El placer de viajar

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El placer de viajar

Junto a Momo, un fotógrafo se hizo famoso mundialmente porque demuestra que viajar con un perro es más apasionante de lo que creían, a pesar de algunas trabas en ciertos países. ¿Cuáles son los lugares más preparados para aceptar a los canes turistas?

 

Andrew Knapp, fotógrafo de Sudbury, Canadá, y Momo, su border collie blanco y negro, se conocieron hace ocho años. Juntos, a bordo de una VW amarilla, han recorrido Estados Unidos, Canadá y México.

El dúo muestra sus andanzas en una cuenta de Instagram de esas que recomendarías seguir a todos tus amigos. Ahí, enseñan los lugares que visitan, narran sus desavenencias aduaneras y las averías de su vieja furgoneta, pero, sobre todo, invitan a jugar con ellos a su particular versión canina de “¿Dónde está Wally?, Find Momo”, que no puede ser más adorable.

La idea surgió del propio Momo, ya que, cuando juegan a lanzar la pelota, tiene tendencia a esconderse y asomar el hocico detrás de cualquier objeto que le parezca curioso. Knapp retrata el momento y lo cuelga en Instagram, animando a sus más de 620 mil seguidores a buscar a Momo.

Esa idea accidental ha dado para unas 2.000 fotos, un libro para niños y dos para adultos. El último recoge los escondites del perro en una ruta de 24 mil kilómetros de costa a costa de Estados Unidos.

“Yo siempre había disfrutado de la fotografía, pero nunca encontré nada que ofrecer. Cuando Momo entró en mi vida me dio algo bonito que fotografiar”, recuerda Andrew.

“Me encanta viajar, pero me aterra. No soy una persona especialmente fuerte ni aventurera. Tampoco soy un tipo valiente ni de aspecto duro. Pero me gusta desafiarme y siempre que he podido, me he ido de viaje”, añade.

Explica Andrew que Momo es el compañero de aventuras perfecto para él: “Al adoptar a Momo decidí empezar a llevármelo conmigo y desde entonces nunca hemos pasado mucho tiempo separados. Es mi copiloto desde que era cachorro y mi furgoneta o las auto-caravanas en las que viajamos son un hogar para él”.

Actualmente, Andrew y Momo están conociendo Europa: estuvieron en Portugal, España, Italia, Grecia, Albania, Croacia y Eslovenia y continuarán con Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Austria, Alemania, y los países nórdicos en un recorrido de unos seis meses.

Pero, ¿cuál es el mayor inconveniente a la hora de viajar con tu mascota? “Si le preguntásemos a Momo, seguro que diría que esos días en los que no puede correr mucho o darse un chapuzón. Para mí, sin duda, es el papeleo, y cruzar fronteras y coger aviones con un perro implica bastante de eso”, confiesa Knapp.

 

Control estricto

El control fronterizo más importante que tendrá que pasar en este viaje es el de Inglaterra: “Son muy estrictos y puede que me hagan darme la vuelta para tener que vacunar de nuevo a Momo. Esperemos que no sea así, pero la posibilidad está ahí, jugando con mi ansiedad”.

Sin embargo, reconoce que los pro son mucho mayores que los contra y hacen que todo merezca la pena: “Claro que hay muchos lugares a los que no puedes ir con un perro, pero también hay cantidad de ellos que nunca descubrirías si no fuese por él y que serán tan maravillosos como aquellos a los que no te dejarán acceder”.

Pero, por suerte, cada vez son más los sitios en los que la mascota es uno más. De todos los que han visitado, Andrew mencionó a dos: “Baja California, en México, es alucinante, pero me quedo con Croacia. Es el país más dog friendly en el que hemos estado, Momo ha podido entrar conmigo en todos los restaurantes.

Ahora bien, “según te acercas al este, hacía Hungría o Turquía, ves que hay una gran parte de la población que tiene miedo a los perros, te evitan en las veredas y se asustan al verlos”.

¿Y España? “Aunque se ve que está trabajando en ello, todavía le queda mucho camino por andar. Nos ha ayudado mucho Sr. Perro, una app fantástica creada por una mujer encantadora, Micaela, que te muestra todos los lugares de España que puede visitar tu mascota”.

 

Encuentros especiales

Siendo Instagram tan importante para ellos, decidieron probar hacer encuentros con sus seguidores en varias paradas de su periplo. Señalando hora y lugar en sus historias, el dúo quedaba con todos aquellos que quisieran saludarles o darle una galleta a Momo.

“Nos ha pasado que, mientras paseábamos juntos por la calle, la gente nos paraba y llamaba a Momo por su nombre. Pensé en probar hacer estas quedadas y ha sido increíble. En Lisboa vinieron cinco, pero en Barcelona nos juntamos 40 y fue tan maravilloso que terminamos de copas en un restaurante dog friendly de la ciudad”, confesó el fotógrafo.

Si en cualquier viaje las anécdotas que traes de vuelta a casa son numerosas, cuando uno viaja con su mascota, éstas se multiplican.

“Hace poco acampamos junto a una pequeña iglesia en medio del campo a una hora de Zagreb. Por la mañana abrí la puerta y dejé salir a Momo, 10 minutos después oí golpes en la ventana y vi a un anciano con un bastón haciéndome señas. Salí para ver qué estaba pasando. Resulta que el hombre era un pastor y Momo estaba arreando sus ovejas, que corrían de un lado a otro porque él estaba jugando y las estaba volviendo locas sin querer. A mí me pareció muy gracioso, pero el pastor no sé qué pensará”, bromeó.

Con mucha Europa aún por recorrer, Andrew sabe que después de éste vendrá otro viaje, pero todavía no sabe cuál será su próximo destino.

Además, cuenta que tiene muchos proyectos en la cabeza. El más próximo, su siguiente libro, Momo en Europa, que, si todo va bien, se publicará en 2019. Material tiene de sobra, de eso no hay duda.

Fuente: Conde Nast Traveler

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