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El sueño está cumplido

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El sueño está cumplido
Los maradonianos se reunieron ayer frente al mural, al que presentaron en sociedad con mucho orgullo

Arte, fútbol y Maradona… que es lo mismo

La sede del Club Alumni exhibe un enorme mural de Diego con la Copa del Mundo de 1986 realizado por el artista Samuel Vigna. Maradonianos Villa María es la agrupación que abrazó esta obra y tiene sobrados motivos para creer en llegar a los ojos del mejor futbolista de la historia

Escribe Beto Arce

No sabemos de qué planeta vino, aunque el profundo sentimiento de su intención ya nos dice mucho sobre su origen… No importa el lugar, aunque él no lo olvida… Hasta que la intemperie decida que sea necesario hacer unos retoques, ese gigante y reluciente mural de Diego Maradona en el corazón de Villa Aurora inmortalizará la lucha, la resistencia y la unión de los pueblos…

Un tal Samuel Vigna, el nombre terrenal del artista y creador de la obra.

Tiene 33 años, nació en Leones en octubre del 84 y fue papá de Valentino a los 20. Trabaja de mecánico todos los días con su padre en un taller en Bell Ville, ciudad en la que vive. Entre grasa, aceite, herramientas y ruidos de motores, Samuel sueña y cree que los sueños pueden cumplirse… Por eso Diego, porque puede ser real lo que uno anhela con el corazón.

Samuel Vigna es el artista que llevó adelante la obra en el Club Alumni. Es oriundo de Bell Ville

¿Cómo fue gestándose esta obra imponente?
-La idea de hacer el mural de Diego surgió a través de un encuentro con algunos integrantes de Maradonianos Villa María en una peña. Mientras compartíamos el momento y nos conocíamos, Mariano (Garrone), un amigo en común, tiró que yo era muralista y la dejó picando (se ríe). Luego fui invitado a un asado y ahí la cosa fue tomando más seriedad. Los maradonianos querían el mural y yo estaba dispuesto a hacerlo. ‘Maquinamos’ mucho sobre la imagen a representar y nos pusimos a soñar, creyendo en que lo estábamos deseando. Por supuesto fueron cambiando algunas ideas hasta encontrar el punto que nos uniera. El tema central pasaba por cuál sería el lugar, y hacerlo en la sede del Club Alumni era una posibilidad concreta.

En principio la pintura iba a ir en los tapiales del frente, pero finalmente se decidió que sería en una pared amplia del patio. La superficie resultaba más cómoda para trabajar y verdaderamente se adaptaba mejor a la representación elegida, por lo menos a mi gusto. Es muy grande verdaderamente, y tomar noción de las dimensiones cuando se ve desde afuera es inexplicable.

¿Dónde se gesta este amor por el pincel?
-El artista viene de mi vieja. Si bien no la vi pintar mucho, sí mucho la vi jugársela por nosotros y eso fue suficiente. Quizá haberlo dado todo por nosotros la hizo alejar un poco del arte, pero nace ahí, sin dudas. Esto de mezclar colores y jugar lo traigo de ella.

Maradona divide aguas. ¿Pintarlo te generó algo similar con la gente?
-Diego es justamente eso, y siempre divide las aguas… A mí ya me dividieron desde muy pibe. En el secundario me tocó muy de cerca vivir la división de clase, y yo pa’ el otro lado no camino… voy por este. No quiero hablar de algo ni hablar de otra cosa, sé para dónde voy, no me interesa qué irá a pensar la gente de por qué pinté a Diego. Sé por qué lo hice y me encantó hacerlo y compartir… Un medio me preguntó “¿qué pensás que dirá la gente por haber pintado un mural de Maradona?”, y qué querés que te diga, no sé, habría que preguntarle eso a la gente. Lo único que puedo decir, después de haber transitado parte de este camino, es muy simple: a esa gente que piensa A, B o C de Maradona, yo le daría los zapatos de Maradona para que se los calcen, y ver qué hubieran hecho… Punto.

El mural se aprecia reluciente y embellece el patio del Club Alumni

Después de la trascendencia que tomó este mural, ¿cambia en algo la vida de Samuel Vigna?
-A mí no me cambia para nada… La vida del artista sigue igual. Estamos hablando de esto mientras fumo un pucho como todos los días, yendo al laburo después de llevar a mi hijo al colegio. El único objetivo claro que tenía era hacer técnica, y eso es para mí jugar en la cancha… Creo que ahí tengo el tramo a continuar de este camino. Después será meterle para que eso me ayude. Obviamente me encantaría vivir del arte, quiero pintar…

-Se nota que lo deseas mucho…
-Sí, es un sueño. Me encantaría seguir en esta senda así como vamos… Ojalá se dé y pueda cumplir lo que anhelo, que es estar pintando todos los días, de acá para allá. No es por una cuestión de querer dejar el laburo que tengo, porque aunque es lo que hay, tampoco reniego de eso. Al mango lo necesito y es así, tengo que trabajar en algo que me lo dé. Pero esto es lo que me gusta y me produce sensaciones de satisfacción, ni que hablar de los momentos llenos de sentimientos colectivos que genera un mural, y eso es más que especial.

-¿Existe algún maestro o guía en tu forma elegida para ser artista?
-Una influencia importante y bien marcada para mí fue leer un libro: “Arte y Militancia”, de Ricardo Carpani. No solamente desde el mural, sino en todo sentido, y puedo decir que es una ruta a seguir. Más allá de la técnica, el trabajo de artista es una militancia… Independientemente de lo lindo o feo que haga, siento que es meterle el pecho y darle hacia adelante. Eso es Carpani, un empuje, una fuerza, la cual me fascinó.

¿Hubo formación en tu carrera artística?
-Este amor por el mural se produce cuando comienzo la Tecnicatura en Artes Visuales. Me encontraba en un lugar cerrado y pintando, siendo el único alumno. Si hay algo que me salga más o menos lo voy a hacer afuera, pensé. Y se dio que me animé al mural. Salieron algunas paredes chicas, desde la militancia, en barrios populares, con la necesidad de comunicar y resistir. El mural es compartir un mate, un bizcocho, un asado. No me gusta para nada pintar solo, me encanta compartir.

¿Se pueden explicar los sentimientos que te genera todo esto?
-Por un momento me pongo a ver que desde la pintura sale Maradona, y el sentimiento es muy fuerte. Me pasó que venía sin pintar en la forma que quería y esta pared fue un paso importante para volver a la raíz de lo que quiero ser, y particularmente eso es Diego. Verlo desde Cebollitas con un sueño que tiempo después fue cumplido es una fuente de inspiración. El registro da fe de que lo había soñado y jamás renunció a lograrlo, pese a todos los obstáculos de la vida. Desde el comienzo, cuando pasé el dibujo a la pared, los sentimientos no pararon… El primer día de trabajo, mientras me volvía en el bondi a Bell Ville y veía las fotos se me caían los mocos de la emoción. Fundamentalmente me generó y devolvió la fe en la realización de los sueños. Maradona siempre inspira eso…

Quería que los pibes vieran esto, los pibes en los barrios, y posiblemente ya esté ocurriendo. Por ahí parece que esto de andar pintando las paredes sólo en las grandes capitales sucede y no es así, y no lo digo por este mural. No hay arte solamente en la Capital Federal, en Córdoba o en las grandes urbes, arte de resistencia hay en todos lados. Lamentablemente no toda la gente tiene acceso a este mundo, las cuales son herramientas transformadoras de lucha e identidad. No hay que olvidarse de eso, del origen, y creo que allí es donde nace desde el mural, con un sentido y espíritu colectivo, lo mismo que siempre transmite Maradona.

-Salió del corazón… no pareció que estabas trabajando…
-Me sorprende y me llena de orgullo esta obra. Acá no vamos por plata ni mucho menos. Es cierto que vivir a 60 kilómetros de aquí significa un esfuerzo en cuanto a dejar mi casa y las responsabilidades que tengo. Existen otras circunstancias en el mundo del arte donde la muestra tiene un precio, en cambio, cuando percibí dos o tres cosas que me sedujeron de arranque, no quedaba más que preguntar si había para la pintura y algunos detalles como conseguir un andamio, el resto venía solo, desde el corazón. Con solo mirar la pared y verlo posible bastaba. Y recuerdo que en mi dije: “Ya lo vi, ya está…”.

Puede ser real el sueño que llegue a Maradona…
-Obviamente quiero que Diego lo vea. No de cholulo, sino porque nosotros somos en el interior del interior, y por ahí parece que acá estamos dormidos, y no es así, porque suceden muchas cosas y hasta más jodidas. No tengo posibilidades de irme a estudiar a Córdoba o de viajar, y quizás ni siquiera las deseo. Me tocó jugar en esta cancha y se siente muy lindo. En las capitales te cruzas muralistas por todos lados y acá llega poca información, entonces hay que arreglárselas como se pueda. No quiero dejar a mi hijo, la quiero luchar desde aquí y con él, para que lo vea… No hablo mucho, por eso pinto. Ahí se refleja. Si tenés un sueño, dale…

No hay mucho más que agregar cuando las personas se dejan guiar por sus instintos y deciden recorrer el camino que las hace felices. El sueño mantiene despierta la esencia del ser, y Samuel lo ejemplificó pintando a Diego para crear una fuente de inspiración en tiempos difíciles, sobre todo para quienes no olvidan de dónde vienen, como el propio Maradona tantos muchos de la mayoría… Para resistir la embestida, este mural… acompañado de un abrazo maradoniano.

 

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