Reconocidos por todos, los perros especializados llevan rescatados cerca de un centenar de vidas entre las ruinas de México, tras el terremoto. La Universidad Autónoma de ese país, junto a La Marina, aportaron a los canes más “famosos”
Ella tiene el nombre de una gran pintora mexicana y él se llama como la luna más grande de Saturno, pero eso es lo de menos. Podrían decirse que son obras de arte o llegaron de otro planeta. Sin embargo, son perros bien de este mundo.
Frida y Titán son dos héroes que ayudaron en las labores de rescate de sobrevivientes bajo los escombros de casas y edificios en México, tras el terremoto, y son considerados unos verdaderos héroes.
Cuando los mexicanos pensaron que lo peor ya había pasado, un nuevo terremoto los sorprendió dejando cientos de muertos y caos en las calles de Morelos -el epicentro-, Ciudad de México y otras ciudades aledañas al suceso.
Tan solo habían pasado 10 días del terremoto de 8,2 que sacudió el sur de México, hasta que el nuevo sismo -de menor magnitud, pero mayor destrucción- sorprendió a los habitantes.
Inmediatamente la solidaridad se apoderó del pueblo mexicano y -tal y como pasó la semana anterior- rescatistas de dos y cuatro patas se hicieron presentes. Fue allí que los perros como Frida y Titán se hicieron famosos por salvar varias vidas gracias a su trabajo.
Frida
Frida es la más famosa, ella ya estuvo en Oaxaca ayudando desde la primera semana, tras el primer terremoto.
Según Notimex, la labradora de seis años ha rescatado a más de 52 personas.
Este can ha participado de las acciones de rescate y búsqueda de personas en el incendio que se registró en la torre de Pemex, también en los deslaves de Guatemala y en el terremoto de Ecuador.
Ella va equipada con un visor especial que la protege del humo y partículas de polvo para poder realizar su trabajo. Además lleva puestas botas para proteger sus patas y un arnés para poder ascender o descender.
Tanto ella como Evil y Eco son canes que forman parte del Equipo de Búsqueda y Rescate de la Secretaría de Marina, de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Los tres rescataron a un policía atrapado bajo los escombros del Palacio Municipal de Juchitán.
La imagen de Frida, con la lengua afuera, cansada, pero feliz, ya recorrió el mundo y la perra tiene una fama sostenida en las redes sociales. Encima es linda, le gusta trabajar y emociona en cada acción.
Frida es una perra labrador color miel y se ha vuelto el símbolo del heroísmo en México. Además, impone respeto con su arribo: los militares dejan unos momentos la rigidez cuando ella llega al campamento y se dirigen a ella para acariciarla.
Chichí
Chichí es otro héroe de cuatro patas. Es un pastor belga de rescate que estuvo implicado en las labores de socorro en las calles de Medellín y San Luis, Potosí.
Chichí recorrió con su entrenador los edificios colapsados durante el sismo en Ciudad de México.
El pastor belga de rescate trepó con su instructor a lo más alto de los escombros donde logró identificar el sitio exacto de personas con vida cuando ya se había abandonado la búsqueda en el edificio colapsado.
Titán
Una historia no muy diferente es la de Titán, el perro rescatista de la corporación de bomberos en Silao.
Según personal del municipio de la zona, el can ha localizado a 26 personas con vida de los escombros de inmuebles colapsados durante el terremoto en Ciudad de México.
El perro, junto a Mauricio Pantoja -su compañero con quien trabaja en binomio- se encontraba en la capital mexicana para participar de los simulacros conmemorativos al terremoto de 1985 y ambos terminaron trabajando juntos en un siniestro real.
Hueso
En un comunicado, la UNAM informó que Hueso, primero en abordar la unidad 1 del Programa, es decir, en ser rescatado de la calle y aprender a buscar por agua, también es parte de la sección de Rescate Acuático de la Cruz Roja, pero fue “escolarizado” en el programa universitario.
Lo adoptamos en diciembre de 2010 en la Basílica de Guadalupe; llegó perdido al puesto y gracias al programa aprendió el oficio de rescatista”, dijo su manejador y voluntario, Javier Sotomayor Hernández.
Se ha preparado, es alegre, juguetón, distraído, “como fue callejero, de repente lo envuelve la inquietud”, destacó.
Y más
Desde diferentes países llegaron a México con perros. Estados Unidos aportó cinco, España cuatro, lo mismo que Panamá, y dos cada uno llevaron los rescatistas de Colombia, Ecuador y Chile.
Claro que no todos hacían la misma función.
Están los que buscan los escapes de gases, los que se ocupan de cuidar zonas y, por supuesto, los que van al rescate de las vidas humanas.
Entrenar a un perro rescatista que trabaja en binomio con un humano se requiere de 12 a 14 meses, con sesiones de dos a cuatro horas diarias. Estos canes trabajan entre seis y siete años y, cuando se retiran de sus labores, son donados al personal.
La Marina en México cuenta con 20 de estos binomios con funciones diferenciadas. Y el encargado de los binomios del campo de Santa Lucía, de la Segunda Brigada de Policía Militar, expuso que la inteligencia de estos animales es fundamental para las tareas de rescate.
Durante las tareas de rescate en el inmueble colapsado en la calle Escocia, en la colonia Del Valle, aseguró que el apego que se crea entre el manejador y el perro es muy fuerte, “por eso se llaman binomios, porque trabajan juntos”.
“La diferencia en este tipo de labores de rescatar personas es que para el manejador es algo muy serio, mientras que el perro cree que está jugando”, añadió.
La pareja debe ser siempre la misma, pues si alguno de los dos, entrenador o perro, causa alguna baja, el entrenamiento con el nuevo elemento tendrá que comenzar desde cero, para volver a generar ese apego fundamental para que puedan trabajar juntos.
Los caninos se comienzan a entrenar a partir del año y medio de edad, cuando el animal empieza a mostrar sus aptitudes para saber a qué área se va a dirigir: rastreo, guardia y protección, o búsqueda y rescate.
En este último caso, en México son adiestrados con seudoaromas, “tenemos seudoaromas de cadáver fresco, cadáver putrefacto, cadáver ahogado, así como el aroma de personas vivas, con personas reales”, detalló Rabling Ramírez, especialista en el tema.
Los muertos en México ascienden a 337, una cifra que llora todo el mundo, aunque todo hubiese sido aun peor si no estaban ellos, los perros.
Protesta ganada
Parece mentira, pero los perros rescatistas tenían que “pagar” para llegar hasta el lugar.
Resulta que la empresa Aeroméxico mantenía su protocolo habitual y cobraba cargos por traslados de animales, cualquiera sea su función, sin excepción.
Cuando se conoció la historia de los perros mexicanos salvavidas, surgió este inconveniente y la polémica se instaló en las redes sociales.
En Twitter, miles de personas cuestionaron a la empresa y la protesta finalmente fue ganada.
Tras varias quejas, Aeroméxico se vio en la obligación de facilitar el traslado de los perros rescatistas a las zonas de desastre y, más tarde, informó que por el momento no se cobrarán cargos por traslado de animales de rescate ni equipaje de brigadas médicas.
Igualmente, la aerolínea mexicana se comprometió a facilitar el traslado del equipaje de las brigadas médica de forma gratuita.
Filiberto
De Panamá llegó a México, Filiberto, que tiene dos años, pero se hizo notar con su ímpetu para el rescate.
La tarea del perro es acortar el tiempo en la detección de vidas, por su capacidad olfativa.
Mientras, Abelardo Serrano, supervisor de la Unidad Canina de Rescate Protección Civil de Panamá, indicó que Filiberto fue entrenado desde que está en el vientre de su madre, con sonidos y motivación.
“Hasta el momento no hay tecnología que supere al perro en lo que respecta a la capacidad olfativa; además, tienen una agilidad impresionante para moverse entre los escombros”, afirmó, con conocimiento de causa.
