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El misterio de la Navidad “es que el hombre nunca más estará solo”

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El misterio de la Navidad “es que el hombre nunca más estará solo”
“La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona”, dice una carta de Francisco que entregó Manavella a EL DIARIO
“La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona”, dice una carta de Francisco que entregó Manavella a EL DIARIO
“La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona”, dice una carta de Francisco que entregó Manavella a EL DIARIO

Dios está cerca y estés como estés, quiere estar en tu corazón.

Ese fue el espíritu en que coincidieron tres sacerdotes de la Diócesis de Villa María consultados ayer por EL DIARIO con motivo de la Navidad.

En el contacto con los pastores de iglesias ubicadas en barrio Florentino Ameghino y Centro de Villa María y San Antonio de Villa Nueva, el cura Ariel Manavella compartió una carta del Papa Francisco deseando gracia, misericordia y paz. Es la siguiente:

“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, ‘rico en misericordia’ (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como ‘Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad’ (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la ‘plenitud del tiempo’ (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, El envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a El ve al Padre. Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios.

Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.

La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia ‘ vive un deseo inagotable de brindar misericordia’. Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una parte, la tentación de pretender siempre y solamente la justicia ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa. Por otra parte, es triste constatar cómo la experiencia del perdón en nuestra cultura se desvanece cada vez más. Incluso la palabra misma en algunos momentos parece evaporarse. Sin el testimonio del perdón, sin embargo, queda solo una vida infecunda y estéril, como si se viviese en un desierto desolado. Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar con esperanza.

Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona (…).

En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos”.

 

P13-F1 ariel manavella

Mensajes

♦ “Dios envía a su hijo al mundo, que es un misterio que aparece totalmente inaccesible a nuestra capacidad de entender, de pensar y de comprender si Dios no hubiera querido revelarlo. Hoy ese misterio es perfectamente accesible, hasta donde la capacidad humana puede llegar a entender. Nosotros lo sabemos realmente, no es una ilusión, no es una idea, no es una creencia. Sabemos realmente que Dios envió su hijo al mundo, porque Dios mismo ha querido venir a estar con nosotros. Este es el misterio central de la Navidad, saber que el hombre nunca más estará solo, saber que siempre Dios por medio de su hijo Jesucristo permanecerá con nosotros. ¿Y por qué? Por amor. La única explicación que existe es el amor: el amor de Dios por el hombre, por el mundo, por la creación, hace que su hijo venga al mundo. El amor es el camino, el nexo que une a Dios con el hombre y que nos abre las puertas del corazón a la esperanza de poder ser amados. Si no fuera por este amor inmenso no tendríamos esperanza. No hay nada en nosotros que pudiera llegar a alcanzar semejante amor. Ese amor de Dios para con nosotros, manifestado en su hijo Jesucristo, es lo que nos dice ‘ámense los unos a los otros’. El sentido de la Navidad para nosotros es amor. No hay otra forma de celebrar que amándonos como Dios nos ha amado.

Hay personas que pueden descubrir más ese sentido y otras menos y en eso no podemos ser quienes digan quiénes descubren y quiénes no”.

Ariel Manavella, Parroquia San Ignacio de Loyola, Villa Nueva

 

P13-F2 pedro lucchese♦ “Estés donde estés, estés como estés, hay una buena noticia, hay un anuncio que es bueno: Jesús quiere estar en tu corazón. Te trae el regalo de la liberación, de la salvación. Anímate a recibirlo. Todo va a depender de cada uno de nosotros, entonces hay que animarse a abrir el corazón, recibir a Jesús que trae ese regalo.

Mucha gente se hace regalos en estos días y a veces no sabe bien por qué se regalan cosas. Es el regalo que Dios nos hace de su mismo hijo, que es el regalo de la salvación, de la vida.

Uno puede estar abrumado por miles de cosas en la vida, angustiado, con ciertas desilusiones, con sensaciones de hastío, de fracaso, pero estés como estés anímate a recibir.

Hay un anuncio, que es de la buena noticia que significa la llegada de Jesucristo, que renueva su presencia y que trae esta presencia que es sanadora, consoladora”.

Pedro Lucchese, Iglesia Catedral de Villa María

 

P13-F3 sebastian luna♦ “Dios está cerca, cerca de todos. Ese es el gran misterio de la Navidad.

Estar cercanos significa que comparte nuestra vida, la fragilidad, la debilidad.

Es un Dios bastante cercano y si está así de cerca nos llena a todos de mucha alegría y nos justifica la Fiesta”.

Sebastián Luna, Nuestra Señora de Lourdes

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