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“Hoy, la universidad es más pública”

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“Hoy, la universidad es más pública”
Antes de esta posibilidad, quien quería ser agrónomo debía pasar por un terciario (ESIL) y abonar la cuota mensual correspondiente

Es un hecho histórico y una conquista de estudiantes que lucharon por el derecho a la educación pública. Una egresada y exintegrante del Centro de Estudiantes reflexionó sobre este día a pedido de EL DIARIO

 

Hoy, lunes 26 de marzo de 2018, la universidad de nuestra ciudad es un poco más pública, gratuita y de calidad. Después de siete años de trabajo, empiezan las clases de 1er. año de Ingeniería Agronómica para cursar íntegramente en la UNVM, con unos 80 estudiantes.

Más que un sueño, es un derecho cumplido.

A dos días del 24 de marzo, la memoria nos ayuda, para no olvidarnos de la historia, y para seguir apostando a un lugar más justo.

Así es que los estudiantes de antes (ingenieros de hoy), nos acordamos de ese 2011, cursando Ingeniería Agronómica en un instituto terciario (3 de los 5 años se cursaban ahí), con docentes terciarios, pagando una alta cuota mensual (si no estabas al día no podías rendir).

Tampoco podías trabajar para pagar (salvo que tuvieras la suerte de conseguir un trabajo de medio día) sabiendo que el trabajo te atrasaría en tus estudios y por ende tendrías más años pagando.

Y así fue como en el transcurso del cursado nos dimos cuenta de esas cosas y de otras, como ser, que el título para el que estudiamos tanto, no estaba acreditado por el organismo que acredita la calidad académica de las carreras de interés público (que ejercen influencia directa en la salud de las personas), y tampoco se hacía nada para cambiar esa situación.

También vimos que teníamos motivaciones que iban más allá de nosotros, que estaban dirigidas a mejorar la calidad de vida de las personas, y que nos hicieron elegir estudiar Agronomía; por ejemplo, según el INTA “la agricultura es el sistema básico para solucionar el problema de la pobreza en el mundo, pero el requisito básico debe ser un modelo de un agro-ecosistema donde se respete la conservación de los recursos naturales, el medio ambiente, la salud de los habitantes e integrados localmente a un desarrollo agroindustrial con un permanente agregado de valor, lo cual permitirá un desarrollo estable y con equidad social”.

Y estas motivaciones como la pobreza, la salud, el medio ambiente y la equidad social, no tienen lugar en una institución terciaria privada, de limpias paredes blancas, sin carteles con cuestionamientos, sin poner en duda nada, que reproduce el modelo de la revolución verde, con el excesivo abuso de agroquímicos, y dentro del modelo agroexportador de materias primas.

Por eso fue que todas estas inquietudes quedaban en comentarios entre estudiantes o en quejas de pasillo hasta que fuimos a un Congreso de Ing. Agr. del Colegio de Ingenieros Agrónomos (CIAPC), donde había un espacio para estudiantes, y pudimos compartir experiencias con estudiantes de IA del país, y nos dimos cuenta que ellos sí tenían un lugar de organización donde plantear inquietudes, los Centros de Estudiantes.

A la vuelta de ese congreso, quisimos formar el centro de estudiantes en el terciario, con la mejor buena fe, (tanta, que hasta pedimos permiso, sí, pedimos permiso para ejercer nuestro derecho de organizarnos, porque ya sabíamos que había una ley que avalaba la formación de centros de estudiantes en institutos terciarios).

Fue con la ingenuidad de querer mejorar lo que nos parecía que estaba mal, creyendo que hasta el momento faltaban estudiantes que se ofrezcan a ayudar, y que dijeran las cosas que les pasaban, todas esas cosas que veían que estaban mal.

Siempre desde el cariño y sintiendo a la institución como propia, esa institución que en el caso de algunos nos abrió las puertas en el jardín de 5. La respuesta de la institución fue negar ese espacio, que ya les había sido negado a compañeros años anteriores.

A esa altura algunos ya estábamos terminando el tramo terciario, y otros ya en la universidad, por lo cual en abril de 2012 pudimos lograr concretar el espacio de discusión que queríamos, fue la primera elección del Centro de Estudiantes del Instituto de Básicas de la UNVM.

Desde entonces, junto con docentes y egresados, empezamos el camino que nos lleva al logro de hoy, con arduo trabajo en comisiones académicas, tratando de lograr un entendimiento entre dos concepciones opuestas: la educación como un derecho y la educación como un servicio.

Sentimos orgullo en el año 1998 por tener una universidad en nuestra ciudad, poder ser parte de ella, ver su crecimiento junto al de la ciudad, ser sujetos activos de sus transformaciones. También sentimos orgullo de haber sido parte de la Escuela Superior Integral de Lechería, institución donde algunos crecimos desde hormiguitas de jardín, hasta estudiantes del terciario.

Por eso es imposible no sentir en la piel la historia, la esencia con la cual la UNVM se creó, dese aquel festejo del convenio de articulación hasta este festejo actual, que le permite a esos 80 estudiantes empezar el camino de TODA la carrera de Agronomía, dentro de una Universidad Nacional, pública y gratuita, en busca de un título que, además, ahora está reconocido.

El festejo es por la Universidad y por la posibilidad de estudiar que se les abre a aquellos chicos y chicas a los que esta oportunidad no les llegaba.

Hoy como agrónomos y agrónomas que venimos realizamos talleres de huerta en los barrios, en comedores, en las escuelas, y que vemos el vínculo que hay entre los chicos y la tierra, pensamos en estos chicos. Antes, si alguno o alguna de estas hormiguitas quería estudiar Agronomía, concretamente no podía, y a partir de hoy, sí, y eso es para que toda Villa María festeje.

 

Natalia Tacconi

Ingeniera agrónoma, egresada de la UNVM. Exintegrante del Centro de Estudiantes del Instituto de Básicas

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