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El gato de Borges con el toque villamariense

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El gato de Borges con el toque villamariense
Beppo fue el compañero fiel del escritor durante más de una década.

El felino que acompañó al inolvidable autor literario durante 15 años fue bautizado, en principio, Pepo, por la “Pepona” Reinaldi. El escritor rebautizó al animal con el nombre de Beppo y le dedicó dos poemas 

Beppo fue el compañero fiel del escritor durante más de una década.
Beppo fue el compañero fiel del escritor durante más de una década.

Jorge Luis Borges, uno de los escritores más encumbrados de la Argentina y el mundo, fue siempre un enamorado de los gatos.

Dicen que desde chico dibujaba tigres y, de hecho, escribió obras respecto a este felino, como El oro de los tigres (1972), Historia de la Noche, Rosa y azul, La rosa de Paracelso y Tigres Azules (1977).

Por entonces, un jugador de fútbol de Villa María trascendía a nivel nacional. Delantero él, rubio, de bigote, pintón y goleador. Se llamaba (y se llama, porque aún vive, claro) Jorge Reinaldi, aunque su apodo era su sello: la “Pepona”.

Un día, a Borges le trajeron un gato del barrio de la Boca.

El escritor supo contar sobre ese gatito grande y blanco: “Se llamaba Pepo, pero creo que era un nombre horrible, entonces se lo cambié enseguida por Beppo, un personaje de Byron. El gato no se dio cuenta y siguió su vida”.

Al gato Beppo le gustaba jugar con los cordones de sus zapatos o sentarse en su falda. Murió con más de 15 años en 1985.

Esa muerte le produjo a Borges una gran tristeza, pero como tenía un gran manejo de la ironía, cuentan que una vez dijo: 

“Quisiera morirme hoy mismo y no tengo la suerte que tuvo Beppo. Aunque a lo mejor sí, ahora que estoy con gripe, tal vez muera”.

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La “Pepona” Reinaldi fue uno de los grandes futbolistas villamarienses

Epifanía Uveda, “Fanny”, la mucama de Borges, contó que el gato, en realidad, se llamaba Pepo por la “Pepona” Reinaldi, pero que Borges recordó el poema veneciano de Lord Byron que se llamaba Beppo y lo rebautizó.

Algunos remarcan que como el escritor estaba lejos de la pasión por el fútbol, prefería no quedar ligado a un jugador popular, que luego fue adquirido por River. De hecho, supo escribir que “el fútbol es popular porque la estupidez es popular”.

La relación de amor que acunó con Pepo podía complicar la sinrazón de su mirada sobre ese deporte, entonces Beppo quedó para siempre. 

Fanny contó un día que vio a Beppo mirándose en un espejo y creía ver otro gato, posiblemente a un rival. Entonces se lo contó a Borges y este escribió el poema “El gato Blanco”, que se encuentra en el libro La Cifra, de 1981. También Borges escribió otro poema, que se denomina “A un gato”. 

Es bueno finalizar esta historia con los dos escritos del inolvidable Borges.

 

El gato Blanco

“El gato blanco y célibe se mira en la lúcida luna del espejo

y no puede saber que esa blancura y esos ojos de oro que no ha visto

nunca en la casa son su propia imagen.

¿Quién le dirá que el otro que lo observa

es apenas un sueño del espejo?

Me digo que esos gatos armoniosos

el de cristal y el de caliente sangre,

son simulacros que concede al tiempo

un arquetipo eterno. Así lo afirma,

sombra también, Plotino en las Ennéadas.

¿De qué Adán anterior al paraíso,

de qué divinidad indescifrable

somos los hombres un espejo roto?”.

 

A un gato

«No son más silenciosos los espejos 

ni más furtiva el alba aventurera; 

eres, bajo la luna, esa pantera 

que nos es dado divisar de lejos. 

Por obra indescifrable de un decreto 

divino, te buscamos vanamente; 

más remoto que el Ganges y el poniente, 

tuya es la soledad, tuyo el secreto. 

Tu lomo condesciende a la morosa 

caricia de mi mano. Has admitido, 

desde esa eternidad que ya es olvido, 

el amor de la mano recelosa. 

En otro tiempo estás. Eres el dueño 

de un ámbito cerrado como un sueño.

 

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