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“Están usando la figura del Papa para la desunión y eso es peligroso”

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“Están usando la figura del  Papa para la desunión y eso es peligroso”

Mano a mano con David Alejandro Ruiz. Nació en Río Tercero, el 16 de febrero de 1971. Casado, dos hijas. Es animador socio cultural. A los 12 años ingresó al Seminario Menor, cursó cuatro años en Filosofía y un año en Teología. Después de nueve años decidió tomar otro camino y participar de la Iglesia como laico. Llegó a Villa María en 1999, y junto con su esposa construyó su propia casa en Villa Nueva. Fue director de Cáritas Diócesana durante seis años. En su gestión se iniciaron los programas del área Viviendas y hoy es coordinador de ese espacio. Tuvo un paso por la política partidaria en el Frente Amplio Progresista, integrando la lista de candidatos a diputados nacionales

 

Escribe: Nancy Musa (de nuestra redacción)

“Hay que dar hasta que duela, el amor también es dolor.” Es una de las frases que lo definen en su postura ante la vida. La fe, es una de sus fortalezas, el mirar al otro como un hermano, su credo. Decidió no ser sacerdote, como soñaba desde niño,  pero nunca se alejó de la Iglesia y dedica la mayor parte de su tiempo al trabajo social. David Ruiz es un apasionado por la política y sueña con ser intendente de Villa Nueva.

Le asigna un valor significativo al techo propio y por eso se preocupa por la demora que tiene el nuevo proyecto de viviendas presentado hace dos años. Piensa que a la sociedad le falta más compromiso con el prójimo y desea que en algún momento los egoísmos se dejen de lado y se piense en compartir con los más necesitados.

“Hacen falta más buenos samaritanos”, expresa aludiendo a la parábola bíblica.

-El Papa ha sido una figura atacada en los últimos días en nuestro país ¿cuáles son las causas que han convertido a Francisco en un blanco de las agresiones de un sector de la sociedad?

-En mi vida personal viví fuertemente a dos Papas, desde joven viví mucho la imagen de Juan Pablo II y a veces uno corre con el error de hacer comparaciones de dos figuras que no son las mismas, como tampoco son los mismos los tiempos.

A mí lo que me crea Francisco en lo personal es confusión en algunas cosas.  El mensaje es totalmente claro, estoy de acuerdo con su opinión y su mirada sobre la Iglesia,  sobre el  otro, sobre el pobre, pero sí me llama la atención esto de vengo o no vengo a la Argentina.

Y atado a esto, recuerdo el día que lo eligieron como Papa que muchos lo vivimos con alegría, en ese momento con ganas de llorar y en el mismo momento entré a las redes y pude ver ataques contra el Papa.

Recuerdo una persona que puso ataques terribles contra Francisco y hoy es un gran defensor del Papa (sonríe).

-¿La política se mezcló con el tema del Papa?

-Mucha gente lo critica diciendo que está con los corruptos, pero no olvidemos que Jesús no vino a estar con los buenos, con los santos, el Papa es una cabeza virtual de la Iglesia y no está para los sanos únicamente, no sé si hay tantos sanos porque seríamos todos santos.

El tiene una forma de mostrar la Iglesia con los pecadores, la Madre Teresa decía una cosa muy cierta, la religión no es una cuestión intelectual se demuestra con los actos.  Francisco está dando testimonios, signos, diciendo que la Iglesia pasa por otro lado, y el fin del Papa es intentar cambiar al otro.

Sí me llama la atención que no haya venido al lugar en el que nació. Me pone triste que hasta ahora no haya venido, y más me entristece que muchos le dan una mirada política partidaria y lo quieren usar, de los dos lados.

Y los medios que aprovechan, el problema del Papa está en el manoseo que hacemos nosotros los argentinos de su figura.

 

-¿No piensa que tal vez su decisión de no venir a su país está basada en este enfrentamiento o manoseo como usted dice?

-Sí y no. Veo que la grieta se ha ido abriendo cada vez más, pero cuando el Papa asumió no estaba tan abierta la grieta como ahora. ¿Cuál es el miedo mío? Que en esta grieta que se ha ido abriendo cada vez más quede tan de un lado y en vez de unir, desuna, que usen la imagen del Papa para desunir y eso es lo peligroso.

Porque su imagen es de unión, en su discurso y en sus hechos lo predica. Y creo que lo están usando para la desunión, como una figura simbólica de pelea, eso es lo peligroso.

 

-¿Qué mensaje trajo Francisco a la Iglesia de este tiempo?

-La Iglesia siempre ha tenido varias miradas. El objetivo es uno solo, acercarnos a Dios, recordar que todos somos hijos de Dios pero en determinados momentos fue deformado por gente de la propia Iglesia.  En los últimos tiempos han ido pidiendo perdón por lo que fueron grandes abusos.

Y creo que Francisco le ha dado una mirada más hacia al pobre.

Recuerdo que cuando era Bergoglio dio un mensaje a Cáritas. El decía que cuando dábamos algo a una persona en un semáforo, que te está limpiando el vidrio,  había que fijarse cómo se daba.

Si le soltaba la moneda o le preguntaba quién era, cómo vivía, se interesaba por la persona. Son dos miradas distintas. Doy y me voy o te intento ayudar para ver cómo podés salir de tu situación.

 

-El trabajo con el otro, con el prójimo…

-Cuando estaba en el Seminario Menor hicimos muchos trabajo en lo social, trabajábamos en las villas y me marcó mucho un obispo de Rosario. Teníamos que llevar un colchón y un ropero a una de las casas de chapa, y cuando lo entregamos sale el papá de la familia y nos da dinero para comprarnos una coca. Ese dinero era una cena para ellos, me quedó tan grabado el agradecimiento del pobre.

Y es ahí donde está la cosa, en el pobre, y a mí me pasa con los planes de viviendas, hace desde que está Macri que no hemos logrado sacar el proyecto y las veces que hemos llorado a la noche porque te meten una traba y otra y uno busca lograrlo porque es la casa para la familia. Es el techo.

Y si lo miramos con la mirada de la fe, el primero que no tuvo techo fue Jesús que terminó naciendo en un chiquero, donde estaban los animales.

 

-La Iglesia Católica tuvo una decadencia en el transcurso de su historia, perdió fieles, ¿cuáles fueron los errores más graves que cometió?

-Los laicos somos parte de la Iglesia también, algunas fallas tuvimos todos. Mirándolo como laico creo que la falla está en el testimonio. Tenemos que hacer un mea culpa y pensar qué estamos mostrando para que el otro no pueda ver por dónde va la cosa.

Y algo que es muy cierto, que yo veía en algunas iglesias evangélicas, como se escuchan, como se ayudan, y a veces a nosotros nos falta salir. Y es un poco lo que nos pide el Papa, salgan a la calle, salgan de los templos, embárrense, porque si no vamos a tener templos vacíos.

Para la Iglesia, la misa es el inicio y el culmen de nuestra vida. O sea que no es ir a misa y después me olvido. Si cada uno hiciéramos un poquito por el otro.

No es fácil, por eso tal vez tenemos pocas figuras sobresalientes, el padre Hugo, el padre Pepe con su festival, son personas que quedan en el tiempo y la clave está en salir, en estar con la gente, ayudar, y no buscar la Iglesia santa, sino la Iglesia pecadora. No busquemos la Iglesia de los santos.

Pero con todos nuestros defectos, es la Iglesia que amo y por la que sigo optando.

 

-¿Lo conoció personalmente a Bergoglio?

-No, no tuve oportunidad, pero sí he escuchado mucho sobre todo lo que él pasó. Bergoglio pasó a ser el jefe máximo de los jesuitas y después le sacaron todo. No tuvo una vida fácil dentro de la Iglesia, trabajar por el otro, por el pobre no es fácil.

Acá tenemos muchos curas que trabajan con los más humildes, el padre Marengo es uno.

 

-A usted que le gusta la política y tuvo un paso fugaz por un partido, ¿qué mirada tiene sobre la política actual?

-Desde lo personal yo he mamado en mi casa el radicalismo. Soy un amante de Alfonsín, de la social democracia, diría que prefiero el socialismo y no el capitalismo, pero tampoco voy a condenar al otro porque piense distinto.

La política la miro como un gran jardín, y para hacerlo son necesarias distintas flores, cada una con su color y sus aromas. Y hay que respetar cada uno de esos colores y esos aromas.

Son miradas distintas sobre el mundo, el capitalismo lo ve de una forma, el socialismo de otra, trato de pararme de distintos lados.

 

-¿Cómo ve la situación?

-En este marco la veo difícil porque no comparto la mirada del capitalismo, creo que urgente tenemos que ver al otro, su trabajo, su dignidad. Al jubilado que en su momento se peleaba por el 82% móvil y hoy ni eso. Y lo que me jode es que te quieren engañar diciendo que van a estar mejor. No somos zonzos. Que digan la verdad, que les importa cerrar los números y después veremos los resultados en las urnas.

Yo lo voté a Macri, porque la opción fue basta de lo otro. Y creo que debemos tener otras opciones, no es que estoy contra este gobierno, pero va pasando el tiempo, hay varios partidos en esa alianza y si bien está claro hacia dónde va en lo ideológico,  no veo claro los espacios.

Y se va agrandando la grieta también hacia adentro de la alianza, el radicalismo que está con el PRO, el que no está con el PRO y así, o lo de Juez.

Cuando  hice mi paso fugaz  por la política fui con el juecismo, y en ese momento apoyaban a Hermes Binner.

 

-Y hoy apoyan a Macri…

-Claro, y vos te preguntás cómo. Es una cuestión de pensamiento y de postura en la vida, no me pueden gustar dos tan distintos. Creo que la política va a cambiar cuando no la usemos para fines personales o grupales y que el fin sea el bien común.  Que sepamos que los recursos no son nuestros sino de la comunidad, qué es lo que hacemos con viviendas nosotros, ya llevamos once años trabajando y casi siempre nos fue sobrando dinero a pesar de la inflación y demás. Y es porque no robamos. No sobrefacturamos, no pagamos peaje. Y eso nos costó muchas cosas, críticas, pegadas de los gobiernos de turno,  porque no nos pudieron hacer arrodillar.

 

-¿En qué instancia están con los planes de viviendas?

-Hace dos años que venimos negociando con el Estado, ellos dijeron desde el principio que con Cáritas iban a seguir trabajando. Mucha de la gente que está en el Gobierno tiene una mirada distinta del otro, de la comunidad y de cómo funcionan. Nuestros programas son de autoconstrucción, de control,  que no es la mirada empresarial.

Entonces cuesta que lo puedan entender.  En estas negociaciones tenés dos niveles, las cabezas y los que están abajo que son técnicos. Para ellos es dos más dos, no me cierran los números, no entienden que nosotros podemos tener festejos con las familias porque llegamos al techo. Lo nuestro no es solo lo constructivo, nosotros trabajamos también en lo comunitario.

Trabajamos los cimientos de la casa y los cimientos de la familia. Hay reuniones y cuando terminamos tratamos de ver la mirada de participación que quedó hacia afuera.

Y para la mirada empresaria eso no cuenta, ellos piensan cuántas casas hay que hacer y cuánto cuestan.

Es muy difícil.

 

-¿Siguen remando para que entiendan?

-Hasta ahora son idas y vueltas.  En estas idas y vueltas ellos tienen un solo manual para todo el país, y para todos los planes. Entonces vos tenés que adaptarte al manual, que es muy rígido.

Todo este tiempo fue de desarmes, armados, y a fin de año se tomó la decisión de hacer por fuera del manual.  Esperemos que ahora podamos avanzar.

El miedo mío es que no arranque, y tenemos que arrancar urgente. Y la preocupación mía es que hay personas que están esperando su casa y la casa es como el alimento.

Tendría que haber una política clara para viviendas en todos los niveles.

 

-¿Para esta zona qué contempla el proyecto que presentaron?

-Villa María está muy bien vista, aclaro que es el trabajo de un equipo y de Cáritas. El sistema nuestro está bien visto porque hemos logrado unir dos cosas que no se han logrado en otros lugares.

Cáritas tiene proyectos en todo el país, hace un año y medio se frenaron todos, y el único proyecto que estamos a prueba, negociando con el Estado,  es Villa Nueva, o sea todo el país nos está mirando a nosotros.

El proyecto quedó con 28 casas, eran 45, pero tuvimos que ir depurando por las cosas que nos van diciendo, si sale el nuestro se largarían todos los otros programas. Ahora nos piden un montón de cosas y hay que seguir remando y lo que más duele es la gente.

Y para la zona nuestra tenemos Leones, Justiniano Posse, Ticino,  Ballesteros, entre otros.

 

-¿Cuántas viviendas construyeron en estos once años que lleva el programa?

-Mil viviendas, hablando de la Diócesis de Villa María.

 

-¿Tienen estadísticas sobre la demanda habitacional?

-No. El año pasado armamos un observatorio de la vivienda, con los chicos de la Universidad, y trabajamos en los sectores de Villa María y Villa Nueva. Hicimos un mapeo de la realidad del tema habitacional. Una de las conclusiones que sacamos es que hay mucho hacinamiento, también dos o tres familias viviendo en el mismo lugar.

Es muy difícil saber la demanda con exactitud.

 

-¿Quiénes entran en el programa de Cáritas?

-Hoy como están las cosas con los planes, de 0 pesos a dos salarios vital y móvil entran en el programa de Cáritas, más de dos salarios vital y móvil entran en el Procrear.

Cuando estaba Cristina la franja nuestra se extendía más y la mayoría de las viviendas en Villa María fueron para clase media, no así en los pueblos. En las dos ciudades la necesidad de viviendas es inmensa.

 

-¿Con el intendente de Villa Nueva tiene buena relación?

-Sí, buena. Incluso hemos charlado con el tema tierras y él nos dice que no hay tierras que cumplan con los requisitos para el plan.

 

-¿Cambiaron considerablemente los precios de la construcción?

-Para que te des una idea, en 2012 las casas que hicimos costaron cada una 65 mil pesos. Las que estamos presentando hoy cuestan 700 mil pesos. Casas de 55 metros cuadrados con autoconstrucción, que estamos ahorrando la mano de obra porque capacitamos para que se hagan su propia casa.

 

-¿Por qué entró al seminario?

-De chico fui a un colegio parroquial, fui monaguillo y creo que tiene que ver la idealización de las personas. Cuando era muy chiquito, frente mi casa vivía el monseñor, era muy amigo de mi familia. Mucho tuvo que ver eso y mi mayor idealización fue mi párroco, como testimonio y uno siente el llamado de Dios.

Yo siempre dije que el seminario es como el noviazgo, no porque entrés ya sos cura. Y tengo muchos compañeros que dejaron el seminario y nunca más pisaron una iglesia.

Yo estuve nueve años, fui analizando si era lo mío o no, y fue natural irme. Yo siendo chico sentí la vocación de ser cura, identificarme con el sacerdocio y después ver que no era lo mío. Nada más que eso. Son opciones que uno va haciendo.

 

-¿Su familia cómo era?

-Yo tengo dos papás de corazón. Mis padres separados, se hacen cargo mis abuelos de mi hermana y de mí. Ellos fallecen y se hacen cargo mis tíos. He tenido relación con mi padre que vivía en Río Tercero, mi mamá vivía en Mendoza y ahora en el sur.

Pero nosotros fuimos criados por mis abuelos hasta los 5 años y luego por mis tíos de parte de mi mamá.

 

-David, ¿se hablaba de política en su casa?

-(Se ríe) . Mi tío fanático radical, fanático de Angeloz, y  mi tía muy peronista. Se hablaba de política, no de análisis,  sino de sentimientos.

 

-¿Era tímido?

-Sí, soy una persona tímida que todos se me ríen. Tímido, pero trabajado, me acuerdo cuando estaba en Rosario, me llaman para trabajar en un barrio muy humilde que a la vez tenía el colegio más caro de Rosario. Yo habré tenido 14 años, iba un rato al colegio y de ahí al barrio humilde.

Y recuerdo que el primer día, el cura me pide que diga unas palabras.  Y yo miré la iglesia llena de gente y pensé qué digo (se ríe).

Hice mucho teatro en el seminario, y ese momento fue cúlmine y hablé, no tuve miedo de hablar ante la gente. Por eso digo que la he trabajado a la timidez.

 

-Estuvo nueve años en el seminario ¿en qué instante pensó que eso no era para usted?

-Al último. El último año. Viste que el Papa dice hagan lío, yo era de hacer lío. Nosotros habíamos creado un grupo que se llamaba Vasija de barro. Venía mucha gente pobre al seminario, nosotros almorzábamos y veíamos que venía la gente muy pobre a buscar nuestras sobras de la comida.

Entonces dijimos no pueden comer las sobras y nosotros con el grupito dejamos de comer y se lo dábamos a la gente. Nos pegaron un reto y hasta nos amenazaron de sacarnos del seminario.

Y eso me hizo un click interior. Había algo que no me cerraba, que no me sentía bien y en mi vida cuando no me siento bien me voy. Para qué discutir si puedo seguir haciendo cosas desde otro lado.

 

-Salió del seminario y ¿qué hizo?

Volví a Río Tercero, estaba el cura párroco de siempre Martina, trabajé en la primaria como ayudante docente, a la siesta estaba encargado de la Biblioteca, en el secundario y a la noche daba clase de Teología.

Estuve mucho tiempo dando clases y en una de las misiones conocí a Carola, mi esposa, que es de Villa María. Eso es lo me trajo, compramos un terreno en Villa Nueva, empezamos a hacer la casa nosotros, mi suegro nos enseñaba.

Estuvimos varios años haciendo la casa, hasta que me vine para acá en 1999.

 

Me gusta: Trabajar por el otro y con el otro. Me encanta: La política en el sentido más amplio. Me divierte: Leer, escuchar música, dialogar con la gente. Me entristece: Cuando no se respeta al otro, cuando se juega con la gente. Me enoja: Cuando no se respeta la palabra, me sacan.

 

-¿De qué forma se relaciona con Cáritas?

-Mi esposa es trabajadora social, ella estaba trabajando en Cáritas. Yo trabajaba en otros rubros, y fui director de Cáritas. Yo comienzo en Cáritas con monseñor Rodríguez que había sido rector en el seminario de Jesús María donde hice el primer año.

Y nunca perdí el contacto con monseñor y con otros curas que fueron compañeros míos.

Fue un momento difícil el de la crisis de 2001.

Y otro momento difícil que recuerdo porque lo viví,  fue la explosión en la fábrica de Río Tercero.

-¿Qué recuerdos se le vienen a la mente sobre la explosión?

-Yo vivía en la Fábrica Militar, el barrio de las familias es abierto. A mi tío le dieron una casa en la Fábrica y yo estaba en el colegio en el momento de la explosión.

Fue durísimo para mí en lo personal. Muchos hicieron juicio y cobraron, pero yo nunca quise.

Me acuerdo cuando escucho la primera explosión,  ir a mi casa, ver que no había nadie, me fui arrastrando por todo lo verde y sacando gente. Me tapaba la cabeza con una pizarra de esas de las despensas, y ver cómo ayudar a la gente a salir de sus viviendas.

Me acuerdo que toda la gente corría hacia el sur, y yo no sabía dónde estaba mi familia.

Y otra imagen que me quedó clara, fue haber visto una montaña de explosivos en una cancha de fútbol y a los dos días fue la segunda explosión. Ahí limpiaron todo. Fue todo armado.

Me quedaron grabadas las imágenes de Menem y Mestre, y Menem diciendo que no vayan a decir que fue un atentado.

 

-David ¿qué lo motivó a dar el paso fugaz por el Frente Amplio Progresista?

-El Frente Amplio no fue la única propuesta que he tenido. Los primeros pasos que di en la política en Villa María fue con Omar Mignola y Reyes Martínez. En ese momento era el Polo Obrero, era un lindo espacio, formamos un espacio con trabajo comunitario, y la cabeza era el padre Farinello.

Fue interesante la mirada que tenía, que la daba Farinello.  Seguí en contacto con los radicales, pero con una visión progresista, no conformista con lo que está, sino transformando y haciendo.

Y siempre me gustó escuchar a los otros y dentro de este camino vas conociendo gente. He tenido propuestas de distintos espacios políticos y siempre dije no.

Hasta que un día empezamos a trabajar con Jorge Valinotto y él me propone participar. A mí me interesaban las ideas de Binner, veía una propuesta muy interesante. Hubo cosas negativas, muchos oportunistas no capacitados y la política necesita gente capacitada.

Amo la política, siempre intenté cuidar que no se mezclaran las cosas con mi trabajo en los planes de viviendas.

 

-¿Cuál es su sueño en política?

-Mi sueño es ser intendente de Villa Nueva y lo digo abiertamente. Me voy preparando, estudiando, y veremos. Y pienso que para llegar no tiene que ser con un partido,  deberíamos tomar la gente preparada de todos los partidos, gente que desee el bien común, gente con la que compartamos la mirada.

 

-¿Por qué resulta tan complejo resolver el tema de la pobreza en nuestro país?

-Egoísmo de algunos que quieren todo para ellos y están los intereses egoístas de a los que les conviene que sigan estando los pobres.  Porque nos hemos acostumbrado a usar a los pobres como una miniempresa, porque muchos de los que dicen trabajar por ellos, viven de ellos.

Los sindicatos no son malos, por ejemplo, pero tenemos que sacar a patadas a los sindicalistas deshonestos. Y con la pobreza lo mismo.

Nosotros en Cáritas trabajamos con tres eslabones: ayuda inmediata, promoción familiar y caridad. La caridad está al último. Te doy de comer, te promociono con una actividad para que sigas adelante y eso es la caridad. La caridad no es dar una moneda y ya está.

Falta el compromiso con el otro. Falta el buen samaritano.

 

-¿Hay una estigmatización del pobre?

-Sí, así como creamos la pelea con la figura del Papa, también usamos al pobre como una figura para pelearnos. Los pobres están en el medio y quién trabaja por ellos. Porque darles un subsidio no es la solución, los pobres están solos.

El Papa en Bolivia, cuando estuvo con las organizaciones sociales, lanzó un mensaje de tierra, techo y trabajo. Son las tres claves en las que hay que trabajar.

 

-Usted que está en contacto con las personas más humildes, ¿qué opina de los que los tildan de vagos, de planeros?

-No los conocen, seamos realistas. Son prejuicios, cada uno nace con su realidad y la pobreza es una situación económica, no una condición humana. Y muchos son felices con lo que tienen. Tenemos que mirar al otro como un hermano, cuesta.  Trabajar por el otro no es fácil, pero tenemos que dejar de verlos como enemigos.

 

-Además de querer ser intendente de Villa Nueva ¿cuál es su sueño?

-Una sociedad más justa, donde podamos incluirnos todos, lograr que la gente pueda compartir.   Y otro de los sueños es que cada uno pueda ceder un poquito y si lo compartimos la sociedad cambia. Y que cada uno tenga su casa.

 

Opiniones

Mauricio Macri: Mucha gente dice no es lo que yo pensaba. Yo pensaba lo que es hoy. Eso en cuanto a su persona. En cuanto a su discurso de campaña hay una diferencia entre lo que se dijo y lo que se hace. Pero él tiene una forma de pararse ante el mundo y de solucionar que podemos compartir o no. Sí, me llaman la atención los silencios de los espacios que están con él. Porque es lindo cuando ninguno pierde la identidad, si cada uno mantiene su identidad se hace el equilibrio, pero los silencios sorprenden. Dios quiera que les vaya bien porque nos va a ir bien a todos. Está complicada la situación económica, hay gente muy pobre y no hay que ir muy lejos.

Juan Schiaretti: Siempre me dio la sensación que “todo está bien”, pero pienso que el agua está calma arriba, pero hay mucha turbulencia abajo. Lo vemos, en cuanto a lo ideológico, la firma del pacto fiscal con la Nación. Y seguimos endeudando a la provincia y hacemos lo mismo que hemos criticado a otros, y seguimos castigándonos. Me preocupa que en el futuro se destape la olla y no tengamos nada adentro.

Martín Gill: Es una persona con mucha capacidad, no me he metido tanto en Villa María, pero no he escuchado grandes altibajos. Veníamos acostumbrados a un gobierno con mucho ruido, y este es más silencioso. Creo que está haciendo un trabajo que no se ve en el cemento sino más dedicado a la formación humana.

No puedo decir ni bien ni mal.

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