenemos que adaptar al alumno, ver sus potencialidades, sus capacidades, sus intereses, todo en poco tiempo o transformar una habitación de una casa en un aula”, explicó la docente.

Pero el valor que ella encuentra en esta tarea es lo que la motiva a continuar con esta modalidad. “Para mí esto significó mucho poder brindar educación a niños que no la tenían al alcance por estar internados, el niño está pudiendo acceder a algo que antes no podía y había chicos que perdían el año”, resaltó.

Claudia recordó que le tocó trabajar “con niños con fractura en la columna que tenían que estar en posición horizontal en una cama y no se podían mover, o ir a muchos lugares precarios, como una casilla en un cortadero de ladrillos, y uno se va a adaptando porque lo importante es brindar educación a ese niño o adolescente”, pero más allá de las condiciones, se enfoca en una sola cosa: “Veo siempre lo que el alumno puede lograr, sus capacidades, pensando en lo positivo, por ejemplo, si no puede escribir se trabaja desde la oralidad”.

Claudia enfatiza que siempre se hace una articulación con la escuela de origen para priorizar contenidos “porque el objetivo es que el alumno pueda seguir escolarizado, porque es un derecho, entonces le enseñamos, lo evaluamos y llevamos a la escuela el informe”.

La manera de lograr atrapar con la educación, por ejemplo, a un niño que está dolorido o con una máscara para poder respirar, es “haciendo que esto sea un juego”. “Priorizamos sus intereses y su situación, si está muy dolorido lo dejo, voy a trabajar con otro, al rato vuelvo y me fijo como está, con qué le gusta trabajar, lo importante es que hay que establecer un vínculo, en la medida que se puede, porque la primera impresión de un niño cuando te ve es la de confundirte con un médico, entonces tenés que diferenciarte de los profesionales de salud, y, en general, la mayoría lo acepta de muy buena forma”, cerró Claudia.

– ¿Por qué se demoró tanto en incorporar el servicio al Pasteur si la Ley de Educación Hospitalaria se puso en marcha en 2009?
– “Porque en las ciudades del interior se evaluó si realmente era necesario que se aplique en el hospital también, y llevó su tiempo a que se pongan de acuerdo los ministerios de Salud y de Educación. Mientras tanto, hasta el año pasado, los chicos que estaban internados en el Hospital no tenían esta posibilidad. Hay que agradecer a la inspectora Susana Blanco que ha hecho mucho para que esto crezca”, explicó Claudia.

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