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El legado de un filósofo cordobés ahora es patrimonio de Villa María

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El legado de un filósofo cordobés ahora es patrimonio de Villa María
Alfonsina y Ana, dos de las hijas de Caturelli, presentes en el acto junto a otros familiares

Sociedad Educativa Argentina – Inauguraron la biblioteca Alberto Caturelli
Quedó inaugurada ayer en la nueva sede central de la Sociedad Argentina de Educación (SEA) la biblioteca Alberto Caturelli, integrada por los ejemplares que entregó la familia del filósofo a la asociación civil
Antes de morir, Alberto Caturelli expresó su voluntad de que sus libros, más de 20 mil ejemplares, fueran a una biblioteca popular dentro de la provincia de Córdoba. Y la familia eligió a Villa María.
Caturelli fue doctor en filosofía, nació en Arroyito y desarrolló su vida profesional y familiar en la capital provincial. El reconocimiento no solo le llegó desde la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), donde fue docente, sino que desde distintas universidades del mundo lo convocaban como orador en congresos y le dieron en múltiples ocasiones el título de Doctor Honoris Causa.
Por la gestión de Carlos Daniel Lasa y la labor de Miguel Olaviaga junto a Soledad Barbero, la familia del filósofo cumplió el legado y donó los libros para crear la biblioteca que lleva el nombre de Caturelli y que fue inaugurada ayer, con un acto realizado en la nueva sede central de la Sociedad Argentina de Educación (SEA), asociación civil creada junto al Grupo de Empresas Sociales de Trabajo Asociado (GESTA).
Ana y Alfonsina, dos de las hijas de Caturelli, expresaron  en el remozado espacio de Lisandro de la Torre 80 el valor que tenía para su padre el hecho de que sus libros fueran entregados a una biblioteca popular. Leyendo un texto de Adrián Torres, Alfonsina Caturelli reflejó lo que significan los libros: “Toda mi biblioteca cabe en un pendrive”, dijo, a la par que planteó -siguiendo el texto- que los libros no son solo su contenido, que cabe en un dispositivo tecnológico, sino que tienen en sí, en su formato a la antigua, un valor propio. “Son los ladrillos de una fortaleza para el espíritu” y una biblioteca “es siempre la infancia del alma”, agregó.
Soledad Barbero, de la SEA, agradeció la generosidad de la familia que permite a la ciudad contar con esa colección a partir de ahora.
Luego, el docente Carlos Daniel Lasa destacó que la inauguración de esa biblioteca “representa un momento histórico para Villa María”, que se pudo concretar “gracias a la inteligencia y grandeza de Caturelli, la visión de un dirigente como Miguel Olaviaga y a la lealtad de los hijos”.
A su turno, Olaviaga remarcó que desde el mundo del trabajo es que se forjaron las instituciones que hoy permitían inaugurar el nuevo espacio. Imaginó un diálogo de “rebeldes” como Caturelli y Lisandro de la Torre, nombre de la calle donde está la biblioteca y deseó que el espacio sea “ecuménico y plural”.
Finalmente, el obispo de la Dióscesis de Villa María, Samuel Jofré, dio su bendición a la sede, no sin antes recordar que el filósofo fue su profesor en el seminario.
Contó una anécdota vinculada, precisamente, al mundo del trabajo. “El nos hablaba del ocio contemplativo”, de los trabajadores cuando terminan su labor para ver el fruto de su esfuerzo. “Solo cuando se ve la obra concluida el trabajo habrá adquirido su plena calidad humana y él nos decía que ese era uno de los problemas de la técnica moderna, cuando un operario pone un tornillo, no sabe como queda el producto terminado; si no se ve la obra terminada, terminamos, como se dice en criollo, trabajando como burros”.

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