A pedido de las autoridades escolares provinciales, se brindará ayuda a adolescentes que tengan una inasistencia prolongada a las aulas. Además, se sigue inscribiendo a quienes necesiten preparar materias para rendir

Fue presentado ayer un nuevo equipo de apoyo escolar que procurará evitar la deserción en las escuelas secundarias estatales.

Trabajará con similar modalidad que los equipos dirigidos a la educación primaria, pero con personal especializado en adolescencia.

Al dar a conocer la incorporación, el intendente Martín Gill consideró al nuevo equipo como “un paso más en la política de apoyo al sistema educativo”, a la vez que señaló que con la experiencia acumulada en el Nivel Primario “se inició ya la lucha contra el ausentismo para contribuir a la retención en el secundario”.

El jefe comunal dijo en conferencia de prensa que la intervención de cuatro equipos móviles de la Secretaría de Educación destinados a trabajar para reducir la deserción escolar en cinco escuelas primarias tuvo positivos resultados.

De esta manera, en 2018 habrá 15 profesionales integrando los equipos.

Por otra parte, Gill destacó que durante el receso estival, se siguió apoyando a unos veinte niños en condiciones de vulnerabilidad social, los cuales fueron asistidos por un equipo especial. Los escolares concurrieron a una escuela de verano, donde participaron de clases recreativas con docentes de Educación Física y Música. Diariamente, fueron transportados al Club Argentino, donde además de las clases, tomaron el almuerzo y aprendieron natación.

“El objetivo es que los chicos estén en la escuela, el resto es pura cháchara, como dijera un catamarqueño”, expresó el primer magistrado local, a la vez que comentó que “estas cosas no son mágicas, lleva uno o dos años reintegrar a un alumno al sistema”.

Por su parte, Margarita Schweizer, titular de Educación, resaltó la importancia de la continuidad en las acciones, y detalló que desde marzo los miembros del equipo, al igual que en el Nivel Primario, “irán a cada casa, verán dónde están los chicos, averiguarán qué les molestó de la escuela, hablarán con los padres, es decir harán un seguimiento personalizado de cada caso, porque en Educación se debe trabajar así, persona a persona”.

Mencionó que en la experiencia de primaria, el año pasado, de 25 niños desertores, se logró reinsertar a 22: “No es un número pequeño, se trata de darles lugar como personas, insertarlos en la sociedad”, acotó.

En cuanto al nuevo equipo, Schweizer lo calificó como “una apuesta fuerte, ya que la adolescencia es una etapa difícil, donde los estudiantes adoptan un lenguaje cambiante, y tienen comportamientos particulares”.

La secretaria del área educativa local puso énfasis en destacar que la comuna apoya en materia educativa “desde los 45 días de vida hasta quienes son adultos mayores”.

En tanto, la inspectora Silvia Ballarino, lamentó que “pese a que la ley impone 14 años de educación obligatoria, todavía tenemos el nivel secundario solo para algunos”.

Por otra parte, se informó que en la Escuela Alberdi se está llevando a cabo el apoyo escolar previo a los exámenes del turno febrero-marzo. Concurren 180 estudiantes, en su mayoría de tercero y cuarto años, con dificultades fundamentalmente en el aprendizaje de Matemática y de Lengua. Todavía es posible inscribirse a las respectivas clases.

Además, en la web los estudiantes pueden acceder al apoyo que se brinda a través del sitio “Villa María Aprende”. Hasta el momento, unos 8 mil escolares lo están utilizando.

Un programa novedoso

Las autoridades municipales consideraron especialmente positivo el Programa de Inclusión para la Terminalidad de la Educación Secundaria y Formación Laboral para jóvenes de 14 a 17 años,  que posibilita a los adolescentes que hayan abandonado la escuela al menos un año antes de la puesta en marcha del programa (en 2010) o que no la iniciaron, finalizar sus estudios a través de un servicio educativo, que en razón de su diseño más flexible, permite a cada estudiante construir su propio trayecto formativo.

La propuesta -organizada como un bachillerato en Ciencias Sociales- reconoce los recorridos educativos previos -debidamente certificados- de los jóvenes y establece un sistema de promoción por asignaturas, en vez de por año, de manera tal de permitirles avanzar en su escolarización en función de un régimen de correlatividades.

Los espacios curriculares se organizan en obligatorios -que reúnen los saberes básicos previstos para la educación secundaria, de duración anual o cuatrimestral- y complementarios, cuyo propósito es diversificar la oferta educativa.