Evitar que muerda

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Evitar que muerda

A raíz de la cantidad de casos de personas mordidas por los perros en la calle, surgen imperiosamente las recomendaciones para el trato con el animal desde pequeño y el comportamiento de sus dueños

Escribe:

Ana Alfageme (*)

 

Recurrentemente, los noticieros recogen titulares como “Muere un hombre tras ser atacado por cinco perros”. “Un niño sufre graves heridas en la cara por la mordedura de un perro”.

La Organización Mundial de la Salud estima que cada año 4,5 millones de personas son mordidas por un perro en Estados Unidos , es decir, una de cada 70 es atacada por un can anualmente.

La verdad es que yo no me imagino a Matilda, mi perra, mordiendo a nadie, salvo a mí, y poco, cuando trato de deshacerle un nudo, aunque sé que le aterran los niños y les suele evitar. Los pequeños son, precisamente, las víctimas más frecuentes de los ataques de los perros. Pero, ¿qué podemos hacer quienes vivimos con ellos? ¿Se puede evitar que un perro muerda?

Lo primero es saber más. En la inmensa mayoría de las 256 muertes causadas por mordeduras de perro en Estados Unidos entre 2000 y 2009 coincidió, según un estudio, que no había ninguna persona que pudiera intervenir (87% de los casos), que el perro no tenía relación cercana con el agredido (85%), que el animal no estaba castrado (84%), que el atacado no podía interactuar apropiadamente con los perros (77%), y que el can estaba aislado y no mantenía relaciones habituales con humanos. Todos estos parecen factores prevenibles.

Luego está el tema de la raza. Un estudio similar al anterior que analizó las muertes por mordedura de perro entre 1979 y 1996 también en Estados Unidos halló que en más de la mitad de las agresiones participaron rottweilers o perros de tipo pitbull. Paralelamente, otra investigación comprobó cómo en una provincia de Canadá en el que se prohibió la tenencia de pitbulls, la frecuencia de las mordeduras bajó.

 

¿Qué podemos hacer?

Si el perro todavía es un cachorro:

-Enseñarle a no morder como parte de un juego. “Cuando son pequeños usan la boca y muerden porque está en su naturaleza, les ayuda a explorar su entorno”, dice la veterinaria y educadora canina Sandra Real. “Pero es muy importante que desde cachorros aprendan que pueden hacer daño. Al jugar con él dejemos que nos den pequeños mordisquitos y cuando empiezan a apretar fuerte simplemente hacer lo que hacen los cachorros entre sí, quejarnos con un ¡ayyy! y cesar el juego un minuto para que así se den cuenta de que nos lastiman y vayan poco a poco teniendo más control sobre su mordida”.

-Socializarle correctamente. “Para evitar situaciones de agresión es conveniente que el perro aprenda a socializarse con lo que va a ser su entorno y su vida, pero también que las personas aprendan cuáles son las necesidades de los perros”, continúa la veterinaria Real. “Un animal sin miedos nunca tendrá necesidad de defenderse de nadie. Un perro tranquilo y equilibrado aunque tenderá a perseguir o a cazar no llegará a morder por ese motivo”. Para que se integre bien es conveniente “que pase tiempo con otros perros de su misma edad y de carácter amigable y tranquilo, lo que fomentará una buena socialización”, añade Real.

 

A cualquier edad

Tiene varias recomendaciones la entrenadora canina Annie Phoenix, autora de The Midnight Dog Walkers: Positive Training and Practical Advice for Living with a Reactive or Aggressive Dog:

-Esterilizarle cuando llegue el momento adecuado.

-Que no viva fuera de casa, atado o aislado. “Crecen frustrados, lo que puede llevar a que sean agresivos, como pasa con los humanos. Los perros necesitan ser residentes de la casa y no dejados en soledad”, dice Phoenix.

 

Lo que tenemos que hacer

-Enseñar a los niños a relacionarse con los perros. “Creo que es muy importante informarles cómo son los perros, cómo se comunican, cómo se relacionan, qué les incomoda, qué les puede asustar. Cuánto mejor conozcan los niños a sus mascotas, más fácil les resultará respetar sus necesidades y facilitarles un entorno sano y seguro”, dice la educadora canina Sandra Real, “creando una especie de juego el niño aprende a ser educado con el perro. De esta manera sabrán que los perros no son como otros niños, que se pueden asustar si se acercan corriendo a ellos, que el contacto tan directo muchas veces no lo saben gestionar”. Cuando la veterinaria trabaja con los más pequeños, les enseña las llamadas “señales de calma”, que son ”gestos que hacen los perros en diferentes situaciones y que hacen más fácil el acercamiento y la relación con ellos”.

-Nunca dejar a tu perro solo con un niño o cualquiera que no sea capaz de intervenir si es necesario. “Cualquier perro con dientes puede morder, incluso la dulce bola de pelos que está a tus pies. Si se encuentra en la situación en la que el perro siente que necesita defenderse, tiene esos dientes para hacerlo”, justifica Phoenix en un artículo de la revista Dogster. “Los niños pequeños y los animales tienen que estar siempre bajo supervisión por el bien del niño y por el bien del perro”, dice por su parte Sandra.

-Aprender cuáles son los comportamientos normales y los que no. “A veces hay perros que por su pasado, por su carácter, por su crianza, etcétera, pueden tener problemas de comportamiento”, explica la instructora. “Es muy importante enseñar a adultos y niños cuáles son los comportamientos normales en los perros y cuáles pueden ser problemas conductuales para que sepan identificarlos y puedan pedir ayuda a un profesional que trabaje ese problema de concreto evitando así situaciones de riesgo en el hogar”.

-Saber cuándo pueden morder. “Atento si el perro quiere escapar”, dice Phoenix. “O si se lame las fauces, olisquea o araña fuera de contexto, enseña el blanco de los ojos, tiembla, ladra, gruñe”.

 

 

* Periodista. Publicó el artículo en el diario El País, de España

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